Dejando atrás las eliminatorias

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El chico mira a Salem, aunque en realidad no sabe que ese es su nombre, todavía sorprendido por haberlo conseguido. La espada con la que ha golpeado a la chica todavía cuelga de su mano. No se cree haber conseguido pillar a la chica por sorpresa, y mucho menos darle con uno de los brazos inutilizados... Pero parece que la ha pillado distraída.

Empieza a ir hacia el recinto que simula el banco, esperando encontrarse a su compañero todavía luchando contra Altair... Pero la chica se levanta. Esto le sorprende. El golpe que le ha dado ha sido fuerte, la ha visto caer y le ha visto la cara. Estaba inconsciente. La mira, con miedo. Sabe que, con el brazo así, no podrá hacer nada... Pero la chica tiene algo nuevo... No parece la misma... No ve nada fuera de lo común, hasta que se fija en que sus ojos verdes, que tanto habían llamado la atención durante los combates, que tantos corazones habían robado entre el público, son ahora de un color rojo profundo.

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Eris mira sus manos, sorprendida. El cuerpo de Salem ahora es suyo... Es algo sorprendente... Hacía mucho tiempo que no tenía cuerpo físico... Salem debe de haber quedado inconsciente y, en medio de la batalla, el instinto de supervivencia ha hecho que su mente ceda el cuerpo a la mente de Salem para no morir... Pese a que aquí no hay peligro real.

Levanta su espada, para comprobar que aún sabe como manejar un cuerpo... Al haber tomado el control del cuerpo, y no haberse fusionado, no ha adoptado el aspecto de demonio, pero sí que tiene los ojos rojos... Quien dijo que los ojos son las ventanas del alma no iba tan desencaminado.

Eris se acerca al chico y le deja inconsciente con rapidez. Ni siquiera ella se esperaba ésto, pero lo mejor será ayudar a Salem, pero sin llamar la atención... Al menos no mucho.

El público aclama la vuelta de la chica de ojos verdes que tanto aman. Sólo los espectadores más atentos consiguen ver el destello rojo de sus ojos, como dos gotas de sangre congeladas, pero demasiado pocos la dan importancia, y tampoco demasiada.

Eris camina, bastante perdida. Sabe cómo mover un cuerpo, pero hace demasiado tiempo que no lo hace... Cosas simples como la coordinación o el equilibrio ahora le cuestan un poco más de lo normal... Da igual. Para cuando las necesite, ya las habrá dominado.

A media calle, se topa con la intensa pelea entre Altair y el otro chico. El ladrón parece cansado. Eris se fija en sus movimientos y ve que debe de estar acostumbrado a peleas intensas, sí, pero cortas. Pese a que el chico de la espada tiene que hacer más esfuerzos para mover su arma, parece tener una condición física poco menos que excelente, por lo que en este momento Altair parece no estar muy favorecido.

Eris intenta acercarse, pero el chico la ve de reojo y empuja a  Altair para poder enfrentarla. El golpe lateral la pilla desprevenida, pero lo bloquea por puro instinto. Su mente reacciona ante la batalla con una velocidad envidiable. Las molestias de su cuerpo desaparecen y su cara adopta una expresión marcial. Altair, sabiendo que no podría hacer nada, simplemente se limita a observar.

Una sucesión interminable de espadazos hace que salten chispas de los metales chocantes. Las armas se mueven como serpientes, intentando morder al adversario con dientes punzantes. Sin embargo, el chico no puede compararse a Eris. Tiene demasiado poder, demasiada experiencia, demasiada fuerza. Una brutal estocada le arranca la espada de sus manos y la diablesa le pone la hoja de la suya en el cuello antes de que tenga oportunidad de moverse siquiera un milímetro. Sus ojos brillan con la intensidad de una hoguera roja.

El público parece haber estado aguantando la respiración los últimos minutos, y estalla en gritos y aclamaciones en cuento la chica consigue la victoria. Muy pocas veces los ladrones consiguen ganar en las pruebas, y mucho menos las ladronas. Los apostadores astutos cuentan los billetes ganados, mientras que los que había apostado sobre lo que ellos creían seguro ahora se llevan las manos a la cabeza.

Eris siente su cuerpo desfallecer. La pelea ha terminado, y la consciencia de Salem empieza a agitarse en su interior, reclamando el control de su cuerpo. La chica cae de rodillas y, nada más tocar el suelo, vuelve a ser una entidad etérea, inexistente dentro del plano físico.

Cuando el cuerpo de Salem abre los ojos, estos vuelven a ser de color verde.

-Hemos ganado...-

Salem dice esto para sí mismo, para ella y Eris, pero Altair le responde mientras le ayuda  levantarse. 

-Sí... Lo hemos hecho...-

Salem consigue sostenerse de pié mas o menos y cuando levanta el brazo el público parece explotar. 

En poco tiempo, unos guardias aparecen para guiarles hacia el interior de la academia, donde se realizarán el resto de pruebas, de naturaleza desconocida para todo el mundo.

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Fragmento del libro "Reglamento de la academia de entrenamiento de cadetes" Capítulo 1: La entrada:

"Los aspirantes deberán de pasar las pruebas eliminatorias abiertas al público para acceder a las conocidas como categorizantes, es decir, aquellas que decidirán su rango dentro de la institución misma. La posición de los alumnos en la categoría será decidida por la asignación de puntos, la cual será realizada por órganos imparciales totalmente ajenos a los aspirantes. La asignación de puntos girará entorno a distintos valores, concretamente los siguientes: Adaptación, combate, compañerismo y protección, restándose puntos cuando los jueces lo crean conveniente"... "Un aspirante puede presentarse a los exámenes hasta tres veces a no ser que presente un justificante aprobado por el sagrado tribunal de la corona, lo cual anulará uno de los intentos fallidos dejando la opción de presentarse hasta cuatro veces más"



Danza de demonios: La chica y el dragónWhere stories live. Discover now