Monstruo

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No me sorprende que la chica haya caído tan deprisa... Un humano, elfo o similar hubiera quedado aturdido, pero por alguna razón el ser de esta chica se encuentra medio difuso... Como si no fuera una única pieza... Tengo curiosidad respecto al porqué, pero tampoco demasiada... No tengo curiosidad respecto a las personas a las que gano.

Me giro y empiezo a caminar hacia el exterior del campo... Creo que rechazaré el cargo de general... Demasiada responsabilidad, aunque quiero ver a Tánatos de cerca... El hombre que ha tomado el país en tan poco tiempo despierta un interés verdadero en mí... Y esa aura oscura que le envuelve como un manto es fascinante... Como un cuadro pintado en el aire mismo... Espirales de oscuridad que parecen tragarte hacia un páramo desconocido.

El árbitro está a punto de silbar el final, pero se detiene por alguna razón... Le miro con curiosidad... ¿Por qué? La chica está inconsciente... Y por el estado en el que estaba su energía cuando he abandonado su mente no parecía dispuesta a recuperarse pronto... Me giro con precaución y veo que empieza a levantarse... Imposible. No puede ser... ¿Perderé? No lucho mal, ni mucho menos... Sin emplear este truco he conseguido escalar en la academia hasta ser respetado, cosa que no pueden decir muchos... Pero esta chica está a otro nivel... Mi esperanza era aprovecharme de su única debilidad alcanzable para derrotarle desde su interior... Pero no ha funcionado.

Algo va mal. Mal de verdad. ¿Qué es lo que tengo delante? No es lo mismo de antes. No. Es un ser pérfido... Malvado. Noto como emite ganas de matar, sed de sangre, por todos sus poros... Mal, verdaderamente todo va mal... Voy a morir aquí

Este ser me mira con curiosidad, con ojos negros como el carbón, como una noche sin luna ni estrella, como el más profundo de los pozos.

Se me acerca, deprisa. Mucho. Demasiado. Tan deprisa que siento su aliento en mi nuca en menos de un segundo... ¿Cuando se ha puesto detrás de mí? Su aliento es como el de un tigre, un lobo... Cualquier animal de presa que está dispuesto a arrancarte el cuello y devorarlo saboreando tu sangre como el más esperado de los manjares. El aura de Tánatos es muchísimo más potente y aterradora... Pero ni de lejos tan salvajemente voraz. Tánatos es alguien dispuesto a destruirte, pero esta chica... Esto que tengo delante, es algo dispuesto a devorarte.

Siento que sus dientes se clavan en mi cuello... Duele. Grito como no he gritado en mi vida... Dolor, angustia, miedo... No, miedo no, terror... El más puro terror que me grita que huya de aquí que me vaya lejos, que corra y no vuelvo jamás... Dios, la impotencia es tan grande que quiero llorar.

Afloja la presión de su mandíbula y siento como sus dientes se desclavan de mi cuello... Los cortes no son lo suficientemente profundos como para matarme, pero sí para hacerme sangrar mucho... No me ha matado, pero tengo la sensación de que podría haberlo hecho en cualquier momento.

En medio segundo la vuelvo a tener delante, a esta cosa. Me mira con sus ojos como pedazos de carbón... 

-Mmmm... Los humanos sois peores luchadores que hace unos cuantos milenios... Pareces una cría... Dime, enano ¿Dónde están los adultos contra los cuales pueda luchar de verdad?... La sangre de los débiles como tú no fortalece a nadie...-

Deja de mirarme, olisqueando el aire con interés... Miro con detenimiento al público, que grita y anima sin darse cuenta de lo que pasa... Y se detiene con la mirada fija en Tánatos. Sonríe.

-Por fin... Por fin alguien con quien hacer que mi fuerza rivalice... No me queda mucho tiempo aquí, enano. Dile a la forma física que me retiene que haga el favor de conocer a este hombre... Es el único que vale la pena... Y el único a quien no puede derrotar sola.

Sus ojos se ponen en blanco... Y de repente aparecen dos iris de colores cristalinos. La chica se tambalea un poco, pero recupera el equilibrio con facilidad y me mira con sorpresa... ¿Qué demonios acaba de pasar?

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Tengo una horrible náusea que me sacude las entrañas, pero logro contenerme y empiezo a recuperar la normalidad... ¿Qué ha pasado? No... Antes me había pasado, perdía la consciencia y otra parte de mí tomaba el control... Pero ahora no hay otra parte... ¿Porque me pasa esto? ?¿Hay algo sobre mí misma, sobre Salem, sobre Eris, que no sepa?... ¿Que no supieran ni ellas mismas? ¿Que era... Que era lo que acaba de salir?

Veo algo por el rabillo del ojo y me doy cuenta de que Deimos acaba de desmayarse... El cuello le sangra lo suficiente como para eso y más.

Se silba el final y el público aplaude, aunque seguramente no sepa lo que acaba de pasar... Al final tenía razón... No soy más que un monstruo.


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-¿Le has visto? ¡Esa chica le ha mordido en el cuello!-

-Lo sé, no soy ciego-

Dos chicos discuten acaloradamente sobre el combate que acaban de ver. Sólo se ponen de acuerdo en una cosa: La chica ha ganado de forma admirable. En el resto no coinciden en nada... La forma de lucha, si es humana o no, si ha usado la magia... La discusión llega hasta un anciano que, con su vista cansada, mira como retiran al chico inconsciente de la arena, envuelto en un manto manchado por su sangre... Las heridas de su cuello han resultado ser más profundas de lo que parecían en un principio y está perdiendo mucha sangre.

El viejo mira el rastro rojo que va cayendo sobre la arena con el paso de la camilla sobre la cual transportan al chico.

-Te pedí un combate interesante... Y me lo has dado, pequeña... O eso pensaría alguien normal. Está claro que esa cosa no eras tú-

Los dos chicos siguen discutiendo hasta que suena el pitido que indica el inicio del siguiente combate, que les hace cesar su pelea verbal para empezar a animar a los siguientes peleadores... Aunque en el fondo saben que la pelea más interesante del día ya ha pasado.

Danza de demonios: La chica y el dragónDär berättelser lever. Upptäck nu