Capitulo #56| Sal a la herida

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Christian, cabreado hasta la médula, interrumpe las siguientes palabras afiladas de Grace, personandose a mi lado con un tinte de preocupación en su mirada.

-¿estas bien?

Al recobrar el aliento, asenti con toda la fuerza que podia imprimir en mi rostro para que no se diera cuenta del dolor que realmente contengo y me doblega internamente por sacar una que otra lágrima.

-¡Christian!- ensombrece la mirada.

-vete de aqui, Grace.- acoto con tanta frialdad que logró calar hasta mis huesos.

-no- solté de repente sin saber porque lo estoy haciendo, tal vez porque se que es lo correcto- es tú madre. Deberian hablar- viendolos a ambos de hito en hito. Grace gruño en respuesta y se cruzó de brazos.

-no- su contestación fue rotunda. No le dio tregua alguna cuando marcó en su movil y Gideon aparecia en mi campo de visión.- Gideon te acompañará a la salida.-espeto sin verla.

-¿Qué?- su cuerpo se sacudio y asombrada y enojada por partes iguales zanjo la punta del tacón contra el suelo de mármol.

-ella es una escort. Es una prostituta que debia sedujirte y botarte por dinero- confeso antes de ser arrastrada a la fuerza por Gideon.

-detente

Su guardaespaldas lo hizo y volteando, aún en cuclillas, avistando a su madre por sobre el hombro, repuso:

-lo se todo y no me importa.

Su tono de voz y sus palabras "lo se todo" eran imperturbables y sabia que aqui rodarian cabezas en cuanto Gideon desapareciera con Grace. El pánico se apodero de cada fibra de mi ser.

Una vez que se fueron no sucedio lo que me temia. Al contrario, Christian cargo mi cuerpo hasta la habitación, y allí, cubrio mis piernas con una sabana y echo andar al balcón, donde deslizo la puerta corrediza y salio. Su ancha espalda, sus brazos contraidos y sus puños apretados envolviendo la baranda hasta un punto en que los nudillos perdieron su tono natural eran señal de presagio.

No dije nada. No quiero empeorar las cosas y él necesita aclarar la cabeza. Solo espero que no tarde demasiado, porque esta ley del hielo me esta matando.

Varios minutos más tarde, le vi volver al interior de la habitación con un aspecto poco agradable, pero menos atusado. Se quita los tenis y los tira con brusquedad al suelo, luego, subiendose a la cama y cruzandose de piernas se coloca a mi lado. Siento como la cama se cierne sobre su peso y tragué duro.

-hasta que...

-¿desde cuándo lo sabias?-espete, interrumpiendole.

-Ana...

-no te burles de mi.

-fuiste tú quien se burlo de mi y lo deje estar- su confesión llego a aturdirme y helarme la sangre.

-tú misma lo dijiste, pero sabia que habia algo más y terminé enterandome por mi padre.

Su padre es un bocazas.

-lamento que mi madre sea el tipo de persona que es, pero no lamento que te contratará- dijo tras un silencio atronador.- pero me duele que me lo hayas ocultado cuando yo me abrí a ti.

-lo siento. Dios, Perdóname. No tengo excusa alguna, pero de verdad te quiero y deseo que me quieras.-suplique en un hilo de voz, dejando mi orgullo de lado.

-cuando encuentren al malechor y este detrás de las rejas volverás a tu apartamento. Colocare a Taylor a tu disposición las 24 horas del dia- ordenó con severidad.

-si me estas echando de tu casa es mejor que me vaya ahora que no he desempacado para no seguir dandote problemas. - digo cabreada- no necesito tú lastima.

Salgo de la cama toda adolorida, los músculos entumecidos y agarrotados por el impacto. Me pongo de pie a cómo de lugar, pero antes de dar el primer paso fuera de la habitación, Christian me coge del brazo y me lleva devuelta a la cama.

-ya te dije que no eres un problema, tal vez un dolor de cabeza a lo mucho- su broma, fuera de lugar, no me cae la mas mínima gracia.

Una eternidad más tarde...

-haré la cena.- antes de bajarse del colchón rebusca su tablet debajo de la almohada.

-¿Qué hace eso allí?-arrugo la nariz.

-no he podido conciliar el sueño estos ultimos días- me lo da tras desbloquearlo.- mira algo mientras tanto.

-¿mientras incendias la cocina?- frunce el ceño aún molesto conmigo, pero logro avistar una sonrisa.

Ensimismada en lo que significaba esa esperanzadora sonrisa, Christian salió del cuarto y tan pronto como se fue, escuche un comboy de trasteros cayendo y a saber que otro desmadre. Me tente por salir, pero solo recordar que sabia acerca de mi trato con sus padres, aprete la tablet entre mis dedos y me puse los cascos que venian con el aparato. Busque en Netflix algo con que distraerme y cuando no conseguí apartar la escena de Christian, justamente, prendiendole fuego a todo, gruñi y camine hasta la cocina.

A punto de abrir la bocota para preguntar lo que esta pasando le oigo hablar por teléfono.

-eso se acabo. Te dije que lo nuestro no significo nada más que sexo y morbo...tu me dejaste por él...- suena descolocado, enfurecido y sobre todo dolido.

Endurezco el semblante.

El señor Grey se percata de mi presencia, y con disimulo, corta la llamada y guarda el móvil en su bolsillo.

-¿Qué haces fuera de la cama?

No contesto y camino hasta sentarme en el taburete.

-¿con quien hablamas?

-con nadie-masculle irrtado.

-¿nadie se llama esa mujer?

Mas y mas...sal a la herida.




Mr. Grey (CEO #1) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora