Capítulo 35

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Dalila

Miro a mi alrededor y no hay salida alguna, aquella puerta frente a mi no abría de ninguna manera, no entendía el porqué estaba aquí, ¿quién podría hacer algo como esto? Y la mejor de las preguntas, ¿por qué a mi?

Camino de un lado a otro intentando tranquilizarme, el estar encerrada aquí lo único que lograba crear en mi era una crisis de ansiedad, nunca me había gustado estar encerrada.

Miro mi celular que descansa sobre la cama de este lugar, me acerco y lo tomo entre mis manos, Raffael no había vuelto a llamar y temía que si yo lo hacía este se apagará, quedaba muy poca batería.

Debía llamar a la policía pero sabía que al hacerlo mi teléfono se apagaría y confiaba en que Raffael ya lo hubiera hecho.

Miro las paredes de aquí hasta que logro visualizar una cámara en una de estas, me acerco hasta esta.

-¿qué quieren de mi?- pregunto en dirección a aquella cámara- ¿por qué yo?

Sabía que no recibiría respuesta alguna puesto que desde que me trajeron nadie había venido aquí, era como si estuviera sola en este lugar pero podía sentir que no era así.

Camino hasta la cama y quito la sábana que esta tiene y después camino hasta aquella pared de nuevo, me subo con ayuda del sofá en uno de los muebles que hay aquí y comienzo a aventar la sábana hasta que esta tapa por completo aquella cámara, si alguien estaba vigilando sería imposible que viera algo y por ende debía de venir aquí, si no lograba escapar al menos podría ver quien es el responsable de que esté aquí, esperaba que fuera una buena idea.

Bajo rápidamente y corro hasta la cama en el momento que mi celular comienza a emitir el característico tono de llamada, era Raffael respondo rápidamente.

-Raffael- hablo rápidamente- mi celular está  a punto de morir- continúo- por favor dime que todo estará bien- siento las lágrimas acumularse en mis ojos.

-cara- su voz se escucha igual de preocupada que la primera vez que hablamos- todo estará bien- habla mientras se escucha mucho ruido de su lado- iré por...

-¿Raffael?- despego el aparato de mi oreja y este tiene completamente la pantalla negra.

Maldigo mientras lo lanzo, maldita sea, me siento tan impotente de estar aquí sin poder hacer nada para salir por mi misma, camino de nuevo hasta la puerta e intento abrirla pero esta no cede como las veces anteriores.

-¡déjenme ir!- grito mientras golpeo y pateo esta pero no funciona.

Suspiro frustrada mientras me hago un ovillo en el piso y sólo comienzo a pensar en quien estaba detrás de esto, no había hecho nada a nadie, ni siquiera poseía la menor idea de quién podría o querría lastimarme, no encontraba una persona a la cual pudiera relacionar con esto.

Escucho pasos en el pasillo y sin pensarlo dos veces me pongo de pie mientras tomo una lámpara que hay aquí y me oculto detrás de uno de los muebles.

Siento como mis nervios están a flor de pie mientras aferro a mi pecho aquella lámpara en mis manos, la puerta es abierta y después alguien se adentra, veo su espalda mientras analiza la habitación y sin más corro hacia él para romper la lámpara en su nuca.

-¡puta!- sin detenerme corro y salgo de aquí mientras miro todo a mi alrededor, estoy lo bastante alejada de aquí cuando golpeo con alguien haciéndome caer al piso, miro a la persona frente a mi, era un hombre alto y musculoso quien me mira maliciosamente.

-la mujer del diablo no es tan estúpida como pensábamos- me toma fuertemente del brazo haciendo levantar bruscamente, siento como sus dedos se entierran en mi piel, me está lastimando, me acerca fuertemente a él mientras deja mi cuerpo entre la pared y él, siento su respiración en mi cuello- he de admitir que el diablo tiene muy buenos gustos en cuanto a mujeres refiere.

¿quién mierdas era el diablo?

Alejo de un solo movimiento a aquel idiota empujandolo con todas y las pocas fuerzas que tengo, este me mira bastante molesto y antes de poder reaccionar golpea fuertemente su mano en mi mejilla.

-¿qué mierdas haces?- otra voz se escucha y el tipo que había entrado a la habitación está de pie ahí- no podemos tocarla.

Me mira de mala manera antes de tomarme también de mi brazo y comenzar a jalarme hasta la habitación de nuevo. 

Llegamos a esta y me lanza haciéndome caer de nuevo sobre el piso y cierra la puerta dejándome dentro de esta, toco mi mejilla y está arde haciéndome dejarla de inmediato, me abrazo a mi misma mientras me guardo las ganas de llorar que tenía.

No sé cuánto tiempo ha pasado, siento como mis ojos se abren poco a poco al sentir un olor quemando en mi nariz, miro hacia donde este proviene y veo un líquido entrando por la pequeña rendija que está bajo la puerta, me pongo de pie de inmediato mientras me acerco.

-¡no!- grito mientras intento abrir la puerta, veo aquel líquido que continúa entrando, era gasolina- ¡por favor!

Era inútil.

-el infierno se desatará después de esto- escucho una voz del otro lado de la puerta, era uno de esos hombres- pero estamos preparados, la mujer del diablo italiano arderá y disfrutaremos ver eso.

-¡me están confundiendo!- grito de nuevo- ¡Por favor!

-que ilusa eres cara si tan sólo sup...

Antes de que pueda proseguir balazos comienzan a escucharse, escucho al hombre maldecir y me alejo de la puerta en cuanto escucho como enciende un cerillo y al instante comienza a oler a quemado mientras el olor comienza a inundar la habitación poco a poco. Los balazos afuera no cesan. Comienzo a toser y todo a mi alrededor comienza a nublarse mientras el humo comienza a llenar por completo la habitación, siento como este se cuela en mi sistema.

-¡ayuda!- grito pero parece que mi voz se apaga poco a poco.

Siento como mis ojos se cierran poco a poco y antes de que todo se vuelva negro puedo verlo a él quien rápidamente corre hacia mi.

Capítulo nuevo.

Nos leemos pronto.

-Neftali.

Tentación ItalianaWhere stories live. Discover now