¿En que lío me he metido?

1.3K 179 1
                                    

El día está realmente precioso. El cielo está despejado y el frío viento invernal apenas sopla, como si fuera un leve suspiro de las estaciones. Camino animadamente hacia el comedor y me siento con mis amigos. Les conozco. Salem les conocía y yo soy ella.

-¿¡Que te ha pasado!?- Celeste se despierta de golpe en cuanto me mira, después de que me siente con una enorme pila de comida en frente.

-Ya no somos dos-

Todos parecen entenderlo. Nadie dice nada, pero no paran de dirigirme miradas incómodas a lo largo de todo el desayuno...

-No... ¿Porque no nos lo dijiste?-

-Yo no os dije nada porque no existía. Salem ya no existe. Eris tampoco. Ahora sólo estoy yo. Yo soy las dos, pero no soy ninguna. Tengo sus recuerdos, sus experiencias, rasgos de sus dos caracteres... Tengo gustos nuevos y mantengo otros viejos, y veo cosas que antes no veía... Salem no quería preocuparos haciéndoos pensar que iba a desaparecer... Era una palabra demasiado cercana a morir... No. Salem no está muerta. Ni ella ni Eris. Ellas viven... Dentro de mí. Ahora somos uno. Uno de verdad-

Se miran entre ellos con expresiones que no atisbo a descifrar... No quería hacerles daño, pero no había una forma más delicada de decirlo. Aún así ¿Porqué me preocupo tanto? ¿Acaso tengo que pedir perdón... Por existir? No. No soy un error, algo nacido de la emoción del momento. Estoy viva, y no tengo que disculparme por ello. No han perdido a una amiga, sólo tienen una... Nueva edición, por decirlo de algún modo...

Los pensamientos sobre la familia son apartados de mi mente rápidamente porque no quiero pensar en ello... Me levanto y me voy hacia el gimnasio número cuatro en el cual volveremos a "ponernos en forma" según nuestro querido entrenador... Ni siquiera le conozco y ya me cae mal, perfecto.

El timbre suena cuando yo ya casi he llegado a la puerta. Oigo como el gentío se me acerca por atrás y apresuro el paso hasta que un grito me interrumpe.

-¡Eh, Rem!-

Me giro, demasiado enfadada como para tener una conversación civilizada... Veo que es Adal, así que teniendo en cuenta que viene a retarme no creo que sea necesario ser amable. No estoy de humor.

-Vengo a...- Antes de que termine la frase, pongo los ojos en blanco y respondo, mientras la gente nos rodea y nos mira con curiosidad.

-Si si si.. A retarme. Ya. ¿Te parece bien después de la clase? Las pausas entre una y otra son solo de cinco minutos, pero no creo que haga falta mucho más.

Me mira con incredulidad antes de empezar a ponerse rojo de la rabia. Lo siento por él, pero no he podido evitarlo. Estoy... Confusa. Pero no creo que disculparme ahora, aquí en medio, sea una buena idea. Puede que incluso fuera más humillante para él.

-¿Te crees muy fuerte?-

Me paro a mirarlo con interés... Me pregunto a dónde querrá llegar.

-Tú... No eres nada. No entiendes lo mucho que alguien tiene que entrenar para conseguir la más mínima cosa en este lugar... Serás aplastada antes de que te des cuenta-

------------------------------------------------------

En cuanto le he dicho ésto a Rem Kardan me siento algo mejor. No puedo creer el efecto que causó en mi la noche anterior... Solo es una niña que no tiene idea de cómo funciona este lugar...

Antes de que me de cuenta, la tengo delante, casi tocando mi piel. ¿Se puede saber cuando ha llegado hasta aquí? Es increíblemente rápida... Me escruta con dos ojos que parecen tragarme en una espiral roja y verde que desciende hasta el mismísimo infierno... Una leve sonrisa asoma por sus labios.

-Te equivocas, Adal... Antes de que tenga la oportunidad de hacérmelo a mi, yo aplastaré a este lugar-

Tengo miedo. Su sonrisa hace que todo mi yo quiera huir lejos. Muy, muy lejos. Tengo la sensación de que en cualquier momento se lanzará a mi cuello y me devorará... En este preciso instante, en este mismo momento, mirando a un monstruo escondido detrás de la apariencia de una chica inocente... Creo que Rem Kardan es el tipo de persona capaz de hacer lo que acaba de decir.

Suelta una risita y se gira, caminando lentamente hacia el gimnasio... Una aura amenazante emana de ella, como si fuera una fiera salvaje

 "Oh, dioses ¿En qué lío me he metido?"



Danza de demonios: La chica y el dragónWhere stories live. Discover now