Alejándome otra vez

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Creo no exagerar nada cuando digo que me arde todo el cuerpo. Duele con la intensidad de mil dientes clavándose en mi piel. Porque es lo que es, al fin y al cabo. Los Djavers muerden mi piel, arrancan músculo, rasgan el hueso. Mi cuerpo deja la carne roja, sangrante, expuesta durante unos segundos antes de casi cerrarse por completo. No sirve de demasiado. Son muchos, así que me devoran más rápido de lo que yo me regenero.

Oigo un fuerte rugido a mi lado, y veo una pequeña llamarada azulada que calienta el aire a mi alrededor. Los Djavers se alejan un poco. No demasiado. Pero lo suficiente. Me levanto de un salto y salgo corriendo en dirección a la llama azul, que me indica la situación de mi dragona.

Está enfadada. Mucho. No me hace falta entrar en su mente para saber que está triste (Hasta hace unos segundos estaba muerta) y enfadada conmigo ( Supongo que no decirle que me iba a suicidar le habrá afectado bastante... No quería hacerla sufrir más... Puede que no fuera una buena decisión). Ataca a los Djaver para alejarlos de mi cuerpo semicadavérico. Le debo una... Otra vez.

Miro mi brazo derecho. Está en un estado deplorable. El hueso está visible en demasiadas zonas, incluso para mi. No me queda un trozo de piel intacta. Mi torso no está demasiado dañado (Sólo se me ven las costillas en tres zonas que ya han empezado a cicatrizar) pero el resto de mis extremidades... Buf. Me sorprende que siquiera hayan conseguido levantarme del suelo. Ahora mismo camino de forma temblorosa, ya que unos simples huesos descarnados casi no pueden no aguantar mi peso, mejor ni hablemos de moverme.

En medio de un paso, le pierna se me parte. De forma literal. El hueso suena como una rama seca. Mi pierna pende de un fino hilo de fibra muscular y tendones. Espero poder regenerar eso... 

Medio me arrastro medio cojeo hasta llegar al lado de mi dragona, donde me apoyo en su hombro.

"¿Estás bien?" Suena enfadada cuando me dice esto, pero el tono de preocupación es mayor. No me extraña. Solo viéndome los brazos puedo intuir que tengo un aspecto horrible. A lo lejos empiezo a oír unos extraños gruñidos y no tardo en divisar a la primera horda de cadáveres que vienen, a paso lento. Mejor que ni me los encuentre.

"¿Nos vamos?"

"Por supuesto, yo solo quería recuperar a tu cadáver, pero veo que ya se ha recuperado solito"

"Pues vámonos" Me subo a su grupa, mientras reviso sus heridas (No demasiadas, por lo menos)

Ella trota hacia una puerta secundaria, pero lo suficientemente grande como para que pueda pasar por ella. Miro en el mapa la forma de abrirla, y entremos en un entramado de pasillos mal iluminados e invadidos por los hongos y la humedad. No tardamos en salir en el ala de los grifos, donde un grupo de personas me miran horrorizadas, paralizadas por el terror. Mis heridas tardan en curarse, por culpa del asquerosos veneno de los bichos, por lo que debo de tener un aspecto más que horrible. Un cadáver viviente. Algo aterrador. Deben de reconocerme por mi dragona y puede que mi pelo y mis ojos.. O puede que ni siquiera me reconozcan... Pues bueno, es lo que hay.

Voy, medio cojeando, hacia el despacho de Selene... Otra vez. Tengo la esperanza de encontrarme a mis compañeros... Me resulta extraño pensar que ellos creen que estoy muerta. Me sabe mal por ellos.

Voy hacia la torre central, apoyada en mi dragona, Esto hace que vayamos increíblemente lentas.

Llegamos al lugar en mas o menos media hora... Pero hay algo que no he tenido en cuenta...

-Mierda... Las escaleras... Tu no pasas ni de coña-

"Ya me has llamad gorda dos veces en un solo día. Mejor calla o no llegarás a resucitar del todo"

"Por dios, cuanta sensibilidad"

"Es lo que tienen los dragones" Eris irrumpe en la conversación, con voz cansada.

"Supongo... Tendré que hacernos levitar... Pero estoy cansada, no prometo milagros"

Intento levantar mi cuerpo un metro con resultados mejorables. Pero al menos no me apoyo sobre mi pierna a punto de caerse al suelo. Me alejo de mi dragona, volando a trompicones, mientras me mira con expresión triste por alejarse de mi otra vez en tan poco tiempo.




Danza de demonios: La chica y el dragónKde žijí příběhy. Začni objevovat