Ve con cuidado

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Coro hacia mi habitación y me pongo la armadura. Antes, cuando nunca me había puesto una, el espectáculo de piezas entrelazadas me sobrepasaba, ahora, después de familiarizarme con ella como si se tratara de mi propia piel y de ver otras armaduras y otra gente poniéndoselas, puedo observar que, en realidad, la mía no tiene tantas piezas, su flexibilidad es muy cómoda y ayuda en la colocación. Ahora me la puedo colocar en dos minutos. 

Al cabo de un rato, salgo de la habitación enfundada con la coraza agónica, con la espada enfundada en mi cintura y el casco bajo mi brazo. Me siento como si estuviera enfundada dentro de una media gigante.

Corro hacia el área central y llego cuando un pequeño grupo de gente ya parece dispuesto a subir por las escaleras. Justo a tiempo, supongo. Celeste y Jatte me miran con extrañeza.

-¿Por que te has puesto la armadura?- Dice Jatte. No había caído en que todo el grupo lleva ropa normal. Supongo que me debo de haber acostumbrado a ponérmela cada día... Nunca sabíamos cuando tendríamos que salir, así que siempre llevaba armadura, arma y procuraba tener a mi dragona cerca. ¿Podré sacarme este hábito de encima? Supongo que todo es acostumbrarse... Aunque con nuestra actual situación, lo mejor es no relajarse.

-Tal y como estamos, es mejor no relajarse... Aunque reconozco que ya se ha vuelto una costumbre para mí...- Suelto un suspiro y empiezo a subir las escaleras. El resto me sigue.

"Salem... Te dije que esta armadura era poderosa. Ve con cuidado, dudo que llegue a liberar todo su poder, pero en ese caso no podrías controlarla" La voz de Eris irrumpe en mi mente con un tono preocupado.

"Tranquila, empezaré a usarla menos. No es precisamente muy discreta. Supongo que cuando todo esto acabe podremos ir a devolverla a su lugar"

Eris no dice nada, pero veo como su consciencia emana acuerdo y calma. En poco tiempo llegamos delante de la puerta del despacho de Selene. Hacía mucho tiempo que no veíamos esta puerta... Cuando alma dejó de funcionar, esta parte del castillo se quedó sin energía, y los profesores consideraron que reconducir la energía del resto del castillo era un esfuerzo inútil, así que simplemente se trasladaron. Ahora, parece que todo puede volver a la normalidad.

Abro la puerta. Mierda, hoy tampoco he llamado. Bueno, que no se pierdan las buenas costumbres.

Cuando todos hemos entrado veo que Selene está sentada mirando un enorme mapa que representa con todo lujo de detalles la capital y las zonas adyacentes. Veo que nuestro colegio es por lo menos tan grande como una octava parte de la ciudad. Impresionante. Pero eso no quita que la capital tenga una muralla considerable que, lejos de ayudar a sus habitantes, ahora nos molesta demasiado. Sin ella, al menos podríamos atacar por todas partes a la vez y causar un caos entre el cual podríamos escabullirnos.

-Chicos, tenemos que hacer nuestra la ciudad en menos de seis meses- Selene nos suelta esto sin dejar de mirar el mapa con seriedad.

No me esperaba un ultimátum tan pronto.

