El vigilante y las últimas palabras

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Azazel nunca se había encontrado tan abrumado... Algunos demonios y otras criaturas mágicas eran capaces de ver el alma de los seres vivo como algo material, como si de verdad fuera algo físico que ellos pudieran ver... Ahora mismo se encontraba fascinado, viendo como el alma del Jinete del apocalipsis se extendía más allá de su vista.

"Realmente es verdad... De verdad existen y son así de poderosos..." Pensaba Azazel mientras contemplaba al ser que tenía delante... 

No había hecho demasiados cambios respecto al híbrido de antes... Sus dientes eran más afilados, al igual que sus uñas, pero realmente sus ojos eran lo más llamativo: Dos glóbulos negros como dos escarabajos de cristal incrustados en su cráneo que parecen verlo todo a su alrededor.

El jinete ni siquiera se mueve, aunque parece mirar a Azazel, por lo que el demonio, un tanto nervioso, no tarda en intentar darle explicaciones.

-Baal' Zebub, el tercer jinete... La sequía, el señor de las moscas y el pisador de muertos... Te llamo para que sirvas de puente entre los dos mundos, para que seas el portal que unirá las dos dimensiones eternamente separadas...-

El demonio, por su parte, no le prestaba demasiada atención a lo que el otro le decía... Miraba a su alrededor con sus enormes ojos llenos de curiosidad y contemplaba la extraña escena que se abría a su lado... El cadáver de una mujer pendía de unas cadenas pegadas a la pared y a su lado yacía un semielfo inconsciente... No era algo demasiado normal, que digamos.

Sin embargo, el jinete del apocalipsis volvió a mirar al demonio cuando este parecía culminar un grandilocuente discurso a la vez que levantaba una daga ceremonial de negra empuñadura.

"Vaya... El cuchillo de Belphegor, una de las pocas armas que me pueden infligir daño físico... Este mortal se ha preparado... Aunque su idea es ridícula... No tiene nada más que ansia de poder dentro de sí y cree que podrá dominar el mundo cuando este no sea más que una ruina... Pobre y estúpido demonio... El fin del mundo aún no ha de llegar... Aunque me sorprende que mi forma física se encuentre inconsciente... Me pregunto que le habrá hecho..."

Azazel clavó el cuchillo en el vientre del ancestral a la vez que pronunció unas palabras que abrieron un camino en la piedra, dejando entrar la luz del exterior. EL jinete no profirió ningún grito de dolor... Al fin y al cabo, había soportado tormentos mucho peores, y la sensación del dolor empezaba a ser incluso desconocida para él. Por eso apenas se movió cuando el otro demonio le abrió el estómago y empezó a recitar unos oscuros cánticos que hicieron que su sangre empezara a iluminarse y a alterarse, como si fuera una substancia más allá de ser líquido, gas o sólido, algo que hubiera alcanzado otro estado y que parecía escribir en al aire unas arcanas runas que empezaron a iluminarse.

"El portal de unión... Eso explica porque me usa a mí. Cuanto más poderosa el alma, más grande el portal... Muy inteligente, demonio... Una pena que vayas a morir en el intento... Y también el semielfo... Y cualquier ser vivo en un kilómetro a la redonda"

"No..." Una pequeña voz emergió desde dentro del pensamiento del ancestral... El alma de su forma física se esforzaba para recuperar el control de su cabeza y evitar esa masacre.

"No puedes hacer nada... Sientes rabia por tu pérdida, pero en este momento acaba de empezar algo imposible de detener... El portal consumirá toda la energía de la que disponga hasta colapsar... Y eso acabará con tu cuerpo. Siento no haberte protegido"

"NO... Lilith... Esjalar... Slig... Svent... Hogre... Todos... Protegerlos... Debo protegerlos... No pueden morir"

"No seas estúpida... Tu intento de resistirte a eso solo hará que recuperes la consciencia y sufras mucho más. No puedes hacer nada"

Danza de demonios: La chica y el dragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora