Un golpe lateral con la afilada arma casi me corta un brazo... De no haberme apartado, claro. EL chico ataca incesantemente, y algo me dice que no podré esquivarlo eternamente. Un golpe me roza el hombro, y me hace un corte. El dolor me hace gritar. Empiezo a esquivar cada vez mas despacio, y eso hace que el chico acierte cada vez mas golpes, aunque consigo que pocos lleguen a ser profundos.
Una herida en mi abdomen, un corte en mi brazo, un rasguño en mi pierna... Cambio el estado del vestido al de la prenda deportiva, y eso mejora un poco mi mobilidad... Pero no lo suficiente.
"Oh dios mío... Voy a morir" Antes de que el asesino acierte un golpe, algo se materializa en mi mano y detiene el golpe de su arma. Miro lo que estoy sujetando y veo como la espada resiste la embestida de la hoz sin demasiados problemas. El color de su neblina ha cambiado, del plateado al rojo.
Empiezo a devolverle los golpes, pero ninguno acierta su objetivo. Empiezo a ver borroso, y, aún con la espada, apenas puede defenderme. El hoz cada vez esta mas cerca de mi piel... Cada vez mas cerca. Un golpe me tumba al suelo, y miro a la cara del chico, impotente, sin poder hacer nada.
-Dime tu nombre, y así sabré a quién he matado- Su voz es suave, fría, como el hielo, como la garra de un cuervo... No quiero que sea lo último que oiga... Quiero volver a escuchar la cálida voz de mi madre, la suave risa de Slig... Rezo para que todo esto sea un sueño demasiado largo y me despierte en medio de un sueño profundo, al lado de mi dragona... O todavía mejor, en mi casa, mi hogar, y que el embrollo de Hogre y Sent peleándose me haya causado pesadillas... Quiero volver a casa...
-Yo... Me llamo Salem-
-Adiós, Salem- El asesino eleva la hoja por encima de mi cabeza. Sus brazos, cubiertos casi enteramente por unos gruesos brazales de cuero y metal, se tensan con la promesa de un golpe fatal.
Miro al asesino a sus ojos, azules como el mar...
La hoz se hunde en mi pecho, luego todo empieza a ser borroso y frío... Y luego... Nada.