Capitulo #64| Mi cura

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- ¡Kate!- se desplomó delante de nosotros. Me tiré al suelo junto a ella, impactada y descolocada a sobremanera. Vi su palidez, casi como un cadaver y lo peor de todo fue el sangrado profuso que provenia entre sus piernas. Sabia que ni ella o el bebe estaban bien.

Jason llamó a emergencias a la velocidad de la luz y se planto justo a su lado y la cargó para depositar su debil cuerpo en el mueble más cercano.

-¿Qué paso?- pregunte alarmada.

Para ese momento Gideon azoto el pasillo con un grito y se acerca en cuanto la ve apartando a Jason para revisarla. Aparecio tan rapido que no lo vi venir, pero para ese momento solo pensaba en mi amiga y en su bebé.

-¿Qué haces Gideon?

-serví de medico marine.-dice apresurado.

-¿dónde esta Christian?- dije entre todo el revuelo. Él no ha venido con Gideon.

-miré la sangre en cuanto subí. Él recibio una llamada urgente de la oficina y no ha visto nada- dice revisando el estado de Kate. Abre sus ojos y palpa su vientre.

-¡¿Qué a pasado aquí?! Hay sangre...- Christian se detiene de golpe al verme con sangre en las manos, luego a Jason en el mismo estado y Gideon tratando de salvar a Kate.

Corre hacia mi y me abraza.

-¿estas bien?

- lo estoy...fisicamente. Kate...- ahogo un sollozo.

-esto no es bueno- aparte a mi novio para ver a Gideon.

-¿Qué?- lanzamos la interrogante al unísono.

-habia esto en su bolso- me lo pasa y leo la etiqueta del frasco.

-es solo acido fólico.

-pasamelo- se lo hago llegar a Jason y destapa el frasco, seguidamente toma una de las pildoras, la abre y coloca el contenido sobre su palma.

-¿piensas lo mismo que yo?- dice Gideon enviandose una mirada sospechosa entre ellos.- deben analizar los medicamentos.

-¿eh?

-es posible que el novio la haya estado envenenando con medicamento abortivo.

Cubri mi cara con las manos llena de terror y rabia.

-¿Kate te dijo cuál es su nombre completo y donde es su pasantia?

Niego con la cabeza- Lo mismo que todos. Me dijo solo su nombre. Cesar.

No puede ser. ¿Porque no me di cuenta? Ella tan ciegamente feliz. No conocia a ese tipo, nunca lo vi y como iban las cosas pensé que la primera vez que lo veria seria en la boda.

Los paramedicos llegaron tiempo después y fui con ellos. Les informe de mis supociones y cuando la atendieron la preocupación en el rostro de la doctora me invadio de pánico.

Los demás aparecieron tras unos minutos.

-¿Qué han dicho?-Jason pregunta y sus labios tiemblan al realizar una bocanada de aire.

-nada. Le estan asistiendo.- Christian acorta la distancia entre nosostros y agradezco cuando sus brazos calidos cubren mi cuerpo.

-ella va estar bien.

Ella estará bien, eso lo se, pero no se que pasará si pierde al bebé. No se si podrá soportar lo que se avecina.

-es mejor que se vayan a un hotel mientras hablamos con la policia.- comenta Gideon y creo asentir en medio de un estado de somnolencia. Aletargada, furiosa, impotente y todo un sin fin de emociones haciendo meollo en mi logramos hospedarnos en un hotel cercano a la Escala.

Eran como las cinco de la tarde, nos encontrabamos cerca del fuego de la chimenea, escondidos debajo de un mullido edredón mientras trataba de triturar un poco de fruta. Todo en vano porque la imagen de mi amiga en ese estado aún seguia perturbandome. Los chicos nos llamaron para avisar que la policia esta al tanto, que iban revisar el contenido del frasco y necesitarian nuestra declaración. ¡ja! Dos declaraciones en menos de una semana. El ataque que recibí, mi amiga...suspire. Solo quiero llorar. Me arden tanto los ojos que quisiera tener una manera más facil de sobrellevar la situación.

-¿Christian?- toque su hombro en busca de una reacción y vi que estaba profundamente dormido apoyado contra el sillón. Me levante con cuidado y caminé hacia el baño. Me encerre en el y me deje llevar por las lagrimas hasta que note las cicatrices en mis muslos y repase con la yema del dedo la que me hice en los baños de Grey House y Christian me descubrió. La sensación de cortarme de nuevo en ese mismo sitio no tardo en hacerse presente. Lo ansiaba como un niño ansia una bolsa repleta de caramelos.

Y ahogue un grito. Tense la mandíbula y cerré los ojos con una fuerza desmedida. No quiero hacerlo, no lo necesito. Christian es mi cura. Es mi...

Un golpe a la puerta interrumpe mis pensamiento.

-Ana...

Quito el cerrojo y él abre.

-¿estas bien?- se coloca de rodillas frente a mi y apartas mis lagrimas.

-si- rezongué- somos un desastre Christian.

-dime algo que no sepa ya.

Su comentario me hizo reir y por imposible que pareciera me ha hecho olvidar esa sensación a la que tanto temo. ¿Cómo es posible?

Mr. Grey (CEO #1) ©Where stories live. Discover now