Capitulo #62| Sentimientos encontrados[+18]

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-¿va enserio?- pregunte descolocada.

-enserio.

-significa que serás castigado en cuanto lleguemos a casa.

Se encoge de hombros.

-me arriesgaré-su tono, seguro y divertido, me hicieron pensarme lo de ser suya en este instante. En su oficina y lo sucio que podría ser. Pero, ¿no seria muy...?

Mis racionalismo se esfuma cuando me tiende su mano y la tomo sin vacilar.

Hace a un lado ambas sillas y despeja el escritorio. Una vez que termina me agarra de la cintura y me arrastra hasta topar mi espalda baja contra este.

-date la vuelta- lo hago- inclinate sobre el escritorio con los brazos extendidos hacia los lados- mi cuerpo obedece ante el abrazador calor de sus palabras. Acto seguido, sus grandes manos se pasean por mis curvas y llegan a mis gluteos que bambolea con diversión. Una risa ronca sale de mi boca y casi de inmediato ordena que haga silencio. Lo que me parece imposible si sigue rozando mi trasero de esa forma.

Un gemido acompañado de una plegaria no se hace esperar en el momento que su erección palpita en muslo interno. Siento como Christian mueve su pene entre mis piernas y pienso en que momento se ha bajado el pantalón. Quiero rechistar, quiero mover mis brazos para tomar lo que es mio y meterlo en mi interior humedo y abierto para él.

-corderito...- susurra mientras recoge la falda, extiendo las piernas por inercia y recibo el extasis que he estado esperando por varios dias. La presión de su miembro me obliga a morder mi mano para no soltar un grito degollador. Una vez dentro de mi coge mis brazos y se sostiene de ellos para empezar a penetrarme.

Llenandome, embestiendome con la rapidez de un salvaje mientras goza tenerme bajo su poder, bajo su dominio empalandome una y otra vez.

De repente tocan a la puerta, despabilo de la excitación que me ha tenido cautiva, pero Christian no se detiene. No para y sigue embestiendome.

-¿Quién?- pregunta con la voz enronquecida y hago un gesto para que se detenga, pero decide ignorarme con una sonrisa picarona en el rostro.

-necesitamos hablar- la voz amortiguada de Elena atraviesa la puerta.

A Christian no parece importarle, no parece salir del trance, no quiere apartarse de mi y con su atención fijada en la erección que bombea en mi interior y luego en mis ojos, con un gesto cómplice en ellos,  llegamos al clímax, momento en que sale y tira de mi para quedar a cuatro patas enfrente de él y tirar su lefa por toda mi cara. El afamado trofeo.

-espera- tragó duro arqueandose al expulsar todo su contenido.

-¿Qué planeas?- pregunto chupandome los dedos.

-solo sigueme el juego.

Segundos después, tras lograr volver en si, limpiarnos en su baño y colocar las cosas en su sitio me acerque a la puerta y con un asentamiento definitivo abrí la puerta.

La sonrisa en su rostro desaparece al verme y creo que no se lo esperaba en lo absoluto.

-el Señor Grey la esta esperando.- la hago pasar haciendome a un lado con la puerta.

Entra con pasos decididos y toma asiento antes de que Christian pueda ofrecerselo.

-¿Qué necesitas?- la indirecta de Elena para que yo me marche no se hace esperar y se que sospecha del porque Christian ha tardado en atenderla. Sabe que es por mi y se que ha venido porque he decidido no ir a nuestra reunión.

-a solas- dice tangente.

-Ana es mi novia y no hay secretos entre nosotros.- habla con una seguridad que me enorgullece.

Aprieta la mandíbula y me mira con seriedad, pero se que en el fondo esta cabreada.

-bien, como quieras. Tuve que venir a verte para anunciar mi boda con tu hermano. Pronto seremos familia.-dijo acongojada y analizando cada gesto que realizaba su socio.

En otras palabras, además de la furia recelosa que Christian evidencia, se que no es nada bueno. Se que por sobre todas las cosas Elena sigue afectandole y esta vez, con esta noticia, ella estará más cerca que nunca de la familia Grey.

-¿mi madre acepto "esto"?- pregunto con repudio.

-esta contenta de que por fin Jack este madurando.

Carcajea sin apise de humor.

-le llevas a Jack más de diez años, Elena.

-eso no importa. Él me satisface como nadie- Christian ríe con indignación como si ella le hubiera echado una pisca de sal a una vieja herida sin cicatrizar.

-vaya, ambos son el uno para el otro. La basura debe estar unida, ¿verdad?- intervine y ella no agrego nada más que una indiferencia.

-Ana- Christian advierte entre dientes.

Resoplo porque esto no era lo que esperaba. No esperaba que él me fallará ordenandome que cierre la boca. No solo eso, su acción me hace pensar que jamás dirá que me ama porque esa palabras siempre le van a pertenecer a ella. A Elena o al recuerdo de Marissa y el hijo que perdió.

No puedo obligarle a que lo olvide, ellos siempre formaran parte de su vida. No quiero que lo haga, pero no se de que forma podria ayudarle a sanar. Siento que es mi responsabilidad hacer algo, por lo que ha hecho por mi, sin importar los errores que haya cometido y por la forma en la que nos conocimos.

-estaré en recepción.- dispuesta a hacer las cosas bien y dejar de pensar demasiado me dirijo a la puerta cuando él me detiene con un llamado.

-no. Quien se va es la señora Lincoln.

Nada más bastó para que Elena se fuera, sin antes enviarme una amenaza implicita con el solo movimiento de sus labios. Sabia a lo que se referia y lo he escuchado muchas veces de la boca de Grace.

-lo siento- dice una vez que estamos solos.

-no lo hagas. No te disculpes, no paso nada.

Salí de allí con una sonrisa, pero en el fondo estaba un poco desilucionada. Tal vez más de lo quiera admitir.

Me disculpo por hacerles esperar mucho pq estaba en examenes finales y por fin he empezado unas merecidas vacaciones después de tanto ajetreo. Gracias por su paciencia. Besos.

Mr. Grey (CEO #1) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora