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Taehyung miró con atención el enorme cartel que brillaba sobre un edificio, sintiéndose sonrojar cuando vio su rostro en él, siendo la publicidad de la compañía en la que había trabajado.

Se encontraba un poco ansioso de llegar al departamento, sabía que Jungkook le estaría esperando para poder comenzar con las clases de lectura y escritura, por lo que había comprado algunos libros para niños que le ayudarían a enseñarle a su menor.

Además, quería contarle sobre lo que había descubierto anteriormente con Jimin, algo que habían dejado totalmente de lado y seguía siendo una incertidumbre para él.

A veces pensaba que tal vez Namjoon le había dado algún poder, ya que estuvo dentro de su mente y sus recuerdos, pero no estaba del todo seguro. Ni siquiera sabía si eso podía llegar a pasar.

Relamió sus labios cubiertos por el cubrebocas cuando vio la entrada de su edificio, agradeciendo el haber llegado por fin.

Había conseguido varias cosas para Jungkook e incluso para Yoongi. Sabía que el hada podía leer y escribir, pero había visto la carta que le había escrito a Jimin y su letra era de pena. Parecían jeroglíficos más que letras coreanas y eso era mucho que decir.

Por lo que le había conseguido algunos libros de caligrafía, para que mejorara su letra. Obviamente se los daría a Jimin para que lo ayudara, él ya tenía suficiente trabajo con enseñarle de cero a un elfo.

Pulsó el botón en el ascensor y se dio la libertad de quitarse el cubrebocas negro, mirando atentamente los números en la pantalla, los cuales subían lentamente.

Cuando por fin pudo bajarse, trotó ligeramente hasta la puerta y colocó la llave en un movimiento casi desesperado. Quería darse una ducha, para luego darle las clases a Jungkook.

Cuando iba a girarla para poder entrar, se dio cuenta de que no era necesario, ya que la puerta estaba abierta. Frunció el ceño extrañado y notó que la cerradura estaba dañada, como si alguien hubiera entrado a la fuerza.

Recordó que Jungkook no tiene las llaves del departamento, por lo que no se alarmó, pero se mantuvo aferrado a su paraguas y la vista atenta en cada punto del departamento antes de entrar.

Dio algunos pasos sigilosos y estiró el cuello para poder ver lo mejor posible la sala, incluso algo de la cocina. Suspiró con tranquilidad cuando vio a Jungkook sentado en el sofá, mirando al suelo con las manos sobre su cabeza.

Tomó entre sus manos el mueble donde colocaban los zapatos y lo arrastró hasta la puerta, para que pudiera estar cerrada.

―Jungkookie, me asustaste―suspiró con una sonrisa, quitándose los zapatos y dejando el paraguas en su sitio. ―Me hubieras esperado en el pasillo o en la entrada de mi trabajo, así no debías forzar la puerta.

Al no recibir respuesta, se extrañó, frunciendo el ceño mientras se colocaba las pantuflas.

―No te sientas mal ¿Bien? Le pediremos al de mantenimiento que venga a repararla―intentó complementar al pensar que el elfo se había sentido mal por la observación, pero no obtuvo respuesta nuevamente.

Se giró mientras avanzaba hasta el elfo, quien parecía estar congelado o ser una estatua más que un ser vivo, ya que no había levantado la cabeza en ningún momento. Ni siquiera pareciera que estaba respirando.

―Jungkookie ¿Todo bien? ―dejó su maleta sobre el sofá, a un lado del alfo y se hincó frente al menor, intentando ver su rostro.

Se sobresaltó cuando logró ver a penas el rostro del elfo, el cual estaba mallugado en algunas zonas y se notaba que tenía algunos rasguños, lo cual fue algo extraño para él, porque sabía de la cicatrización rápida de Jungkook.

Fairytale 🍃 YMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora