Capítulo 73

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Dalila

Miro el reloj a cada segundo al igual que miro la puerta de mi departamento, lo único que quería era ver a Raffael entrar por esa puerta.

Había anochecido ya y no puedo evitar el ponerme más nerviosa a cada segundo que pasa, me pongo de pie cuando la puerta es abierta pero mis esperanzas se van al suelo cuando veo a mi padre y Luka entrar por esa puerta.

-¿qué pasa?- pregunto al ver que el italiano no viene con ellos- ¿dónde está Raffael?

Pregunto y solo me miran, Luka mira a mi padre al igual que mi padre a él pero después mi padre vuelve a mirarme, antes de que pueda decir algo, Anna entra también y lo primero que hace es mirarme.

-¿qué está pasando?- pregunto, Anna mira a mi padre y asiente.

-Dalila- Anna comienza mientras se acerca- toma asiento.

-¿qué ha pasado?- interrogo de nuevo- como una mierda- estoy cabreada- díganme solo lo que ha pasado y no le den más vueltas al asunto.

-encontraron una camioneta a las orillas del bosque, llevaba horas incendiandose- mi padre comienza a hablar mientras se acerca- es la camioneta en donde se encontraba Raffael.

Eso me hace mirarlo mientras comienzo a negar.

-¿en dónde está él?- pregunto- ¿ dónde está Raffael?

-Dalila- mi padre continúa- lo siento mucho- susurra y miro a cada uno de ellos- no ha quedado nada, comenzaban a apagar el fuego cuando llegamos, era imposible rescatar a alguien.

Siento como todo a mi alrededor se desmorona, mientras tomo asiento lentamente en el sofá, las lágrimas comienzan a bajar por mis mejillas sin poder controlarlo.

-están mintiendo- hablo- ustedes están mintiendo, ¡él no puede estar muerto!¡él prometió que volvería!

-Dali- Anna intenta tocarme pero me pongo de pie mientras me alejo.

Las lágrimas bajan de mis mejillas sin control alguno y lo único que pedía era que alguien me dijera que esto se trataba de una broma, que Raffael estaba bien y que en cualquier momento entraría por esa puerta diciendo que todo ha terminado, que por fin podríamos vivir en paz mientras esperamos la llegada de nuestro bebé.

-él no puede dejarnos- susurro- él no puede hacernos esto.

Mi padre intenta acercarse pero sólo camino hasta mi habitación mientras me encierro en esta, me deslizo por la puerta hasta terminar en el piso abrazando mis piernas y los sollozos al igual que las lágrimas continúan saliendo de mi.

No podía aceptar eso, no quería aceptar eso, nada de esto podía hacerlo sin él a mi lado, necesitaba a Raffael junto a mi.

-prometiste que no nos dejarías- hablo aunque sé que sólo soy yo en la habitación- tú prometiste que no nos dejarías y no estás cumpliendo tu promesa.

No salgo de mi habitación lo que resta de la noche y solo voy hasta mi cama en donde continúo llorando mientras abrazo la almohada que él solía usar hasta que poco a poco y después de perder la noción del tiempo mis párpados se van cerrando poco a poco.

Miro el despertador a mi lado, las voces afuera me han despertado, me recompongo lentamente en la cama y al continuar escuchando estas decido salir, las personas ahí guardan silencio una vez me acerco lo suficiente, Giovanni, Nina y Giorgo estaban aquí también.

-haré algo de desayunar- Anna habla poniéndose de pie pero la interrumpo.

-no tengo hambre- respondo simplemente, mi voz ha sonado dura aún cuando no pretendía eso.

Tentación ItalianaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora