Duelo

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Ya es más de media noche y yo no soporto el mareo, quiero irme a mi apartamento pero no me siento muy capaz de conducir así. Jerónimo le dice a Ligia que me llevará a casa, y ella muy tranquila se despide y sigue en lo suyo. De camino al apartamento, nos detenemos en una droguería y me compra algo para el mareo. Que vergüenza con el Doctor, ¿lo hice quedar para esto?

- Pareces ser un buen hombre Jerónimo. - le digo con mucha gratitud

- Gracias. Tu también pareces...

- ¡No no no! - lo interrumpo - no digas que yo parezco una buena mujer porque no lo soy, soy un completo desastre, todo lo que toco lo daño, soy como el óxido, mi familia, mis amigos, ¿Cuáles amigos? ¡Ni tengo! Tampoco familia, ¡por eso estoy sola! Por eso, si me enfermo me debe auxiliar un extraño, por fortuna es alguien bueno 

- Srta Cornett, al parecer no es solo el mareo lo que la aflige.

- Me aflige la vida - suspiro profundamente, como tratando de quedarme callada, creo que estoy desbordando emociones con un extraño, que vergüenza. ¡callate Shaddia!

- ¿Sabes? yo también soy psicólogo

- ¿En serio? y que hace  atendiendo dolores abdominales.

Él ríe dulcemente y prosigue explicando:

- Era un comentario jocoso, soy Doctor, pero cuando me encuentro a alguien como tú puedo ser el mejor psicólogo, tienes tantas cosas para sacar que te hacen tanto mal, y eso a lo mejor está afectando tu salud, desahógate si quieres. Mañana no trabajo, así que tengo hasta el amanecer si deseas.

- No quiero hablar.

- ¿Estas segura?

- Quiero comer.

El ríe y me da señales para volver al carro y un poco más adelante paramos en un lugar de comida rápidas. El no está muy de acuerdo en lo que vamos a pedir, pero ¿Qué podemos conseguir a estas horas de la madrugada?. Pedimos unas hamburguesas y mientras hablamos, va surgiendo una extrema confianza, comentamos de Ligia y sus imprudencias, momento que aprovecho y le pregunto:

- ¿Y tu no tienes novia o algo parecido?

- Mmm es complicado.

- Veo. O sea que no eres soltero.

- Pues que te digo, soy casado.

- ¿Casado? Eso es otro nivel. Y ¿tu esposa no se molesta porque estés tan tarde en la calle? o déjame adivinar, ¿ella cree que estás trabajando?

- Ni lo uno, ni lo otro. No le diría mentiras, pero ella no está aquí.

- Ah entonces mientras los gatos no están...

- No. Yo no soy de los que haría fiesta. Mi esposa murió hace tres años.

- ¡Uy! que pena, lo siento - Que imprudente soy.

- Descuida. verás en parte esa es la razón por la que yo no bebo, el alcohol es depresivo, lo sabes ¿cierto?

- Si - contesto aún muy apenada por mi gran indiscreción 

- Pues tras su pérdida yo me sumergí en el alcohol, y en una de esas noches pensé en quitarme la vida. No podía con la idea de no haber podido hacer nada siendo médico para salvarla. Pero Ligia llegó al apartamento, yo no le respondía mensajes ni llamadas, ella presentía que yo estaba más mal de lo que todos creían, así que llegó, llamó a los de seguridad, abrieron y me encontraron en un estado deplorable. Tu prima me salvó la vida y por eso le seré leal siempre. De ahí en adelante mi familia me ayudó mucho, no me dejaron sólo, aunque prefería estar encerrado en la habitación leyendo libros de psicología, como estrategia para superar la depresión y la culpa con la que cargaba. Ligia cree que ya lo superé hace rato, me ve reír, coquetear, bromear, bailar y cree que es suficiente, pero siendo franco contigo, dentro, aún llevo ese dolor, no es fácil superar la pérdida del ser que más he amado.

Estoy atónita y hasta el hambre se me ha quitado. No se que decir, y él lo nota así que aún en el carro continúa:

- ¡Hey! srta Cornett si le conté esto, no es para que lloremos eh?, es un duelo que viví y que está latente porque pues a pesar de que han pasado ya tres años, era el amor de mi vida. Pero te lo conté para que veas que todos tenemos un terror de historia, del que no nos place hablar.

- Es que mi caso es diferente, yo arrastré a mi familia. Las consecuencias son latentes y por eso aún me afecta.

- ¿Y crees que con siquiera pensar quitarme la vida, no arrastré a mi familia? Ellos no tuvieron paz durante mucho tiempo pensando en que lo haría. Duré mucho tiempo decepcionado de mi mismo por esa decisión tan cobarde y nada inteligente. ¿Quién creería en un médico que quería quitarse la vida?

- Se trataba de algo personal no tiene nada que ver.

- Lo tiene todo que ver. ¿Con que moral decirte que cuides de tu vida, si yo no cuidaba de la mía? Pero bueno, a final fue precisamente mi profesión la que me ayudó a salir de esa depresión. No pude salvar a mi esposa pero ¿Cuántas vidas he podido salvar?

- Bueno yo no tendría mucho que acabar la verdad, soy como un zombie, un zombie que por fortuna ya no tiene mareo.

Ambos reímos, terminamos de comer y continuamos nuestro camino a mi apartamento.

El elixir de Shaddia Cornett.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora