Leyendas de héroes

Derrota

El viento de media noche hizo que mi cuerpo temblara, fue una sensación incomoda, como si el clima quisiera enfatizar en la terrible escena que se proyectaba en las pantallas. Mi sonrisa incomoda ya estaba presente, pero ahora mi cuerpo empezaba a estremecerse. Inconscientemente apreté a Dinamo entre mis brazos, quien se encontraba luchando por no quedarse dormido por causa de la poca energía que le quedaba. El reciente ataque que realizo consumió gran parte de toda su energía y a dura penas podía mantener su forma corpórea.

En ese momento quise decirle que todo estaría bien, pero no salió sonido alguno de mi boca. Todo acababa de empeorar, la academia acababa de perder a dos de los miembros de su consejo: uno la traiciono y el otro, Val-Conn, el ser más fuerte de Lumen, Murió. ¿que debía de hacer en este momento? ¿ayudar? ¿escapar? Un sinfín de posibilidades se amontonaban en mi cabeza y por causa del miedo y la indecisión el anillo de roca empezaba a apretarme con fuerza, no demasiada, pero si no aclaraba mi mente pronto con mucha probabilidad terminaría con un dedo menos.

Fue cuando empezaba a preocuparme que decidí optar por lo que me pareció más lógico en el momento: reunirme con mis amigos. Por esta razón me concentre en desmaterializar lo que llevaba puesto, materializar una armadura nueva y algunas armas de largo alcance para cuando me aproximara a donde se estaba llevando acabo la batalla contra las copias de Clon. Sin embargo, en el momento en que intente hacer esto mi boca se abrió de la sorpresa y mis ojos se abrieron tanto como me fue humanamente posible. El dispositivo de materialización que planeaba utilizar se encontraba dañado. Con mis manos aun temblando y el anillo de tierra apretándome cada vez más empecé a examinar el dispositivo de materialización. Por un lado note que el daño no era tan grave y que podría arreglar las pocas piezas descompuestas remplazándolas por mímicas de piedra; pero por el otro, me tomaría demasiado tiempo, y ese era el recurso del que menos disponía. Mordiendo mi labio inferior me resigne a ir tan pronto como pudiera a donde mis amigos. Además, las probabilidades de que me pudieran dar un remplazo del materializador eran altas.

Fue entonces que me dispuse a viajar a toda velocidad hasta el lugar en donde había dejado a Sora y a Zattos, pero jamás pude prever lo que sucedería. Un rayo de fuego, tan grande como la cabeza de un humano, me golpeo entre los brazos. El rayo provenía desde el cielo, no pude notar desde que tan lejos provenía, pero su fuerza fue tan grande que me hizo dar un giro de noventa grados. En ese instante me percate de lo inminente, Dinamo había recibido el golpe directo y sin darme tiempo a reaccionar exploto con violencia entre mis brazos lanzándome hacia atrás. El rayo se detuvo y pude ver como en el suelo había quedado un hoyo tan grande que un balón de Frishond podría lanzarse con facilidad dentro de este.

Caí sentado en el suelo, tanto mi brazo derecho como la mitad de mi pecho y abdomen se encontraban quemados. El rayo solo había logrado rozar mi brazo, pero la explosión de Dinamo me había golpeado a quemarropa.

Un segundo rayo de fuego fue lanzado desde la distancia, pero ahora que me encontraba en alerta me fue fácil reaccionar a tiempo. El fuego concentrado de ese ataque paso por entre el suelo como si un pilar de roca callera sobre un lago y se enterrara ignorando cualquier tipo de fricción.

―¡Esto es indignante!― grito Lady Queen volando hacia donde me encontraba.

Una oleada de ataques de fuego cayeron desde el cielo nocturno, de mi anillo de fuego salió el hada elfica y juntando su ayuda y los reflejos que adquirí en la sala de las mil agujas pude esquivar , bloquear y desviar todos los ataques; sin embargo, uno de los ataque impacto con tanta fuerza en el suelo que me hizo perder el equilibrio y caer al suelo. De inmediato me levante, combine mies ataques de viento junto con los del hada elfica y empezamos a contraatacar. El anillo de tierra dejo de apretar y los ataques de Lady Queen dejaron de ser diversos y constantes. En ese momento exhale con un poco de tranquilidad y me prepare para absorber energía.

