Las Cornett.

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En ese preciso momento viene a mi mente todo lo que viví con Felipe y el instante en que evaluaba la posibilidad de dejar todo para irme con él, me duele muchísimo está realidad. Todas estas emocionan me afectan más de lo pensado, me empiezo a sentir muy mal y aquel dolor abdominal empieza a aparecer con gran intensidad, así que me voy de urgencia al centro médico.

Por fortuna me atiende el mismo doctor, ¿Quién no se alivia con solo verlo?
Al verme me saluda por mi apellido "srta Cornett ¿de nuevo por acá?"
Me sorprende tanto que me recuerde y le pregunto como se acordó de mi apellido, me dice que una Dra compañera suya tenía ese apellido. No habian muchos Cornett en la ciudad así que pregunto su nombre y se trataba de Ligia, una prima que tenía años no veía; desconocía que trabajaba allí pero me alegra sentir alguien de mi familia cerca, así que después de estabilizarme la busqué pero no estaba de turno, le pedí al Dr si tenía el número de ella para contactarla y él me dice que ella hace poco cambió de número y él aún no lo tenía, pero que si yo le daba mi número él se lo daba a ella apenas la viera. Yo con la excusa de que quizá él olvidaría mi favor le pedí su número para llamarlo a recordarle, sabía su apellido pero le pedí su nombre completo para guardarlo y con una sonrisa en su rostro me dice, "Mucho gusto, Jerónimo Fernández."


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En ese momento quisiera ser enfermera para quedarme trabajando a su lado pero no lo soy y ya me siento mucho mejor así que ya puedo irme, no espero volver a enfermarme pero si volver a verlo Doctorcito, me digo mentalmente.
A pesar de que me regaño por no haberme hecho aún los exámenes, me ha subido un poco el ánimo así que voy de vuelta con una sonrisa a mi apartamento, con la intención de estar calmada y guardar reposo. En mi celular hay muchos mensajes de Felipe y esta vez no pienso dar larga al dolor, así que lo bloqueo y elimino todos sus mensajes sin leerlos. Me provoca hacer lo mismo con los mensajes de George, todos los días me deja un mensaje de buenos días aunque yo nunca se lo conteste, no quiero rollos con el hijo del presidente y mucho menos ahora siendo el gerente de recursos humana, inclusive por mi mente pasa rápidamente una película sobre él manipulándome con tal de conservar el trabajo y esto si que no me causa nada de gracia.

Casualmente Pedro me llama y le cuento ligeramente lo que pasó, lo invito a mi apartamento a hacerme compañía y en cuestión de media hora tocaba a mi puerta, me place mucho verlo, pedimos unas pastas a domicilio y mientras esperábamos recibo un mensaje que decía

"Srta Cornett ¿como ha seguido? Espero que este juiciosa con la medicina y la alimentación. Le comento que le conseguí el número de su prima, se lo envío, cualquier cosa que necesite, no dude en comentarme"

Entonces si tenía el número el Doctorcito, que estratega, le comento a Pedro y me dice "prefiero mil veces que te enredes con George que con un Doctor, todos son iguales, quien sabe con cuantas enfermeras tendrá rollo, ¿te gustaría eso?"

Obviamente no, pero tiene razón, es la fama que tienen los médicos así que descartado totalmente. Guardo el numero de Ligia y le escribo de inmediato, después de tanto tiempo me place mucho poder contactar a un familiar que este en la ciudad, hace rato no se de ella, de mis tíos y primos, ella me pregunta por mis padres y afortunadamente no es necesario dar tanta explicación sobre no saber mucho de ellos, pues ella si sabe muy bien todo lo que pasó, toda la familia lo sabe. Aún así promete hacer lo posible para vernos pronto y hablar bien del tema pues opina que no puedo seguir cargando con culpas que no me pertenecen.

Pero ni mis padres, ni yo, podemos opinar igual.

El elixir de Shaddia Cornett.Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora