Una decisión que hay que tomar sola

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Otra vez, en demasiado poco tiempo. Ha vuelto a pasar. Eris mira sus manos y ve que el cuerpo de Salem vuelve a ser suyo... En demasiado poco tiempo.

"Salem está perdiendo el control de su propio cuerpo. La presencia de otra consciencia dentro de a suya propia está empezando a alterar la capacidad de autocontrol... Si no estamos fusionadas en poco tiempo, podemos llegar a depiezarnos... O peor... A morirnos..."

Eris hace que el cuerpo de Salem recupere el equilibrio y la profesora le mira, sorprendida.

-Vaya... Hace mucho que un alumno no soporta uno de mis golpes directos al cuello... Como mínimo quedaban aturdidos... Nada mal para ser una clase S.

Eris no sabe que se supone que debe de hacer. Antes, en el estadio, la decisión era sencilla: Ganar. Aquí, que una alumna derrotara a una profesora que (Por lo que ha estado observando es bastante fuerte) llamaría la atención de forma indeseada... Debe perder... Pero cambiar drásticamente su estilo de lucha llamaría la atención de la profesora misma... Estos combates no son una ostentación de poder, la mujer observa detalladamente la forma de combate de cada uno de los alumnos para actuar en consecuencia durante los entrenamientos... Tiene un sentido nato para observar las peleas y un cambio de estilo le alertaría como mínimo... Al igual que dejarse ganar. Eris está en una encerrona.

La profesora vuelve a atacar, ahora con un rebuscado ataque lateral. Eris lo ve casi realentizado... Se ha visto atacada por golpes muchísimo más rápidos y fuertes... Esquivar esto sería casi imposible para Salem, así que se limita a bloquearlo. Con demasiada fuerza. La espada de la profesora rebota contra un rígido agarre que hace que el arma supere su punto de flexión y se rompa con un chasquido desagradable. El trozo de arma hace un ruido sordo al caer al suelo.

La profesora se detiene por un segundo a observar el hasta de su espada rota y, en un movimiento instintivo, Eris le pone la espada en el cuello.

Ahora la mujer le mira con ojos fríos y esboza una leve sonrisa. Aparta el arma de su cuello y se acerca a la alumna hasta que sus labios casi rozan su oreja.

-Mmmm... Así que lo que decía Krig era cierto... Eris. Hija del demonio guerrero más poderoso jamás existido... No te recomiendo hacer esto en otras clases... Pero felicidades, supongo. No tardaran en correr rumores sobre ti por este lugar... Te recomiendo visitar el templo de Caribdis que tenemos en el rincón del patio, ahí hay algo que creo que te puede interesar... Ah, por cierto, suerte con tus futuras peleas... Los alumnos avanzados DE VERDAD no tardarán en interesare por ti... Si no lo han hecho ya, claro... Te espera una semana de retos que espero que ganes, chica diablo, porque perderlos te va a suponer problemas... Contad la una con la otra, si hace falta sed una, pero no vayáis por separado, porque eso comportará vuestra propia destrucción... Buena suerte, Eris, buena suerte, Salem. Vais a necesitarla...-

La profesora vuelve a alejarse de Eris que mira confusa como ésta se va de la clase. Nadie dice nada. Todos se limitan a irse en cuanto el timbre que indica la hora de comer vuelve a sonar. Fin del entrenamiento.

Eris se acerca al grupo de amigos de Salem, pensando en que es lo que habrá en el templo de Caribdis... Tendrá que ir a averiguarlo después de comer.

Parece que Celeste va a decirle algo a Salem, pero no tarda en darse cuenta de que quien tiene delante se encuentra lejos de ser su amiga.

-Tú... ¿Quién eres?-

La sala ya se encuentra casi vacía. Solo Dimitri, Jatte, Demis, Bía y Celeste están dentro, escrutando con ojos atentos a la persona para ellos desconocida que tienen delante.

-Yo... Mi nombre es Eris-

Todos contienen la respiración durante un momento.

-Así que... Por fin nos vemos- Dimitri mira a la diablesa con seriedad, buscando algo que la distinga como tal... No parece encontrar nada hasta que ve unos ojos profundos, del color del sol al atardecer.

