Elegir la monotonía puede darle tanto simplicidad como paz a tu vida.
Pero amar, caer, levantarte, aprender, dudar, decidir... sentir, eso es vivir.
Acompaña a Shaddía a recorrer un camino lleno de vivencias impensables para una mujer que se escondi...
El ríe y esto se ha convertido en una divertida batalla de deseo mientras conocemos la casa. Ambos estamos muy excitados y en definitiva ya es hora de quitarnos las ganas, pues ya casi es hora de sentarnos a comer con toda la familia, pero la habitación donde el desea está ocupada por su prima y sus dos hijos viendo televisión, así que se me ocurre aprovechar un pasillo apartado que noté cerca de su cuarto de vacaciones, le pido que me acompañe como si fuera yo la anfitriona, nos dirigimos al pasillo y noto que cumple función de ventilar por ventanas las distintas habitaciones, así que dudo que alguien pueda dirigirse allí, entramos y él no titubea en sacar su miembro casi de inmediato, mientras yo subo mi vestido. Me pregunta porque ya no llevo ropa interior puesta y la respuesta es más que obvia, la situación lo amerita: "hay que facilitar la tarea y esta ¡me urge!"
No soporto estas ganas que ha despertado desde que pisamos esta casa. Me apoyo sobre la pared y el me penetra rápido y duro, siento tanto placer con lo que hace, me enmudezco, siento que mi respiración se corta, el me da una palmada en las nalgas mientras me sigue penetrando y acelerando el ritmo, no quiero que pare, es lo más increíble que hemos hecho, sentimos la voz de algunas personas cerca de donde estamos pero no podemos parar, estamos sin control, mi boca se reseca, cuando creo que está por terminar me toma fuerte por la cintura como acomodándose para continuar con más energía y yo solo quisiera poder mirarlo, así que sutilmente me doy vuelta, me subo más el vestido y lo abrazo con mis piernas, esto parece nunca acabar y soy dichosa de sentirlo dentro de mi una y otra y otra y otra y otra vez.
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Su cara de placer me deleita, me enloquece como gira sus ojos hacia arriba y aprieta sus labios, Felipe me descontrola, estoy a apunto de gritar, pero la misma sensación a duras penas me alcanza para respirar, volvemos a sentir voces más cerca y lejos de invitarnos a parar, eso parece indicar que debemos ir más rápido, lo aprieto por el cuello como un último suspiro mientras él teniéndome semi-cargada lentamente va dejando dentro de mi la energía que teníamos contenida. Hemos llegado juntos, convirtiéndose en la mejor experiencia que hemos tenido...
