El vecino.

49 1 0
                                    


Todo esto de Bruno me ha afectado notoriamente.
No quiero ni imaginar el momento en que pueda verlo nuevamente de frente aunque me siento algo mal por ni siquiera irlo a ver en la clínica, afortunadamente hay personas muy comunicativas en el trabajo y he sabido que no fue nada grave y que ha ido mejorando poco a poco, así como también que su querida Anabell lo ha visitado con frecuencia. Bien por él.

Mal por mí, me es inevitable pensar las cosas más sucias en medio de su recuperación. Pero lo superaré.

Voy a mi apartamento y me siento en mi sofá, con la mirada perdida, como esperando escuchar el timbre y que sea Bruno buscándome; no puedo negarlo, el que haya ido a buscarme a la capital me derritió completamente, por lo visto no voy a superarlo tan rápido.

Esto se vuelve casi que una rutina para mí; durante muchas noches seguidas hice lo mismo, aun sabiendo que desde el hospital y durante su recuperación no podría llegar a mi apartamento.

Días después, me entero que lo han dado de alta, así que probablemente me lo cruce en los pasillos. En el fondo me muero por hablarle, la rabia ha mermado un poco aunque no las ganas de mantenerme firme en mi posición.

Cuando llego a mi oficina, casi que de inmediato me abarca Pedro y me invita a almorzar, sin dudarlo acepto, pienso en que es el escape perfecto para no encontrarme a Bruno.

Efectivamente eso fue, el plan perfecto, terminó el día y regreso a casa convencida de que será fácil superar todo esto si logro encontrar escapes diarios, creo que podré dejar las cosas como están y seguir con mi aburrida vida tal como venía siendo: tranquila.

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.


Al llegar al apartamento me saluda como de costumbre mi vecino Felipe, nunca había notado lo buen mozo que es. Hoy se veía particularmente interesante, vestía informal pero tenía un brillo diferente, le dije que se veía bien y me comentó que estaba de cumpleaños, yo apenada lo felicito con un abrazo, él aprovecha y me dice que irá a tomar un par de cervezas con algunos amigos y me invita a que vaya con él. Le agradezco la invitación pero decido no ir. Me despido, le deseo una rica velada pero cuando estoy a punto de abrir la puerta de mi apartamento me pregunto si haría lo mismo que todas las noches, acaso ¿pretendo sentarme una noche más a esperar que llegue Bruno?. Definitivamente No. Así que me retracto y le pido a Felipe que me regale 15 minutos para retocarme pues lo quería acompañar. Lo hice tan rápido como pude y me fui a tomar un par de cervezas con el cumplimentado y sus amigos.

El elixir de Shaddia Cornett.Where stories live. Discover now