-¿Se puede saber porqué?-

-En esta escuela somos, entre alumnos y profesores, unas mil personas. Tenemos provisiones y métodos para hacer que duren bastante, pero eso no quita lo obvio: No somos autosuficientes. Dependíamos de los alimentos que la capital y otros lugares nos pasaban periódicamente. Por suerte, la invasión coincidió con el día después del último envío. No tenemos tiempo suficiente como para preparar la tierra para los cultivos y hacer crecer las plantas. Las cosechas dependerían demasiado del tiempo exterior y el campo mágico de la escuela podría llegar a alterarlas... Hemos hablado de ello y no teneos ni idea de cómo hacerlo para conseguir comida. Con los recursos del bosque aguantaríamos una semana, y no sin devastar el ecosistema. No, no podemos ser autosuficientes en tan poco tiempo. Para eso, deberíamos de haber recuperado todo el terreno nada más haber sido invadidos, y aún iríamos justos. Dependemos del sustento del país entero, y dudo que Tánatos nos lo ofrezca amablemente... De echo, me sorprende que no haya venido a matarnos ya... Tenemos que empezar a llevar a cabo distintos planes de infiltración ahora mismo. Tenemos pocos efectivos reales, no quiero arriesgar la vida de los alumnos, así que sólo he traído a los que tenéis experiencia real en el combate. Os alistaréis a la guardia de la ciudad haciéndoos pasar por chicos de pueblo que acaban de mudarse y necesitan el sueldo. No creo que tengáis problemas con la instrucción... Pero no llaméis la atención. Nos comunicaremos periódicamente y con mensajes crípticos, simples y cortos, no quiero que un canal al descubierto nos pueda fastidiar todo el plan... Vuestro objetivo es ascender lo más rápido que podáis, para facilitar la entrada del resto de nuestros efectivos llegado el momento-

El plan es simple, pero es el menos arriesgado: No nos lo jugamos todo en un solo día, podemos retirarnos llegado el momento y tenemos distintos soldados metidos en ello. Los profesores y el resto de los adultos deben de estar fichados, por lo que lo mejor que podemos hacer es dar uso a los alumnos, que se verán como simples novatos. Novatos muy talentosos, eso si.

En dos días nos preparamos. Empaquetamos lo que creemos que unos chicos de pueblo mudados a toda prisa deben de llevar encima. No puedo evitar mirar con tristeza las flores, sabiendo que no las puedo llevar, aunque camuflo el colgante de mi madre como si fuera de simple madera tallada. Espero que no llame la atención de esta forma. En la guardia de la ciudad dejan que los novatos lleven sus armas, aunque las custodian durante la formación, así que también escondo la espada bajo la apariencia de una Claymore normal y corriente. Mi armadura ahora parece una simple coraza, algo abollada, pero aún funcional.

Llego a la entrada con mi bolsa, ahora bajo un conjuro que la hace parecer una mochila de tela de saco, cargada de ropa y algo de comida. Voy vestida con la ropa que traje de mi pueblo, pero llevo el vestido que me regaló Luften en un bolsillo oculto... Su capacidad de metamorfosarse me puede llegar a ser útil.

Me encuentro con el resto de alumnos recibiendo instrucciones de Selene. Iremos por separado, un grupo tan grande llamaría la atención y ya nos encontraremos en la instrucción.

-Tendréis que fingir que no os conocéis... Pero intentad volveros cercanos una vez dentro. Es mejor que mantengáis el contacto-

-¿Que pasa si nos asignan a distintos batallones?-

-Krig trabajó como instructor durante bastante tiempo. Aunque os asignen a distintos lugares, la mayoría de entrenamientos se hacen de forma conjunta, así que tarde o temprano os encontraréis- Selene responde esto mientras reparte unos cuantos collares entre los asistentes. Cuando me da el mío, veo que la pequeña bola de cristal que pende del hilo es un pequeño transmisor.

-Con esto contactaremos cada sábado a las ocho de la tarde. A esa hora los soldados tenéis tiempo libre, así que no tendríais que tener problemas. Aún así, para anular la transmisión solo tenéis que susurrar zitash.  Ahora, iréis a la ciudad por distintos puntos. Teletransportaros hacia las afueras y dividiros en tres grupos. Separaros antes de llegar a la vista de los guardias. Obviamente, no podemos acompañaros. Buena suerte-

Después de este breve despido veo como todos mis compañeros empiezan a desvanecerse en el aire. Yo hago amago de hacer lo mismo, pero antes de eso, Selene me pone la mano en el hombro.

-Ve con cuidado, Salem. Tánatos no conoce tu aspecto, pero sabe que existes. No reveles tu verdadero nombre bajo ninguna circunstancia, ¿De acuerdo?-

-Yo... De acuerdo. Iré con cuidado-

Selene sonríe ligeramente y aparta la mano, pero yo ya no estoy ahí para verlo.


Danza de demonios: La chica y el dragónWhere stories live. Discover now