Te arrancaré el alma

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Selene mira a la que fue su fiel aprendiz. Mira a la chica elfa que ha sido como una hija, ahora en estado lamentable... Pese a que sus heridas ya han sido curadas. 

Nada alarmaría a nadie en su aspecto. Su recuperación ha sido rápida, como cabría esperar siendo una maga y, además, una elfa. Sólo Selene empezó a sospechar cuando la mujer que compartía habitación con ella murió de "muerte repentina", aunque el personal del hospital no pareció alarmarse.

Sólo después de inspeccionarla a escondidas pudo confirmar sus peores temores...

Selene llega a la habitación con su habitual delicadeza y agilidad, propias de una maga de vastos conocimientos y experiencias como es ella, y mira a su aprendiz por última vez. La elfa la mira con sus ojos claros y sonríe, aparentando una total normalidad. Se encuentran totalmente solas en la habitación.

-Hola, maestra- Dice la elfa con voz clara.

-Hola, Dem- La maga se sienta a los pies de la cama, y con un conjuro silencioso, hace aparecer unas cuerdas finas que immobilizan a la elfa, que se sorprende de tan drástica acción.

-Maestra... ¿Pero qué...?-

-Oh, Dem, lo siento muchísimo, de verdad, no debería de haberte dejado partir junto a Bland para esa investigación... Tendría que haber sospechado que quien estaría detrás de todo esto sería...- La mujer se queda sin palabras, con la boca abierta, como si los fonemas no salieran de su garganta.

-No... Maestra... No es culpa suya... Pero, por favor, dígame cómo estás Bland, los infermeros no han querido decirme nada-

-Hija mía... Bland está muerto-

La chica elfa mira a su maestra con incredulidad antes de ponerse a llorar de forma desconsolada.

-Pero... ¿Porqué nadie...?_

Selene interrumpe a la joven elfa antes de que ésta pueda terminar su frase.

-Dem, quien mató a Bland... Fuiste tú-  La frase cae sobre la joven como un peso muerto.

Antes de que pueda preguntar nada, antes de que pueda intervenir de cualquier forma, Selene echa un frasco de líquido dorado encima de la joven, empapando su dorado cabello, su pálida piel, su tierna carne.

-La flecha que te dispararon... Tenía un potente demonio imbuido en ella... Se ha agarrado fuertemente a tu alma. Y yo... No puedo hacer nada...- La mujer mira a su joven aprendiz, con cara de total terror en el rostro.

-No, por favor, yo no quiero... No quiero morir-

-El líquido hará que sea indoloro, además de que purificará tu alma y tu cuerpo... Matará al demonio... Pero también te matará a ti-

-¡NO, POR FAVOR! ¡QUE ALGUIEN ME AYUDE! ¡NO QUIERO MORIR!- La chica grita con desesperación, a la espera de la ayuda de algún médico, una infermera, quizás un paciente... Nadie entra a socorrerla.

-He informado de esto al personal del hospital... Nadie vendrá, Dem...- La bruja mira a su aprendiz con expresión calmada, esperando transmitir a quién ha sido su media familia por tantos años parte de su calma y darle así una muerte digna.

La chica deja de luchar contra sus ataduras y se tumba, resignada a morir, con lágrimas silenciosas bajando por sus mejillas.

Selen aparta un mechón de pelo de la cara de la chica y le da un beso en la frente. Ella se gira para mirarla a la cara y ofrecerle una última sonrisa.

-Selene...- La chica no acostumbra a llamar a su maestra por su nombre, así que Selene se sorprende.

-Dime, pequeña-

-Te quiero- La chica se tumba boca arriba y cierra los ojos, con una expresión de paz tallada en su bello rostro... Selene cierra los ojos, conteniendo las lágrimas, y acerca un pequeño fuego a la piel de la chica.

Con un simple roce la chica empieza a arden en llamas azules, sin cambiar su expresión de calma, pues el líquido elimina todo rastro de dolor del cuerpo.

-Mama...- La chica ha vuelto a girarse, quemándose viva, sintiendo como su vida se consume.

Selene pega un pequeño salto al oír esa palabra salir de los labios de su protegida... Esa palabra que para ella significa tanto, y que se clava de forma dolorosa en su mente y, sobretodo, en su corazón, despertando amargos recuerdos... La maga se sobrepone y dedica una última mirada de ternura a la que considera su hija.

-Dime, pequeña...-

-Te arrancaré el alma- La voz calmada y suave de la chica no cuadra nada con su frase.

-Qué...-

-¡TE ARRANCARÉ EL ALMA!- 

La voz de la chica se vuelve gutural, y adopta un tono extraño, como si fuera mas de una persona hablando a la vez. Las venas de su cuerpo sobresaltan sobremanera, convirtiendo a la chica en una hórrida visión blanca con venas azules recorriendo sus extremidades por debajo de su piel, tan visibles como si fueran por fuera. Sus ojos adoptan un feo color amarillo pardusco, y una macabra sonrisa se abre de oreja a oreja, mientras vomita sangre de forma virulenta.

"No sólo me va a arrebatar a mi hija... Me va a obligar a ver como destroza su cuerpo en el proceso" Piensa Selene mientras mira como su aprendiz se consume de forma impotente.

La chica grita con su horrible voz, y mientras Selene se aleja del cuerpo llameante y gritón, sabe que su hija ya ha muerto.

Por primera vez en muchos años, Selene empieza a llorar.


Danza de demonios: La chica y el dragónWhere stories live. Discover now