De regreso al Bar.

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De regreso al apartamento lo primero que hago es escribirle a Felipe pero no me responde, supongo que está terminando de acomodarse. Me llega un mensaje de Bruno diciéndome que se acababa de enterar del incidente en la compañía, me pregunta si estoy bien y le digo que afortunadamente no estaba en la empresa cuando pasó, él intenta tener una conversación conmigo pero yo solo soy cordial respondiéndole lo básico, no pretendo repetir una historia con Bruno pero debo confesar que más que sentir odio, tengo mucha curiosidad por saber que pasó con el embarazo de Anabell.

Obviamente no se lo preguntaré a Bruno, por lo menos no ahora, ni por mensajes.

La soledad no es mi mejor compañera, Felipe no me contesta y ahí estoy en mi apartamento con insomnio, pensando en tantas cosas que me perturban. La distancia con mi familia es una de ellas. Decido ir por un cóctel a un bar cercano para distraerme un rato, creo que esto se convertirá en uno de mis planes antes de ir a dormir.

A la mañana siguiente encuentro mensajes de Felipe diciéndome que reubicarse no le ha sido tan sencillo, que me estaría llamando para contarme. Llego a la oficina y le pregunto a doña María, la señora de servicios generales, por el hijo del presidente, ella me dice que afortunadamente no fue nada grave, se lo habían llevado porque por haberse quedado ayudando a apagar el conato, al parecer alcanzó a inhalar algo de humo y eso le generó mareos, pero nada grave.

Transcurridos los primeros quince minutos de la jornada, convocan una reunión con todo el personal en el salón central. El presidente quiere hacer una retroalimentación de lo sucedido ayer, especialmente porque hubo personas que no reaccionaron de la mejor manera ante la emergencia, y de paso aprovecha para hacer un reconocimiento a su hijo por su valentía e intervención oportuna, así que lo llama a la tarima y yo casi caigo hacia atrás cuando lo veo. El hijo es nada más y nada menos que George Koch, el mismo hombre que se acercó a mi aquella noche en el bar, que mundo tan pequeño, creo que también sentiría algo se vergüenza cuando vea que soy empleada de su padre, así que trataré de seguir pasando desapercibida ante sus ojos, como él lo ha venido siendo ante los míos todo este tiempo.

Anabell debe estar brincando en un solo pie.

El resto del día transcurre con normalidad hasta que llega mi no anhelada hora de regresar al apartamento. Decido quedarme un rato más en la oficina e ir al bar por un cóctel mientras espero la llamada de Felipe. Convirtiéndose esto en mi nueva rutina.

En una de esas noches, se sienta a mi lado un hombre, no me inmuto a mirarlo pero su presencia me incomoda hasta que escucho su voz saludándome "hola Shaddia", era George y yo no puedo creer que recuerde mi nombre, no quiero ahora ser gentil con é...

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En una de esas noches, se sienta a mi lado un hombre, no me inmuto a mirarlo pero su presencia me incomoda hasta que escucho su voz saludándome "hola Shaddia", era George y yo no puedo creer que recuerde mi nombre, no quiero ahora ser gentil con él por el simple hecho de que es el hijo del presidente, no quiero que sepa siquiera que trabajo en la compañía de su familia, así que le respondo cortante pero él continúa hablando:

-"No pensé volverte a encontrar aquí, este plan nocturno me hacía falta, pero me tenían encerrado como bebé por lo que pasó en la empresa"

Siento en su enunciado como si él supiera que yo se lo que pasó, así que le preguntó que pasó y él responde con otra pregunta - "¿Acaso no estuviste en la reunión de esta mañana?"

George sabe que trabajo en su compañía, tuvo que haber sido Anabell esa noche, quien sabe que más le habrá dicho de mi, yo estoy con mucha vergüenza y trato de que no se me note felicitándolo por su rápido actuar. El con modestia responde:

-"La gente exagera, solo hice lo que cualquiera hubiese podido hacer, llamé al vigilante para cortar el fluido eléctrico y para que llamara a los bomberos, con el extintor apague el pequeño incendio que se formó, fue más el humo que el fuego a decir verdad, no era para tanto pienso yo, pero hay personas que no lo vieron así. Es un alivio que ya no estabas en esa oficina..."

Cada vez que habla me hace sentir más avergonzada, este hombre parece saber mucho de mi y no me nace averiguar que tanto ni porque, me siento incomoda y solo quiero marcharme pero probablemente sea mi jefe algún día, no puedo convertirlo en mi enemigo.

Y bueno, después de todo no tengo un mejor plan que este.

El elixir de Shaddia Cornett.Where stories live. Discover now