No lo hagas

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La mujer empieza a repartir espadas entre los que, si no me equivoco, son de rango más bajo. Los pocos de rango C y algunos del B. Tampoco hay muchas espadas, así que, como mucho, habrá unos quince chicos con ellas... Ha empezado a repartir, de menor a mayor, por, supongo, orden de habilidades.

Me pregunto si hará que se enfrenten entre ellos para valorar sus... Mi pensamiento se detiene cuando veo que la profesora se quita la chaqueta del uniforme y se queda con una camisa ligera... Realmente es MUY musculosa... Además, es lo suficientemente alta como para mirar a casi todos los chicos agachando la cabeza... Debe de pasarme tres palmos... De hecho, caigo en que soy la más baja de la clase... Pero me sorprende que la profesora piense luchar contra nosotros uno por uno... La clase durará dos horas, y somo muchos... Una lucha tan larga y sin pausas agotaría a cualquiera.

O eso pensaba... ¿Luchas largas? No. La profesora no se está con ningún alumnos más de un minuto. Esquiva los golpes con indiferencia mientras observa atentamente los movimientos de sus alumnos, que intentan inútilmente rozarla aunque sea. Cuando creo que debe de haber observado todo lo que le interesaba, se limita a dar un golpe seco en la nuca a su oponente que, o le deja inconsciente o le deja tan aturdido que no puede seguir luchando.

El grupo B da un poco más de guerra. La profesora tiene que usar la espada en un par de ocasiones, eso sí, en cuanto lo hace, termina la pelea. Parece que está un poco más contenta cuando termina el segundo grupo... Y sonríe cuando ve al tercero.

Este es el último grupo. Está formado sólo por soldados de clase A para arriba. Cojo una espada y veo que estas pesan ligeramente más que la que he cogido antes... Deben de ser de entrenamiento intensivo o algo parecido... O quizás la profesora quiere ver nuestra reacción con una arma tan pesada... No lo sé, pero voy practicando movimientos básicos solo para acostumbrarme al peso de la espada... No puedo derrotarle, ni de coña. No sin fusionarme con Eris y es algo que llama demasiado la atención como para hacerlo aquí, en un simple entrenamiento. No, la mujer va a ganarme... Pero aprenderé de ella... Sé perfectamente que, aunque no sea del todo inútil, sin Eris no puedo ganar a los oponentes de verdad.

No miro los combates. No hay nada que observar. No puedo discernir la forma de combatir de la profesora: No da más de dos estocadas por combate, y su juego de pies es tan veloz que no puedo ni verlo bien. Me limito a practicar movimientos con la espada. Hasta que le toca a Altair. No me volveré una maestra de la espada por estar así cinco minutos más, así que me paro a observar la pelea.

Es impresionante. Al ser una pelea corta, Altair lo da todo. Va tan rápido que veo como los ojos de la profesora brillan de la emoción, y su espada se mueve muchísimo más que con las demás personas... Dos minutos. Eso es lo que dura Altair. Bueno... Ha durado el doble que todos los demás.

Celeste dura dos minutos y medio. Jatte tres. Dimitri cuatro. Demis cuatro y medio... Esto cada vez me da más miedo... La última soy yo, y ahora mismo tengo el corazón en el cuello.

La profesora me llama y yo voy hacia la zona que han despejado para la lucha. Siento mis latidos en el pecho, en la nuez, en las puntas de los dedos... Nunca una pelea me había puesto tan nerviosa... Porque siempre tenía la esperanza de ganar. Ahora sé que voy a perder.

Me pongo delante de ella y adopto una posición marcial... Un montón de pensamientos se mezclan en mi cabeza y, de repente me ataca.

Esto es nuevo. Hasta ahora esperaba a que los alumnos intentaran darle y sólo intervenía de vez en cuando, pero nunca tomaba la ofensiva hasta que decidía ponerle fin a todo.

Casi no puedo ni esquivarla. La espada debe de pesar, como mínimo, seis kilos. Ella la maneja como si fuera una pluma, a una velocidad que hace que casi no la pueda ni distinguir... Definitivamente no, no puedo derrotarla sin Eris.

Intento hacer un ataque que la profesora bloquea con facilidad, mientras me examina con aire crítico. La pelea se intensifica... Gracias a la fuerza y reflejos que he adquirido con el tiempo y, no nos engañemos, la intervención de Eris, consigo alargar un poco la cosa... Llega un momento en el que el estrés de esquivar los golpes de la profesora me sobrepone y tengo unas increíbles ganas de llorar de la impotencia... Algo que casi nunca me ha pasado. Finalmente, el momento llega. Doy una estocada (Fallida) con tanta fuerza que salgo propulsada hacia adelante con ella... El peso del arma me arrastra y el impulso me hace seguir hacia adelante... Mi cuello queda expuesto y un golpe contundente con el mango de la espada de madera me deja KO. 

Todo se vuelve oscuro, y lo último que recuerdo es mi cuerpo tomando el control de sí mismo... O mas bien dicho, alguien tomando el control de mi cuerpo.

"Eris... No lo hagas"

Todo se vuelve negro y mi mente, simplemente, se desconecta y empieza a vagar por los recónditos lugares de mi consciencia.


Danza de demonios: La chica y el dragónWhere stories live. Discover now