Leyendas de héroes

Fuego verde

Un golpe, un grito ahogado y enseguida un silencio  aterrador que sepulto el sonido de los insectos y de los fantasmas de la noche que suelen salir a lamentarse. ¿Que había pasado?

Recosté a mi hermana en el suelo, sin despertarla, me senté y mientras esperaba a que mis ojos se acostumbraran a la oscuridad especial de esa noche (no había luna, estrellas ni nubes un fenómeno que dejaba a todos los que no contaran con una fuente de luz a ciegas; en otras palabras a los menos favorecidos). De pronto sentí como un escalofrió recorría todo mi cuerpo al ver que el silbido que había escuchado era de una flecha que había terminado con Levis. Entre en shock, deje de pensar, las lágrimas empezaron a brotar, ¿Por qué pasaba esto?

Enseguida se escucho un enjambre de flechas arremeter contra el pueblo, no como la primera vez, estas se encontraban untadas de aceite y prendidas  con fuego color verde. No se como reaccione, pero salte sobre Aura sin pensarlo, protegiéndola de las flechas que empezaban a atravesar la cabaña. La violenta arremetida término tan rápido como comenzó. Aura se despertó asustada y empezó a llorar, le tape la boca con mi mano y le sonreí, por alguna razón sentí que era mejor no producir ningún ruido.

Y enseguida sentí la necesidad de escapar al bosque, aquel lugar que nos prohibían de niños. Me intente levantar pero no pude, me empezó a arder el pie izquierdo, mire la cara de terror de Aura, la intente calmar pero me interrumpió el dolor de mi pierna. Voltee la cabeza, tenia una flecha clavando mi pierna al suelo, justamente debajo de la rodilla, y para empeorar la cosas mi pantalón se había prendido en fuego ¿Qué hacer?

Me empecé a desesperar, el dolor, el ardor, el terror de Aura, Levis.  Solo nos quedaba el tiempo que tardara el fuego en consumir las secas tablas de nuestra cabaña.

Un grito espantoso casi revienta mis oídos, las sabanas se habían prendido, quemándole el brazo derecho a Aura. Reaccione de inmediato, aparte las sabanas, alcé a mi hermana y con la fuerza que jamás tuve me levante y me lance contra las tablas de la parte trasera de la cabaña con todo el impulso que pude.