Epílogo

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2 años después.

Dalila.

Sonrío al ver a Alexei y Alessia correr hacia Raffael quien acaba de llegar a casa.

-¡papi!- ambos gritan mientras corren hacia él quien carga a cada uno en sus brazos, nuestros pequeños ya tenían dos años.

-¿cómo se portaron con mamá?- pregunta mientras se acerca con ellos.

-bien- responden los dos al mismo tiempo.

Nuestros pequeños renacuajos eran inseparables, aunque no eran mellizos en realidad parecía que lo eran, la conexión entre ambos era increíble, e incluso podría decirse que la única diferencia era el color de cabello, Alessia era pelirroja mientras que Alexei era castaño pero ambos tenían el típico color de ojos azules que identificaba a los Morelli.

Lara llega también y se acerca mientras toma asiento a mi lado en la mesa del jardín donde estábamos haciendo algunas manualidades.

Lara tenía ahora ocho años y era una excelente hermana mayor, era sin duda un ejemplo a seguir para sus hermanos.

Nuestro tres hijos comienzan a jugar mientras aprovechan los juegos y juguetes que tenemos en el jardín para ellos, ríen y corren mientras se divierten haciéndonos sonreír.

-¿cómo se encuentra la señora Morelli el día de hoy?- pregunta el italiano mientras se acerca a besar mis labios y correspondo de inmediato.

-estoy bien- respondo con una sonrisa- gracias por preguntar señor Morelli- hablo y sonríe también.

-¿estás lista para nuestra cita de esta noche?- pregunta y sonrío al recordar.

-estoy ansiosa- respondo y ríe.

-me encanta saber que yo la pongo ansiosa.

-pero que engreído eres- hablo mientras me siento en sus piernas y me acepta pasando un brazo por mi cintura- ¿a dónde iremos?- pregunto y niega.

Es una sorpresa.

No digo más y él solo me mira para volver a besarme mientras lo acepto.

-podemos ir a la habitación- habla él separándose un poco- aprovechando que ellos están jugando, podemos jugar nosotros en la habitación.

Sonrío elevando una ceja.

-me parece excelente idea señor Morelli- hablo poniéndome de pie y tomando su mano para ir hasta la habitación en donde hacemos el amor, entregándonos como siempre solíamos hacerlo.

Raffael venda mis ojos mientras vamos en su auto, habíamos dejado a los niños con Gretta así que no debíamos de preocuparnos.

-odio que me tapes los ojos sin decirme a donde vamos- hablo y escucho su risa mientras conduce.

-ya casi llegamos, cara- minutos después el auto se detiene, hemos llegado al parecer.

Él me ayuda a bajar del auto y cuando menos lo veo venir me alza en sus brazos haciéndome reír, entrelazo mis brazos en su cuello y comienza a caminar.

-tenemos una reservación- escucho que habla y alguien asiente para después volvernos a poner en movimiento.

Segundos después deja que mis pies toquen el piso de nuevo y sus manos quitan la venda de mis ojos dejando ver todo a mi alrededor, este lugar estaba lleno de rosas negras y en el centro había una mesa decorada, era el restaurante en donde nos habíamos conocido.

-te conocí aquí- habla detrás de mi y volteo lentamente hacia él- después, te deje ir y cuando volvimos a salir volví a traerte aquí- asiento sonriendo- este lugar se ha vuelto en nuestro lugar- sonríe- compre este restaurante hace dos años- abro la boca sorprendida- es tuyo ahora mi amor- lo abrazo y corresponde de inmediato- quiero que siempre tengas este recuerdo, el recuerdo de como comenzó nuestra historia- mis ojos se cristalizan.

-siempre tengo presente el como comenzó nuestra historia- respondo- siempre tengo presente el como fue que llegaste a mi vida.

-la vida me mando un ángel- habla- y ese ángel eres tú, mi Dalila, siempre serás mi Dalila.

Toma mi mejilla mientras se acerca para besarme y correspondo.

-siempre seré tu Dalila- hablo una vez nos separamos- y siempre serás mi Raffael.

Asiente.

-siempre tuyo.

Raffael Morelli era el ejemplo perfecto de como el amor puede cambiar a las personas, el hombre frente a mi y quien me demostraba a diario lo mucho que me amaba era el dueño de todos y cada uno de mis pensamientos, Raffael Morelli era el causante de la felicidad que había en mi vida hoy en día, el mafioso que mantuvo su identidad oculta para protegerme, el mafioso que abrió su corazón para mi y solo para mi dejándome entrar en este aún cuando eso le costaba mil y un revuelos, el hombre que me hacia saber que me buscaría después de la muerte y que me amaría en esta y cada una de las vidas.

Mi vida no era la mejor, por mucho tiempo había creído que el amor solo era un cuento más de hadas que se veía solo en los libros y después llegó él con su característico porte, entró a mi vida causando revuelos en esta pero trayendo felicidad consigo también.

Nuestra historia no había sido fácil, habíamos pasado obstáculos que más de una vez nos alejaron, habíamos enfrentado a personas que se negaban a nuestra felicidad pero a pesar de todo eso seguíamos aquí, casados, con tres hijos y amandonos cada día más,

Raffael Morelli era el amor de mi vida, Raffael Morelli, el líder de la mafia italiana y dueño de mi corazón era mi Tentación Italiana, una tentación en la que sin duda caería mil y un veces más.

Raffael

El amor me había asustado por tanto tiempo, me había encerrado en una burbuja donde creía que amar te convertía en una persona débil pero cuando llego ella me demostró lo equivocado que estaba.

El tener a Dalila en mi vida me mostró en más de una ocasión que no era débil, ella era mi fortaleza, ella era la persona que me hacia ser fuerte, era por ella y mis hijos por quienes seguía día a día.

Dalila Román, había traído mil aventuras consigo, mi vida dio un cambio inesperado con su llegada, pero, ¿cómo pasar desapercibida a una mujer como ella? Una mujer que me hacia crecer y ser mejor día a día, una mejor que me enseñaba la importancia del amor y la importancia de la familia.

Dalila Román se había convertido en la mujer de mi vida, había entrado hasta lo más profundo de mis entrañas, aferrándose a mi y aferrándose a un nosotros.

Nunca deberíamos conformarnos con menos, nunca deberíamos de temerle al amor porque en mi caso, este venía de la mano de una castaña que me hacia ser mejor día a día, que me mostraba el mundo y la vida de una manera diferente; de algo estaba seguro, era de ella en cuerpo y alma, Dalila y solo Dalila era la dueña completa de mi, siempre sería así, siempre sería ella, mi Dalila.

Dalila Román, una estudiante de leyes, una chica de veintidós años logró conquistar y robar el corazón del mafioso más temido de Italia.

-ti amo Dalila- hablo mientras tomo sus mejillas.

-ti amor mucho más Raffael- sonrío y me acerco a besar sus labios siendo correspondido de inmediato.

¿puede un mafioso enamorarse? Sí, sí puede y yo era el claro ejemplo de eso.

Una mirada y una sonrisa son suficientes para que alguien caiga rendido a sus pies y yo, Raffael Morelli, sin duda alguna había caído.

Esta era nuestra historia, esta fue nuestra historia.

Fin

Tentación ItalianaWhere stories live. Discover now