Capítulo 28

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Raffael

No merecía a Dalila Román, no merecía a una mujer como ella en mi vida, ella era simplemente la calma a mis tempestades, era la causante de mis momentos más plenos, era la mujer que ocupaba todos y cada uno de mis pensamientos día y noche.

Yo era un monstruo, yo era una mierda comparado a ella, ¿cómo podía alguien tan plena, un ser de luz y amor como ella amarme?

Nunca en mi vida me había arrepentido de la vida que llevaba, nunca antes me había arrepentido de todo lo que he hecho desde que descubrí el verdadero secreto de mi familia, nunca me había arrepentido de este mundo, al contrario, siempre había presumido con gran orgullo que era un Morelli, siempre había presumido con orgullo que pertenecía a la mafia italiana, que yo era el maldito líder. Pero en estos momentos una de las cosas que deseaba era no pertenecer a este mundo, por primera vez en mi vida deseaba que mi mundo no se hubiera visto involucrado en nada de esto.

-¿quién te ha mandado?- pregunto mientras entierro una daga en el muslo del hombre que se encuentra amarrado a una silla frente a mi, él suelta un grito lleno de dolor, un grito desgarrador desde lo más profundo de su garganta, desde lo más profundo de su ser- ¿¡quién mierdas te ha mandado!?

La ira se apodera de mi cuerpo entero, una ira que temo no poder controlar.

-no soy ningún soplón- responde aquel hombre mientras aprieta sus labios evitando así gritar de nuevo en el momento que entierro más el arma en su pierna.

-ser un soplón es lo único que te salvará en este momento- su mirada cargada de odio me mira, sonrío mientras tomo el mango de la daga y comienzo a moverla lentamente trazando así un corte que comienza a expanderse a lo largo de su muslo- tú puedes detener esto- hablo de nuevo mientras veo como aquel hombre comienza a temblar- solo tienes que responder mi pregunta.

Sigo sin detenerme mientras mi mano se mueve lentamente, la sangre comienza a pintar el piso.

-¡está bien!- grita y me detengo- Alek Ivanov- habla- él me mandó.

-¿por qué la seguías?- pregunto de nuevo.

-mi jefe solo me dijo que debía de seguirla y vigilarla- responde mientras se esfuerza en no llorar.

-¿dio alguna otra orden?- se queda callado y guio mi mano hasta su cabello para tomarlo y obligarlo a mirarme- ¿dio otra orden?- repito entre dientes y él niega.

-no- responde firme- no ordenó nada más.

Lo suelto bruscamente mientras comienza a respirar intentando recuperar el aliento.

-¿qué es lo siguiente que él hará?- pregunto y vuelve a mirarme- ¿qué planea tu jefe?

-no lo sé- responde en voz baja.

-¿no lo sabes o no quieres decirme?

Se mantiene en silencio.

-no quiero matarte- hablo- dime lo que quiero saber y posiblemente te deje vivir- sus ojos muestran un poco de esperanza- te estoy dejando elegir.

Me mira dudoso y después asiente.

-él sabe que has matado a sus hombres, quiere venganza por ellos- confiesa por fin.

Era de esperarse.

-¿cuándo atacará?

Traga saliva antes de responder.

-considerando que ha perdido a gran parte de sus hombres- piensa unos segundos- es posible que esté por aquí en un mes.

Era todo lo que necesitaba saber, tomo la daga y la saco de un solo movimiento mientras él da un grito, camino hasta quedar detrás de él y en un movimiento rápido corto su garganta haciendo que este muera.

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