Muro y termita

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Le doy una patada al muro, frustrada. Un dolor agudo se extiende por mis dedos, pero se pasa en seguida. Las lágrimas que bajan por mis mejillas no son de dolor. Nunca me había sentido tan frustrada...

¿Cómo he podido confundir a uno de mis mejores amigos con una bruja enemiga? ¿no debería ser capaz de reconocerle?

Miro a la barrera dorada que resplandece, burlona, en medio de la semi-penumbra del pasillo. Hago memoria de lo poco que sé sobre conjuros aprisionadores.

Hay de distintos niveles (Que sorpresa), los más débiles o duran muy poco o se deshacen con pocos golpes. Las características de los más fuertes son un grosor considerable, un ligero brillo y, o bien una dureza brutal que hace que una embestida contra él pueda provocar huesos rotos, o bien una semi-flexibilidad que le otorga la capacidad de amoldarse ligeramente al arma o cuerpo del atacante.

Miro otra vez la barrera. Gruesa. Brillante. Flexible. Mierda... El profesor no se molestó en explicarnos cómo se deshacían. Supongo que tampoco supuso que podríamos llegar a necesitar saberlo... 

Intento clavar la espada de forma perpendicular en el muro, intentando reducir la zona de daño, pero aumentando la presión. Parece que funciona. Siento como si la espada se clavara de forma muy lenta en la barrera. Me imagino la hoja cortando la pared, como si fuera un enorme bloque de goma. Pero no. De forma inesperada, soy lanzada hacia atrás bruscamente.

Consigo no perder el equilibrio, y veo como la barrera parece retorcerse desde el interior, como si la energía que fluye para sus adentros se viera alterada de forma brusca. En unos segundos, recupera su estado de normalidad. Nada. Ni una muesca, ni un corte, ni una imperfección.

-¡Salem!-

Me giro para ver quién me ha gritado, y veo que Gnist sale de entre la multitud. En su hombro un lechuza azul me escruta con ojos dorados. Emite un especie de bufido, supongo que intentando ser amenazadora, pero después de eso adopta una pose ofendida y me mira por encima del hombro... Vaya, no sabía que las mascotas eran tan repelentes.

-Gnist... Se me había olvidado  que tu también eras del grupo "S"... No me esperaba nada de esto... ¿Tienes alguna idea para salir de aquí?-

-Se me ha ocurrido algo... Pero puede llegar a ser muy peligroso... Para ti-

-¿Cómo?-

-Las barreras ofrecen un espacio cerrado donde encerrar a los enemigos... En esta dimensión-

-No te entiendo-

-Claro, el estudio de magia y seres interdimensionales no se empieza hasta segundo, y se profundiza en tercero... Hay conjuros que permiten al mago interactuar con otras dimensiones y llegar a cambiar de forma sutil la nuestra propia... Es largo de explicar... Los conjuros interdimensionales requieren muchísima mas energía de la que nosotros podríamos darle, y tienen demasiada complejidad, además de que requieren de amuletos y una serie de materiales que no tenemos... Pero Hay ciertos seres que pueden viajar entre dimensiones con relativa facilidad. Hay los sombras, algunos contempladores, los banshee, los elementales, las valquirias, los genios...-

"Y los demonios" Eris , hasta ahora callada, irrumpe en la conversación, y Gnist se sorprende

-¿Quién...- Empieza a formular la pregunta, pero se encuentra con la respuesta por adelantado.

-Se llama Eris, es mi otra mitad- No puedo evitar tener este humor absurdo en momentos de tensión, aunque bueno, tendrán que aguantarme.

-¿Ella es la diablesa?-

-Exactamente-

-¿Crees que podría... Llegar a hacerlo... Ya sabes-

"No lo sé. A los demonios, pese a que no nos supone un esfuerzo titánico, nos cuesta un poco viajar entre dimensiones, sobretodo si estas son muy diferentes entre sí, pero con un alma humana a medio fusionar... No sabría decirte. Un viaje entre el límite de dos dimensiones podría ser demasiado, los mas apropiado sería ir a una dimensión cercana y volver a esta, pero unos diez metros más allá, para estar al otro lado del muro. Esta barrera era un conjuro... "Prefabricado" por decirlo de algún modo. Depende de la energía ya acumulada en el báculo. Si se queda sin energía o conseguimos destruirlo, podremos salir de aquí y..."

-¿No habéis pensado en cargaros la pared?-

La voz de Bía interrumpe nuestra conversación. Su voz me sobresalta, ya que estaba pensando demasiado para mis adentros y no paraba atención a lo que había a mi alrededor.

-¿Eh?-

-Pues eso. Habláis de cosas muy rebuscadas. Sería mucho mas sencillo intentar romper el conjuro de protección de las paredes del castillo... Solo haría falta encontrar una pared lo suficientemente fina...-

-No creo que nos dé tiempo a intentar derrumbar un muro de este calibre. El muro mas fino del castillo tiene un grosor de un metro. Unos sesenta centímetros de granito con cuarenta de diorita. Sin contar los conjuros que aumentan la dureza y la resistencia. Sería como intentar derribar una montaña a palazos. Para eso necesitaríamos...-

-Explosivos-

Un chico pequeño emerge de entre la multitud, con una gran bolsa colgando de uno de sus hombros y una espada corta metida en la funda que pende de su cadera.

-No tenemos explosivos- Replica Gnist.

-No, pero podemos fabricarlos... ¿Conoces el material llamado "Termita"?-

Gnist pone cara de extrañado, como si le sorprendiera que alguien conociera algo así.

-Sí... Se usó en la guerra de hace... ¿Cien años? No soy muy bueno en historia. Fue bastante eficaz y la razón de nuestra victoria. Su fabricación se prohibió hace diez años, y ni siquiera tenemos material para hacer...-

El chico corta a Gnist dejando su bolsa en el suelo y abriéndola de golpe, mostrando una primera capa con un pequeño arsenal de material para hacer pociones... Los símbolos en algunos de los saquitos o botellas me dicen que este material no debe de ser muy legal...

Gnist abre los ojos como si acabara de ver el sueño de su vida.

-¡Eso es Cuerno de Arconte! ¡Y eso es Fulminato de plata! Casi todo lo que llevas aquí es ilegal. ¿Cómo lo has conseguido?-

-Krig no tardó en ver que me desenvolvía mal con el físico... Pero soy bueno en la creación de explosivos y como estratega no estoy mal. Me colocó en el grupo "S" como apoyo logístico, y me... "Facilitó" Esto-

Un silencio se extiende por el pasillo cerrado. Hoy, un chico de primero ha conseguido algo que todos los profesores quieren: Que cincuenta chicos estén callados y escuchando todo lo que dice.

Gnis y el chico empiezan a hablar sobre posibles mezclas y rangos de explosión. La perspectiva de tener tanto material explosivo cerca me marea. El chico me mira y me ofrece una sonrisa tranquilizadora.

-Tranquila, la mayoría de estos materiales no son demasiado peligrosos por sí solos. Los que sí que lo son están muy bien protegidas, te lo prometo.

En este momento, lo que mas me preocupa es el concepto de "Demasiado" del chico.

Danza de demonios: La chica y el dragónWhere stories live. Discover now