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Advertencia: narración explícita de tema delicado.

Si no soportas leer la narración de relaciones sexuales sin el consentimiento de una de las partes, por favor, saltarse este capítulo.

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Tragó saliva cuando comenzó a despertar lentamente, sintiendo su garganta arder.

Se sentía mareado, no sabía lo que había pasado, ni en dónde se encontraba. Lo único que recordaba era que estaba viendo el reflejo de la luna en el lago de la casa de sus amigos, cuando de pronto vio un reflejo a su lado.

No recordaba más.

Intentó mover sus manos, pero sintió que estas estaban inmovilizadas en su espalda, haciendo que frunciera el ceño. Su pies se sentían adoloridos manteniéndose atados al igual que sus manos, siendo incapaz de mover demasiado el cuerpo.

Sentía sus extremidades arder, como si le hubieran dado una buena golpiza, no comprendía nada, su mente totalmente nublada.

Exhaló profundo cuando juró el escuchar un susurro, esa voz se le hacía conocida, la había escuchado en algún lado, pero no lograba comprender quién era. No cuando, hasta recordar su nombre, era un reto para él.

De pronto, el susurro se detuvo, escuchando un bajito tintineo que había escuchado muchas veces antes. Solo había escuchado en Yoongi, cuando emprendía vuelo, sus alas hacían ese sutil sonido, casi pasando desapercibido. En ese caso, el silencio ayudaba a que lograra escuchar muchas cosas con mayor detalle.

Un hada.

Pensándolo bien, no había sido la única vez que había escuchado ese tintineo, claro que no.

Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando escuchó un gruñido muy cerca, logrando que se congelara ante el temor de lo que podría estar frente a él, apretando los ojos con total terror. El denso y caliente aliento de lo que fuera que estuviera a su lado, chocaba con su mejilla, moviendo con suavidad su rojizo cabello.

No sentía algún tipo de vendaje en sus ojos, pero le daba mucho miedo el abrirlos y el saber en dónde estaba, precisamente qué le había llevado hasta ahí.

―Abre los ojos.

Un espeluznante cosquilleo corrió por todo su cuerpo al escuchar la grave voz del ser que le había dado una orden, comenzando a sollozar ante la idea de morir por haberse descuidado tan solo unos segundos. Si se hubiera mantenido junto a elfo o sus amigos, nada de eso hubiera pasado.

― ¡Ábrelos! ―gritó el ser desconocido con notoria furia en su tono de voz, logrando que el pelirrojo diera un salto en su lugar.

Mordiéndose el labio, comenzó a abrir los ojos lentamente, las lágrimas impidiéndole el tener una clara vista de lo que estaba frente a él. Apretó los ojos para que las saladas cayeran por sus mejillas y así pudiera aclarar la vista.

Rápidamente se arrepintió y comenzó a sollozar con más fuerza.

El ser le miraba con una sonrisa burlona, sus delgados labios estirándose en una tenebrosa y maliciosa sonrisa, estando totalmente satisfecho con la recompensa que había recibido.

El ser era bastante similar a un ser humano de pelvis hacia arriba, siendo peludo en exceso y manteniendo características que le diferenciaban por completo de los humanos. Nariz chata, brazos grandes y musculosos, dos cuernos adornando su frente y sus orejas puntiagudas, llena de pelos.

Lo que claramente le diferenciaba eran las peludas patas del ser, siendo muy similares a las de una cabra, solo que notablemente más musculosas y gruesas. Las duras pezuñas golpeaban el suelo, completamente impaciente.

Fairytale 🍃 YMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora