Mapa incompleto

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Luften me enseña metros y metros de pasillos, aulas, pasadizos secretos... Pero me asegura que no me ha enseñado ni una centésima parte del castillo, que tiene, además, miles de lugares secretos que muy poca gente, o nadie, conoce.

-Hay distintas clases, como en un colegio normal, y la clases "concursan", por decirlo de alguna forma, entre ellas. Tienen un mapa del colegio donde sólo aparecen las cosas conocidas por todo el mundo, y, a lo largo de el curso, van añadiendo aulas, pasadizos y muchísimas cosas mas. De echo, se han creado grandes rivalidades entre clases por ese tipo de cosas...-

-Y dime, profesor, tú descubriste mucho, ¿No?-

El elfo sonríe, y adopta un aire altivo y me responde:

-Fui uno de los mejores buscadores de toda la historia del colegio, rellené kilómetros de mapa y...-

-Anda ya, exagerado- Digo mientras me río.

-Si, de echo... Siempre llevo encima un...- Veo como el elfo hurga en sus bolsillos, hasta sacar de uno de ellos una pequeña pieza de madera color caoba. Pulsa un pequeño botón que se encuentra en uno de los lados, y una proyección del colegio aparece delante de nosotros. 

-Piso tres- Recita el elfo en voz alta, y la imagen del castillo se secciona en partes, una de las cuales se amplia. Veo delante de mí un mapa elaboradísimo, con una caligrafía perfecta indicando lugares secretos y, mas importante aún, como entrar en ellos.

-Vaya...-

-¿Lo ves?- Me dice el elfo con un tono medio burlón medio orgulloso. La proyección del castillo vuelve al interior de la pequeña pieza de madera.

-¿Cuantas personas han trabajado en este mapa?- Le pregunto, mirando la pieza con asombro.

-Este mapa estaba, en realidad, a medio hacer en cuanto me lo encontré en cierta sala... Supongo que habrán trabajado muchos en él, pero si solo contamos la gente de mi clase... Unas cien personas-

-¿Las clases tienen cien personas?- No quepo en mi asombro.

-Pero a ver,¿ tu cuanta gente crees que vive aquí? Hay centenares de alumnos, claro que hay tanta gente en las clases, pero hay que tener en cuenta que estas incluyen todos los cursos, no harás clase con todos ellos, si no con, mas o menos, una veintena- Dice él como si fuera lo mas obvio del mundo.

-Mmmm... Vale... ¿Pero tu sabes lo que es este trasto?-

-Después de terminar los estudios lo investigué un tiempo, es una mezcla de proyector y mapa cambiante, lo cual es una ventaja, ya que puedes añadir cualquier cosas desconocida al mapa sólo con caminar por lugares inexplorados. Si caminas por un lugar que no está en el mapa, este se añadirá automáticamente.-

.-Eso es...Impresionante... ¡Pero eso es trampa! ¡No todas las clases tienen un proyector así, claro que ganó vuestra clase!-

-¡Ya! ¡Pero bueno, ellos no lo saben!- Dice el, medio justificándose.

-¿Quiénes son ellos?-

-Pues los profesores que avaluan los mapas.-

-Ah, ¿Es algo oficial?-

-No, pero se lo pedimos y accedieron-

-Ah, vale, pero si no lo sabían, significa que hiciste trampa-

-¿Que clases de respeto a tu profesor es ese?-

-¡Anda! ¡No cambies de tema! Lo que te pasa es que no quieres admitir que...-

Luften me laza algo al aire, y yo lo cojo sin mucho esfuerzo. Miro a mis manos y veo la pieza de madera en mis manos.

-Anda, si te callas, te lo dejo-

-¿Eso no sería hacer trampa?-

-¿Desde cuando te importa...-

Cierro la mano alrededor del trozo de madera y sonrío.

-Era broma. Me lo quedaré, intentaré sacarle incluso mas provecho que tú-

El elfo pone cara de exasperación.

-Ya me estoy arrepintiendo de lo que he hecho-

-Anda, no puede ser tan malo...- Digo,  haciendo saltar la pieza en mi mano. Pienso sacarle mucho provecho a esto. Será un curso divertido.

-Si tu lo dices...  Venga, te enseñaré el comedor, aunque no comerás allí hasta que empieces a estudiar aquí de forma oficial. Es decir, mañana.-

Caminamos hacia una puerta enorme, paralela a la puerta principal, aunque no tan gigantesca como ésta. Y Luften hace que una puertecilla dentro de la misma puerta  se abra con un gesto. El salón que se abre delante de nosotros es impresionante.

Es enorme, como cabía esperar después de ver su puerta, y su techo muestra un cuadro gigantesco de criaturas mágicas en todo su esplendor en movimiento. Veo como un dragón plasmado en pintura echa una potente llamarada, para desaparecer detrás de una nube un segundo después. Siete mesas larguísimas llegan hasta el final de la estancia, aunque ahora no se encuentran muy llenas, precisamente. 

-Ahora mismo los alumnos se encuentran  en sus casas, sólo unos pocos se quedan aquí por vacaciones, la mayoría van con sus familias durante el verano-

-Ah, entiendo, ¿eso significa que podré visitar Manniskor durante el verano que viene?-

-Claro, no es muy bueno mantener a alguien alejado de su familia durante tanto tiempo, así que dentro de menos de un año, les volverás a ver.-

-Me alegro por ello-

-Y yo por ti-

-Dime, Luften, ¿Tu visitas a tu familia?-

La cara del elfo cambia completamente. SU expresión relajada y cordial se convierte en una tensa y triste, un tanto melancólica.

-No, yo no...-

-Tranquilo, no hace falta que me lo expliques si no quieres hacerlo- Le digo, sorprendida por su reacción. 

El elfo traga saliva y murmura un agradecimiento. Me pregunto que habrá pasado con su familia... 

Luften recupera la compostura y empieza a hablarme como si nada hubiera pasado.

-Bueno, ahora que ya has visto el comedor, seguro que tendrás hambre, ya casi es la hora de la cena, así que te llevaré a una habitación provisional...-

-¿Provisional?-

-Sí, cuando os asignan una clase, o casa, o grupo, o como quieras llamarlo, esta tiene una ala del castillo para ella sola. Normalmente es la parte con mas detalle en su mapa final, pero tú aún no tienes casa, por lo que dormirás en una habitación para los no iniciados-

Nos dirigimos hacia fuera del comedor otra vez, y el elfo gira a la derecha tan buen punto salimos del comedor, dirigiéndose a un pasillo mediano sin nadie dentro de él.

Seguimos nuestro camino a través del pasillo, el cual tiene numerosas puertas de madera a lado y lado, hasta que Luften se detiene y abre una de ellas con una llave hasta ahora escondida en su bolsillo. La habitación es mas grande que el comedor de mi casa, aunque tiene un aire mucho mas austero, con sólo una cama, una mesa de noche y un sillón acolchado.

Luften llama a la pared, y aparece de la nada una bandeja con un plato de estofado de ternera humeante, una rebanada de pan blanco y una jarra de agua con su respectivo vaso. No tengo mucha hambre, precisamente, pero me lo como todo, porque esta delicioso. Termino llenísima, y veo como el elfo dormita en el sofá, mientras que yo me encuentro sentada en la cama. El sueño viene a mí como una dulce manta que me arropa, y antes de dormirme me cubro con la sábana y caigo dormida en sueño profundo, sin soñar en nada, con mi mente totalmente en blanco, flotando en el vacío. 







Danza de demonios: La chica y el dragónWhere stories live. Discover now