El zoo mágico

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Estamos caminando un buen rato esta vez. Atravesamos el patio y caminamos un rato que se hace eterno, siempre por la parte externa del castillo, aunque sin salir del recinto amurallado. De repente, vemos como aparece delante de nosotros un recinto extraño. Es totalmente independiente del castillo, de echo, está bastante separado de éste, y tiene una forma rectangular perfecta, sin ningún ostentoso tejado o siquiera una sencillo a dos aguas. Es como si el edificio terminara de repente.

-Este edificio es el zoológico interno, aquí guardamos a los animales que aún no pueden volver al bosque y... A las crías, claro. La mayoría de magos eligen a algo pequeño, que no les moleste demasiado, pero hay animales que no paran de crecer y terminan siendo gigantesc...-

-¡Espera! ¿Se supone que nos quedaremos a un animal mágico?- Dice Celeste.

-Ah, si, ¿No os lo había contado?-

Esta vez si que alucino con este... Al menos es simpático, y parece buen profesor, pero es un poco despistado... Ajo y agua, tendremos que aguantar.

-Los magos adoptan a un ser mágico recién nacido nada mas llegar, se considera bueno que tengáis un amigo de este tipo en el colegio, os ayuda a congeniar mas tarde con otras criaturas mágicas, ahora nos dirigimos hacia el establo, solo a mirar, y elegiréis al ser en cuestión el primer día de aprendizaje sobre las criaturas mágicas. Cualquier criatura de menos de un año vale, por lo que podéis adoptar a un grifo que acaba de salir del huevo o a un wyvern que tiene siete meses. Suele ser mejor lo primero. Los wyverns tienen mal humor.-

-¿Tú que adoptaste?- Le pregunto. Debe de ser el lagarto azul, claro (desapareció en cuanto llegamos a la capital), pero no sé que es.

-Yo adopté a un mestizo. Es una mezcla entre césped falso, un lagarto que simula una parcela de tierra para girarse en cuanto alguien esté encima suya y así confundir a los viajeros, y wyvern, una especie parecida a un dragón. Sus padres tampoco eran razas puras, así que es una combinación de muchas  cosas distintas... A saber lo que es en realidad.-

-Esto...- La chica alta tiene una voz muy aguda, incluso mas que la de Celeste, pero parece intentar ocultarlo hablando bajo. Parece muy tímida- ¿Podríamos... Verlo?- Baja la cabeza y un mechón de pelo le cubre su cara sonrojada.

-Eso depende de él- Dice Luften, entonces coge un silbato y sopla fuertemente, aunque nosotros no oímos nada. Unos segundos después, la puerta del extraño edificio se abre, y de él sale el extraño lagarto azul corriendo patosamente con la lengua fuera. Me recuerda a un perro paticorto. 

El animal parece impresionar, incluso intimidar a muchos, pero él ignora a la mayoría y se detiene delante de mí. Su cara y la mía se encuentran a la misma altura, y parpadea perezosamente.

-Hola, peque- El lagarto parece reaccionar delante de mi voz, y abre un ojo, mas atento que hace un segundo. Le acaricio la cabeza y el lagarto cierra los ojos, adormilado.

-No es un bicho muy útil, pero es curioso cuanto menos- Dice el elfo. -Este año se presenta interesante, hay muchas adquisiciones nuevas de criaturas de lugares muy lejanos, así que los de primero de este año seréis muy afortunados-

El elfo nos hace un gesto para que entremos, y al extraño lagarto azul corretea hasta estar a su lado. La puerta entreabierta nos muestra de primeras un pequeño bosque, el cual admiramos con incredulidad. Una serie de ojos de distintos tamaños, colores y formas nos observan desde la espesor de los arbustos. Una rara mezcla entre guepardo y pavo real sale de detrás de un matojo y nos mira con indiferencia, para después subirse a un árbol y desaparecer de nuestra vista.

-Las crías no se encuentran en esta sala, al primer año de nacer, la mayoría se encuentran en una sala aparte, donde se les enseña a integrarse poco a poco. Las demás salas simulan distintos lugares como desiertos, bosques, lagos, el mar... Este tipo de cosas, seguidme, os llevaré a la sala de los pequeños antes de ir tirando hacia el gran comedor, donde elegiréis vuestro curso-

El elfo gira hacia la derecha y abre una puerta en la que no habíamos reparado hasta ahora. Un salón con infinidad de recorridos para animales nos recibe, repleto de pequeñas crías de distintas razas. 

Una especie de cabra de ojos, cuernos y pezuñas doradas nos mira desde abajo, para correr todo seguido hacia un rincón donde desaparece. Me fijo en que el extraño animal aparece unos metros mas allá, y sigue correteando.

Un animal viene volando hacia nosotros con un vuelo patoso, desmanotado y bastante torpe. Es como un pájaro en su primer vuelo. El bicho aterriza con no demasiada gracia a unos metros de nosotros y nos mira con curiosidad. Pese a que sabemos que es una cría, su tamaño es considerable. Es del tamaño de un águila, y es de color azul oscuro, que resalta con unos ojos rojos como la sangre. Suelta una especie de chillido y emprende otra vez su vuelo, hasta aferrarse con sus afiladas garras a una cuerda colgando de el techo.

Este lugar es precioso, lleno de animales desconocidos y pequeños. El sueño de cualquier amante de los seres vivos. Querría pasar aquí lo que queda de día, pero el tiempo se nos echa encima. Así que Luften nos da unos minutos para curiosear y nos dice que nos vayamos. 

Salimos a toda prisa del "establo", para llamarlo de alguna forma, y recorremos un camino totalmente diferente al que hemos hecho para llegar hasta aquí. Nos metemos en el castillo nada mas salir, y giramos una infinidad de veces, recorriendo pasillos, salones y habitaciones totalmente vacías.

De repente, una puerta ostentosa se muestra delante de nosotros, después de atravesar un portal secreto escondido detrás de una estatua. El portal muestra las imágenes de siete poderosos seres: Un dragón, un ave roc, un unicornio, un grifo, un leviatán, un hipocampo y un minotauro. El elfo acciona siete manecillas situadas cada una debajo de su respectiva imagen en relieve, y entonces la puerta se abre y todo se vuelve borroso. 

Danza de demonios: La chica y el dragónWhere stories live. Discover now