Elegir la monotonía puede darle tanto simplicidad como paz a tu vida.
Pero amar, caer, levantarte, aprender, dudar, decidir... sentir, eso es vivir.
Acompaña a Shaddía a recorrer un camino lleno de vivencias impensables para una mujer que se escondi...
Me cuesta hacer todo, tengo el celular descargado y las ganas de ir a trabajar son nulas. Sin embargo debo cumplir con mis deberes y enfrentar mi realidad, me duele tanto la noticia que me dio Bruno, no quisiera verlo más, casi no tengo lágrimas. Trato de consolarme recordando que igual tenía una decisión tomada con respecto a Bruno y ahora más que nunca está fuera de mi vida.
Acudo a mi trabajo y me encierro en la oficina, cierro mi puerta con seguro para no recibir a nadie, ni siquiera almuerzo y solo la vuelvo a abrir para regresar al apartamento. Allí voy, con mis gafas oscuras y mi moral por el suelo.
Al llegar al apartamento, sé que me envolveré en más lágrimas, así que antes de entrar decido tocar la puerta de Felipe, desde su cumpleaños hemos compartido con más frecuencia, cada vez nos volvemos más cercanos así que no dudo en que será un buen pañuelo de lágrimas. Me invita a pasar, lo veo algo triste, tan triste que ni siquiera nota que yo también lo estoy, al parecer ha estado tomando, preocupada le pregunto qué le pasaba y me responde que se trata de la chica que le gustaba, me cuenta que su amiga le acababa de confesar muy emocionada, que estaba saliendo con alguien, se veía destrozado.
Creo que lo suyo no era tan grave como lo mío, pero cada quien carga el peso de su dolor, trato de alentarlo pero realmente yo también necesitaba consuelo así que empiezo a tomar con él, mientras le cuento mi desdicha, él trata de animarme y en ese ton de aliento mutuo, nos acabamos la botella y abrimos una más.
Sinceramente nunca había tomado tanto, pero supongo que el dolor lo amerita, así que simplemente trato de dejar pensar, sólo tomo y sigo tomando pretendiendo ahogar el dolor con alcohol, mientras ambos lloramos y reímos de nuestra suerte hasta perder el conocimiento.
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Un rayo de sol me despierta, me encuentro un poco desorbitada, la cabeza me da muchas vueltas, después de un par de segundos logro abrir completamente mis ojos, busco mi celular y veo la hora, ya amaneció y yo apenas empiezo a reaccionar...
¿Qué rayos!? ¿Qué hago en el apartamento de Felipe? ¿En su cama? ¿Desnuda?