-No, yo... Este no es mi aspecto de verdad. Sólo estoy ocupando el cuerpo de Salem. Este está muy lejos de ser mi aspecto de verdad.-

-¿Os... Os quedaréis así para siempre?-

-No. Salem ha perdido el conocimiento en cuando la profesora le ha dado el golpe en la nuca. Su cuerpo, por puro instinto de supervivencia, me ha cedido el control de su organismo a mí. En cuanto la mente de Salem vuelva a estar operativa, recuperará el control de su cuerpo-

Todos sueltan un suspiro de alivio.

-Y... ¿Ahora qué?-

Eris piensa un poco la respuesta a esa pregunta con cautela, ponderando todas las opciones con delicadeza.

-Si lo que me ha dicho la profesora es cierto, no tardará en venir a mi un ejército de alumnos agraviados... Creo que muchos de ellos deben de haber sido derrotados por ella, y les enfurecerá saber que yo le he ganado. Lo más prudente sería perder todas las peleas pero...-

-No puedes- Dimitri corta su discurso en cuanto oye la palabra "Perder". Eris se para a mirarlo, con aire interrogativo.

-La academia expulsa a los alumnos que pierden más de dos duelos seguidos. Si algún chico viene a enfrentarte, tendrías que ganar, si no, serás expulsada dentro de poco... Creo que tenemos que llevar el plan hacia adelante. Dentro de tres semanas habrá un torneo para ofrecer puestos de oficial a los alumnos más prometedores. Normalmente, los de primero no participan, pero no está prohibido... Se ofrecen doce puestos,  cuatro de capitán, tres de comandante, dos de teniente coronel, dos de coronel y... uno de general. Este último no se suele otorgar, ya que va dirigido a los aspirantes que hagan un puntaje perfecto en todas las pruebas... Y eso sólo ha pasado tres veces en toda la historia.-

Todos miran a Eris. Está muy claro lo que quieren decir con esa mirada. Incluso Demis, normalmente de naturaleza más bien descontrolada, respetaba a Salem, y no parece dispuesta a afrontar a Eris.

Eris se sienta en el suelo del gimnasio y suspira.

-Si no me fusiono con Salem en la próxima semana moriremos. Me hacía esperanzas de que podría alargar ésto un poco más, que si no lo hacíamos mi alma simplemente volvería a la dimensión infernal... Pero ahora veo que no. Hemos llegado a un punto intermedio fatal: Nuestras almas aún no están fusionadas, pero se encuentran entrelazadas de una forma tan compleja que no pueden separarse sin causar daños fatales... Si lo hacemos, Salem desaparecerá, yo desapareceré... Crearemos otro ser, vivo, con nuestros sentimientos, nuestros recuerdos, nuestras ideas... Seremos nosotras, pero ya no volveréis a ver a vuestra amiga... Su familia no volverá a ver a su hija... Puede que ella no quiera hacerlo, lo entendería... Pero, por favor, haga lo que haga, decida lo que decida, no intervengáis. Es algo que ella debe de hacer sola...-

Todos se quedan en silencio. La tensión del lugar es tan grande que parece que el aire podría cortarse con el filo de un cuchillo.

Eris se levanta y va hacia el comedor. El resto le siguen. Comen en silencio, viendo como las miradas poco o nada disimuladas se clavan sobre ellos, sobre Eris, concretamente. Hacía décadas que un alumno no derrotaba a un profesor, y nunca en la primera clase. Ahora nadie piensa que no merezca el rango S, pero ahora está empezando a llamar la atención de personas demasiado peligrosas. Desde la otra punta de la sala, casi escondido de las miradas de la gente, un grupo de alumnos de último curso miran a la chica, ponderando distintas formas de derrotarla. 

Pese al habitual ruido ambiental, el comedor también está tenso hasta que la chica se levanta y se va. El ambiente parece relajarse cuando hace eso. Nadie sabe dónde va, puede que ni ella misma, pero sus pasos se dirigen de forma lenta y silenciosa a un pequeño templo a las afueras del patio de armas. Ahí, una enorme escultura de piedras negra como la noche se alza, esperando de forma paciente la visita más importante que habrá recibido jamás.

Danza de demonios: La chica y el dragónWhere stories live. Discover now