Humanoides gigantes

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Me llené de adrenalina, mi fuerza y agilidad aumentaron significativamente; y empecé a luchar de nuevo. Nunca antes había sentido esta sensación, no tenía miedo, pero tampoco valor. Esta tranquilo, luchando con todas mis fuerzas para lograr sobrevivir a esta prueba.

Cada vez, me movía a mayor velocidad y a medida que lo hacía se me facilitaba derrotar a los humanoides blancos. Desmaterialice el arma que tenía en la mano izquierda y retome la curación de mi herida, sentí como la corriente eléctrica que me cubría interactuaba con mi herida; pronto, ya estaba curada. Y en ese mismo instante una onda eléctrica emergió de mí y exploto llevándose a todos los humanoides blancos.

Caí al suelo adolorido y drenado de fuerza, ya no podía hacer nada. De volver los humanoides me matarían con facilidad. Me intente levantar con todas mis energías, pero solo logre arrodillarme. Al levantar mi cabeza me asombre al ver a la distancia a sora, luchando contra dos humanoides blancos, pero del doble de tamaño de ella.

Se notaba que lo suyo era la fuerza bruta; sin embargo, se movían a tanta velocidad que a duras penas le daban tiempo a Sora de contraatacar. Sus puños golpeaban el aire en armonía, ambos humanoides parecían totalmente coordinados. Un golpe al suelo, Sora se paró sobre su brazo, lo corto con su arma favorita, la Windblade, saltó para esquivar el ataque del segundo humanoide y antes de caer le corto la cabeza al que le había cortado la mano.

Sora cayó en el suelo de frente al último humanoide y lo miro dispuesta a terminar con él. En ese instante se materializaron cuatro humanoides más, del mismo tamaño que los otros. La batalla estallo en ese mismo momento.

Todo dentro de mi cuerpo me pedía que la ayudara, pero no tenía energía para para siquiera pararme. Empecé a pensar en alguna solución, si no la ayudaba ahora lo más probable seria la aparición de más humanoides hasta que la derrotaran en números. Y por más que lo intentara no se me ocurría forma alguna de ayudarla, coloqué mi mano derecha sobre mi frente con preocupación y sentí los visores que me habían dado.

Esa era la solución, me coloqué los visores y empecé a ver todas las energías en el lugar y para fortuna mía; el suelo, blanco y frio, se encontraba recubierto de una fina capa de energía mágica. Apoyé ambas manos contra el suelo y empecé a succionar energía. Volví a levantar la cabeza mientras lo hacía y miré la situación de Sora. Seguían apareciendo humanoides cuatro veces más rápido de lo que ella los eliminaba. Tenía que ir a ayudarla, cuando fui a quitar las manos del suelo un escalofrió recorrió mi cuerpo, recordé lo que me había propuesto antes, al terminar los Juegos de Genus, pensar antes de actuar.

¿Qué tanta energía debería de succionar? ¿la suficiente para ir hasta allá y luchar? Podría funcionar o solo terminar estorbando a Sora, ¿bastante energía como para potenciarnos a ambos para luchar con ventaja?, eso sería lo ideal, pero ¿resistiría ella hasta que yo recogiera la suficiente energía?

En ese momento volví a mirar hacia el piso, se acaba de tornar gris, ya no tenía magia y empezaba a desquebrajarse. Escuche un chasquido, me asuste y salte hacia el lado; instantáneamente, el suelo donde me encontraba colapso. Me levanté y sin calcular bien cuanta energía acababa de recoger salí corriendo hacia donde se encontraba Sora.

Desmaterialice las armas que tenía y materialice una ballesta, me detuve a una distancia prudente y empecé a dispararle a los humanoides blancos. Sora corta a uno por el vientre, intento rematarlo, pero otros dos lo evitaron, se movió hacia la izquierda y una de mis flechas acabo con el humanoide herido. Volteo a verme, se sorprendió e inmediatamente me sonrió antes de saltar para evitar los golpes de tres humanoides.

Su sonrisa me dejo perplejo, era hermosa pero no podía desconcentrarme, sonrojado o no toda mi atención debía estar centrada en eliminar a los humanoides blancos. La cabeza era el único objetivo que los eliminaba de un tiro, Sora lo entendió con rapidez y empezó a moverse de tal forma que la mayoría de los humanoides me dieran un tiro limpio a sus cabezas.

Pronto, dejaron de aparecer, elimine uno que estaba detrás de ella y Sora termino rápidamente con el ultimo humanoide. Volvió su cara hacia mí, movió sus provocativos labios para decir algo, pero se desmayó al instante. Me alarmé, empecé a correr hacia ella, me arrodille a su lado y desmaterialice mi ballesta.

— Sora — dije con preocupación.

Tome su cabeza, materialice un poco de agua en mi mano y le di de beber. Se despertó con un gemido de dolor.

— ¿Estas heridas? — le pregunte intentando mirar alguna mancha de sangre en su cuerpo, pero no había signo alguno de daño físico.

Se contrajo de nuevo con un sonido de dolor, colocando su mano izquierda en el vientre. La recosté en el suelo de inmediato, aparte su mano con suavidad y le levanté la camisa para ver que le pasaba. No había rastro de herida y para el colmo me sonrojé al verle el vientre, su cintura, le di una mirada a su cuerpo...

Y me golpee las mejillas con las palmas de mis manos dos veces, no era momento de admirar a Sora, algo malo le estaba sucediendo.

— Sora, dime que te pasa. No sé cómo ayudarte — dije alarmado, su energía disminuía a gran velocidad.

— Un golpe de los gigantes esos, creo que solo generan heridas internas — me respondió con las pocas energías que le quedaban y se volvió a desmayar.

¿Cómo puedo curar una herida interna? Me pregunte generando agua en ambas manos y colocándolas en su vientre. No funcionaba, su energía seguía disminuyendo, termine lo que estaba haciendo y coloque una de mis manos en el suelo. Empecé a transferir la energía del suelo a Sora, intentando lograr algo, pero no resulto y ella seguía perdiendo energía a gran velocidad.

Y cuando estaba a pocos segundos de morir, reaccione sin pensar y de forma bruta. Materialicé una daga en mi mano y le corte el vientre, un montón de sangre empezó a salir, desmaterialice la daga y con ambas manos empecé a derramar agua sobre la herida, era la única forma que se me ocurrió de curarla. Abrir una herida para que el agua curativa tocara los órganos afectados.

Luego de varios minutos y agotando mi propia energía termine de curarla y se cerró la herida de su vientre. Empecé a ver borroso por la falta de energía y me sentí mareado. Sentí que mis brazos se caerían de mi cuerpo, me fui a sentar, pero antes de hacerlo Sora se levantó con un suspiro ahogado y con los ojos aguados.

Se lanzó hacia mí con gran velocidad me rodeo con sus brazos y nuestros labios se encontraron.

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Espero les halla gustado el capítulo, todavía estoy retomando la escritura por lo que no hay un día en concreto en el que actualizare pero tengan por seguro que todas las semanas habrá un nuevo capítulo. =)

Leyendas de héroesWhere stories live. Discover now