Fue entonces que el suelo empezó a iluminarse de nuevo, pero esta vez pude sentir distintos tipos de energía formarse en el firmamento. Las hadas de fuego que empezaban a aparecer tenían el mismo tamaño de la que me estaba ayudando, no habían sido invocadas por la elemental de fuego de Bimalen. Estaban apareciendo en este plano para acabar conmigo de una vez por todas. Antes de que pudiera hacer nada nos vimos bombardeados por ataque de fuego capaces de dejar cráteres en el suelo de por lo menos un metro de diámetro.

El escudo del hada elfica logro detenerlos pero la intensidad era tal que muy pronto una de las bolas de fuego atravesó el escudo y me golpeo en el hombro. Un grito de dolor se me escapo, pero alcance a reaccionar lo suficientemente rápido como para absorber una gran porción de la energía del ataque por lo que pude mitigar el daño. Mire hacia arriba y el anillo de tierra volvió a apretarme, no había forma de que pudiera contrarrestar tantos ataques. En ese momento decidí erguir un báculo de tierra, igual al que use cuando me enfrente a la Quimera de otro plano. Aunque esta vez, genere cuchillas de aire, con un poco de agua en su filo convirtiendo el báculo en un arma de hasta con una forma desigual que nunca antes había visto. Aunque eso era lo que menos me importaba, la había formado por necesidad y en estos momentos no podía distraerme pensando en cosas estéticas.

―Sígueme― le dije al hada elfica, cree un pilar de tierra para impulsarme y salte con todas mis fuerzas hacia donde estaban las hadas.

Me vi obligado a desviar varios de sus ataques, pero con la ayuda del hada de fuego no tuve mayor problema para alcanzar la altitud necesaria. En ese instante blandí mi arma y elimine a dos hadas.

―Desgraciado!

― Maldito!

Empezaron a gritar las hadas al ver que dos de sus hermanos habían sido asesinadas, y peor aún, que un humano las había eliminado con facilidad.

―Ya es hora de que terminemos, no quiero que nadie me interrumpa o me robe el poder de los dioses.

Interrumpió Lady Queen con un tono serio y calmado, totalmente distinto al de las hadas que la rodeaban. Expresiones de sorpresa y furia empezaban a dibujarse entre las hadas que nos rodeaban.

―¿Qué has dicho? ― pregunto una de ellas.

La elemental de fuego no le respondió, pero el hada sonrió al intuir lo que se avecinaba, pues todas las hadas de fuego ahora sonreían deformando sus rostros.

―Muere...―dijo Lady Queen ya cansada, como si todo hasta este momento hubiera sido solo un juego.

De inmediato, sus llamas se volvieron de un color escarlata intenso, y una mano de fuego gigante se formó sobre mí. No hubo forma de esquivarlo, la inmensa masa de fuego nos aplasto contra el piso como cuando se mata un mosquito.

El golpe fue tan repentino que no pude sentir ni miedo ni dolor, hasta que la mano gigante de fuego desapareció fue que note la desgarradora sensación por todo mi cuerpo, fue tal el dolor que empecé a agonizar. Casi todos los huesos de mi cuerpo se había roto, de no haber sido por los visores que no me puedo quitar mi cráneo habría sido aplastado. El hada elfica se había retirado a su anillo, que decoraba una mano deforme con dedos apuntando en direcciones no naturales.

―Descansa niño― dijo Lady Queen parándose frente a mí, en medio del cráter con forma de mano que había creado.

Cerré mis ojos entre lágrimas y sangre con las pocas fuerzas que tenía, los anillos de aire y tierra se activaron de nuevo, pero ya no había nada que hacer.

En ese momento sentí un líquido cálido salpicar mi cara. Con gran sorpresa abrí mis ojos, el líquido no me había quemado, al principio pensé que era lava, pero el olor revelo la naturaleza del líquido. Acababa de ser cubierto en sangre. Un arpón metálico y tosco atravesaba tanto el vientre como el torso de la elemental de fuego. En ese momento su fuego se apagó, al igual que la vida en sus ojos.

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Hola aquí les dejo un capítulo un poco mas largo, espero les haya gustado. 

¿De quien/es es ese arpón?