Entre el amor y la mentira.

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Mi mundo se detiene por un instante.
¿Es cierto lo que acabo de escuchar? Me emociona tanto, que me enmudezco y solo lo abrazo, pero mientras siento su cuerpo desnudo junto al mío, una rápida pregunta llega a mi mente desmoronando aquel momento: ¿Si es así, porqué hizo lo que hizo con Anabell?

En ese momento lo suelto y le grito "¡MENTIRA!"

Él, desconcertado y sin creer mi reacción me mira como preguntando el porqué de mi expresión. Me siento tan ridícula, me levanto de la cama y le pido que se vaya, él aún sin entender me pide que le diga qué es lo que no me ha gustado, que había hecho mal para que yo reaccionara así, toma mi rostro y me pregunta "¿Acaso ha sido tan malo que te diga lo que siento?"

Me encantan sus ojos, su boca, su cara, pero con la fuerza del recuerdo de él y Anabell juntos, le digo sin contestar su pregunta, que iré al baño unos minutos y que al salir esperaba no encontrarlo en la habitación.

Me encantan sus ojos, su boca, su cara, pero con la fuerza del recuerdo de él y Anabell juntos, le digo sin contestar su pregunta, que iré al baño unos minutos y que al salir esperaba no encontrarlo en la habitación

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Voy al baño, no puede evitar que se me escapen un par de lágrimas, me echo un poco de agua en el rostro mientras pienso en si estoy haciendo bien, pienso en lo que acaba de pasar y en lo bonito que fuera si es verdad lo que me dice, pero cuestiono su forma de amar y me convenzo de que se trata de una estrategia para que yo caiga rendida ante él las veces que él decida tenerme. Son tantos pro y contra, que decido mejor no pensar en lo que me acaba de decir, ha sido una noche bastante larga, ¿Cómo pude dejarlo entrar?, siento necesitar una ducha así que voy por mi toalla.

Cuando salgo, el sigue allí, sentado, desnudo en la cama. Lo miro y él me dice descaradamente "vine por ti y no me iré sin ti."

Yo, un poco más molesta, le pido que no juegue conmigo, que no creía merecer que me mintiera, que me convirtiera en una más de sus conquistas, que yo no era ese tipo de chica, él me interrumpe diciéndome que sabe perfectamente que no lo soy y que si había ido por mí era porque realmente le interesaba, me besó la mano y me miro tan cerca mientras acariciaba mi cuerpo superficialmente, paseando su mano delicadamente desde mi cuello, deslizándose por mi brazo y devolviéndose por mi cintura, pasando entre mis senos.

Nuevamente he perdido el control sobre mí, mi piel se eriza y se sonrojan de mi cuerpo las partes donde quiero sentirlo. Esta vez, con más delicadeza, como pidiendo permiso para cada cosa que pretendía hacer, me empieza a besar y yo sencillamente no puedo evitarlo, me gusta esa sensación así que me dejo poseer una vez más.

El elixir de Shaddia Cornett.Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt