Leyendas de héroes

La guerra de los dioses

Entre al baño a limpiarme, Yaboth me hablo un poco sobre a la extraña joven con la que me había encontrado. Resultó que él había estado mirando todo desde el mordisco y al ver la inesperada situación en la que termino todo, prefirió jugar una "pequeña" broma lo que consideré realmente retorcido ¿Quién haría eso con un amigo que se esta muriendo?

Abrí la llave de la ducha, la toque con mi mano derecha y al ver que estaba caliente entre. La sangre empezó a escurrir. A la Vhighoul la había recogido uno de sus maestros unas horas después de lo que había sucedido ―Que lastima, estaban durmiendo tan felices  ― interrumpió Dinamo, abriendo la puerta del baño con todas sus fuerzas. Casi me resbalo del susto y dé la impresión de que abrieran la puerta del baño que recién había cerrado con seguro.

―Opino lo contrario, intento matar a Laxus ― contesto Shield, entrando también al baño y cerrando la puerta antes de que Yaboth pudiera meterse también.

― Pero a Laxus le gusto; además es virgen y ambos sabemos que una Vhighoul es un buen partido.

Me sonroje y casi me vuelvo a caer.

―No pude evitar que te mordiera, perdóname Laxus. Cuando la vuelva a ver de seguro la mato.

―Hey! no me ignores Shield, soy el hermano mayor.

― No va a volver a suceder, soy tu protector, soy la defensa definitiva.

―Shield que no me ignores.

― Nadie te tocara sin mi consentimiento.

― ¡Que no me ignores! ― grito Dinamo explotando en medio del baño.

Al final Yaboth tuvo que entrar al baño a sacarme, la explosión de Dinamo me tiro al suelo y me golpee la cabeza. Luego de unas cuantas burlas de mi amigo de ojos morados, me pude vestir y salimos corriendo del edificio de dormitorios.

―Laxus creo que nunca me voy a aburrir siendo tu amigo ― dijo Yaboth mientras se teletransportaba y regresaba con unos emparedados de huevo. Comimos mientras corríamos a la clase de historia, estábamos tarde, de nuevo.

                                                     *

Los cielos se oscurecieron y todo Tellurus se estremeció. Ningún dios, ni de creación ni de destrucción podía escuchar la voluntad del primero, del infinito, del que todo proviene y en el que todo termina.  El pánico como un desvergonzado duende virens se adentro y apodero de todos y cada uno de los dioses, era la primera vez que no escuchaban la voluntad del que es.

Algunos siguieron su arduo trabajo haciendo lo que creían el infinito deseaba; otros, por el contrario se dedicaron a averiguar por que el que no tiene principio ni fin había dejado de hablarles y pronto, al mismo tiempo que los que siguieron su trabajo, llegaron a la conclusión de que todo era culpa del dios creado. Sus padres al ser de diferentes naturalezas habían ofendido al todopoderoso con su unión.

Entonces estallo el cataclismo, la guerra de los dioses…

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El capítulo termina aquí porque el resto le pertenece a Historia 103, el siguiente capítulo.

Muchas gracias por leer, votar y comentar. Me emociona mucho tener cada vez más apoyo; incluso, de los lectores fantasma. XD