Leyendas de héroes

Los cuatro estados del Sage [IX]

Empecé a caminar y el hada de fuego volvió a su anillo. La caverna no cambiaba de forma y los túneles se bifurcaban en distintas direcciones, sin rastro alguno de vida a parte de mí. Llegue a un rio de lava que se extendía hasta donde podía ver. Respire y me concentre para cambiar mi estado, cubrí mis pies con escamas de piedra mientras que el resto de mi cuerpo se mantuvo de fuego. Lo que me proponía a hacer requería de un estado de Sage cuatro, de lograrlo, podría pasar el rio, pero de fallar moriría por descontrol de los dos elementos o por drenaje de energía. Me preocupaba más la primera opción, mi poder me permitía absorber energía, pero el control de dos elementos en tercer estado hasta ahora lo estaba probando.

Volví a respirar mientras me sentía cómodo con los dos elementos al mismo tiempo. Al mover mi pie derecho extendí una porción del suelo para que me proporcionara soporte, al igual que al siguiente paso, y al seguir caminando. Después de varios minutos caminando volteé la cabeza y pude ver un fino puente de roca.

En ese momento el hada de fuego apareció en mi anillo.

ꟷ Por ahí hay una anomalía ꟷ dijo señalando hacia la izquierda.

ꟷDéjame ver ꟷ le respondí.

Había estado tan concentrado en mantener mis pies de piedra y el resto de mi cuerpo de fuego, que se me había olvidado revisar por cambios en el flujo de la energía. Y como decía el hada, apenas mire a la izquierda noté como toda la energía del rio giraba en torno a un solo punto, como si se tratara de un remolino marino; sin embargo, el magma en la superficie no mostraba cambio aparente.

Caminé hasta el centro y pude sentir como la energía del lugar desaparecía y nueva energía entraba, al parecer era un cambio constante de energía.

ꟷPor cierto, no hay forma de saber que este portal nos envié al plano al que pertenecesꟷ dijo sentándose en mi hombro.

ꟷ¿Podríamos saberlo de algún otro portal? ꟷ le dije mirando fijamente a donde la energía convergía.

ꟷNo, quienes lo saben es que ya los han atravesado.

ꟷEntonces no hay diferencia entre cruzar este y otroꟷ dije dando un paso al frente.

De inmediato todo a mi alrededor se tornó en un remolino de colores y de un momento a otro aparecí en un lugar que no se veía real. A mi alrededor había miles de islas flotantes, todas de distintos tamaños y biomas que variaban desde nevados hasta desiertos. El cielo era gris y una ligera neblina lo cubría todo. Solo con respirar pude sentir que me encontraba en un plano que no era el mío.

ꟷ¿Alguna idea? ꟷ le pregunte al hada.

ꟷCreo que conozco a alguien en esta dimensión.

ꟷ¿Nos puede ayudar a salir?

ꟷEs probable, es un ser que ha alcanzado el nivel de un sabio. Si no nos puede ayudar a volver a nuestro plano nadie lo hará y estaremos destinados a vagar por la infinidad de planos que hay hasta que demos con un portal que nos sirva.

ꟷAhora que lo pienso, ¿No podrías ir a mi plano y pedir ayuda?

ꟷNo es posible, estoy vinculada al anillo. No seré libre hasta que te mueras. ꟷ sonrió.

ꟷPues si no hay más opción, busquemos al sabio.

En ese momento escuche un rugido que me causo escalofríos. Del frente del precipicio de la isla en que me encontraba emergió una criatura que me infundio terror. El ser poseía la cabeza de un megalodonte, más tentáculos que un pulpo y cada uno de estos tentáculos terminaba en lo que parecían brazos de gorila. Era una quimera de pelaje plateado y en la forma en que se movía, pude suponer que había escalado hasta donde me encontraba.

Mi respiración estaba entrecortada, tenía miedo, muchísimo miedo; todos mis sentidos me pedían que huyera del lugar. Podía haber aprendido todo tipo de combates, podía tener poderes más allá de lo que cualquiera pudiera desear, pero el valor no es algo que aparece de un día a otro. Mis brazos empezaron a temblar y de inmediato mi estado de fuego y tierra se deshicieron.

De todas las situaciones peligrosas en las que había estado nuca me había sentido tan desprotegido. Me encontraba desnudo, temblando, lleno de miedo y con una gran sonrisa; mirando como la bestia corría y acortaba con devastadora velocidad la gran distancia que nos separaba en esta isla que consistía solo de pastizales.

Fue entonces que un fuerte dolor en mi mano me devolvió a la realidad, era el anillo de piedra, mi voluntad se había desquebrajado y mi dedo se encontraba morado. De no haberlo notado, habría terminado mutilado. Si mi destino era enfrentarme a los seres más poderosos de Tellurus, debería de enfrentarme a lo que fuera que estuviera frente a mí.

Me posicioné para enfrentar a la quimera y noté que casi no me pude mover. Los brazaletes de roca en mis brazos y piernas pesaban demasiado. Pero no había tiempo para intentar quitármelos. La criatura despedazaba la isla a medida que avanzaba. Corría no solo como un depredador, sus ojos estaban llenos de odio, de ira, de un caos y sufrimiento interminables. Empecé a absorber toda la energía que pude desde las plantas de mis pies. La quimera enterraba sus manos en la tierra y se impulsaba para adelante como bestia sin razón. De pronto, mi brazo me empezó a arder, del anillo de aire empezaban a salir hilos de viento que me estaban cortando. Me encontraba a punto de realizar algo que no quería hacer.

¿Quién en su sano juicio querría enfrentarse a esa cosa?

Las imágenes de Yaboth y Dinamo llegaron a mi mente. Solté una gran risa que relajo todos mis músculos. No quería enfrentar a la criatura, pero debía de hacerlo. No tenía el coraje de los demás, y mucho menos la osadía. Pero en mi mente estaba claro que, si quería ser capaz de salvar a alguien, tendría que luchar.

Levanté un delgado pilar de tierra frente a mí.

Lo tomé entre mis manos y lo separé del suelo.

Lo moldeé como una espada de hasta y prendí su filo en fuego.

Y me prepare en posición de ataque a la inminente llegada de la quimera.

En ese momento los brazaletes de tierra cayeron al suelo levantando una nube de polvo.

El aire del anillo de viento dejo de cortarme el brazo derecho.

Y la quimera llego...

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Hola!!!  Me muero por saber que les pareció este capítulo.