Capítulo 31

105K 7.2K 2.3K
                                    

Dalila

Una explosión, siento como el ruido retumba en mis oídos, alguien me toma en brazos y lo único que veo es una enorme nube de humo mientras que esa persona corre conmigo en brazos.

Despierto de golpe, mi respiración está agitada y gotas de sudor ruedan por mi frente, miro a mi alrededor y veo a Raffael quien me mira preocupado.

-solo fue una pesadilla- habla.

Inhalo y exhalo mientras intento regular mi respiración, esa pesadilla volvía a mi.

Me pongo de pie y salgo de aquí para ir hasta la cocina en donde bebo un vaso de agua, cierro los ojos con fuerza al momento en que un recuerdo vuelve a mi mente. Era mi madre, ella era quien me llevaba en sus brazos mientras corría, lo último que escucho son disparos, vuelvo a la realidad en cuanto el vaso de cristal cae de mi mano haciéndose añicos en el piso, maldigo.

-¿qué pasó?- Raffael llega preocupado mientras mira el piso- espera ahí, recogeré todo.

Me quedo de pie y después el vuelve con una escoba y un recogedor mientras comienza a recoger los cristales en el piso.

Mi cabeza solo gira en torno al sueño y el recuerdo que tuve momentos atrás, ¿por qué mi madre huía? No recuerdo nada, quiero hacerlo, deben de existir esos recuerdos, ¿no? Sino porque estarían regresando a mi mente.

-listo- la voz de Raffael me vuelve a la realidad, miro el piso y ya ha limpiado el desastre que hice, su vista va hasta el enorme ramo de rosas que había recibido, aquellas rosas negras que habían traído consigo una nota que aseguraba Raffael seguía mintiendo- ¿quién te las dio?- pregunta con una ceja elevada.

-mi abuela las mando- miento, no le diría que no tenía idea de quién había sido y mucho menos le diría que con ellas venía una nota que hablaba de él.

Me mira y antes de decir algo su celular suena, camina hasta la habitación en donde ha dejado su celular. Después de unos segundos voy hasta allá, en el momento que me ve corta la llamada para después comenzar a tomar su ropa.

-tengo que irme- habla comenzando a vestirse. Me quedo de pie en el marco de la puerta.

-¿a esta hora?- pregunto, eran casi las tres de la mañana.

-tengo que arreglar un asunto- responde y eso me hace fruncir más mi ceño, ¿qué asunto debía de arreglar a las tres de la mañana? Camino hasta la cama y me vuelvo a meter dentro de las cobijas. Escucho sus pasos acercarse después de unos minutos- me voy- se inclina a besar mis labios, no digo nada y me mira- ¿no dirás nada?

-cierra la puerta al salir- respondo dándole la espalda, escucho como suspira.

-Dalil...

-quiero dormir- interrumpo- agradecería si me dejas hacerlo.

Vuelve a dejar un beso pero ahora lo hace en mi mejilla y después se va.

No le rogaría, no iría tras de él ni seguiría insistiendo en que me dijera las cosas, no insistiría más para que me hablará de su vida, si quería hacerlo lo escucharía pero si no lo hacía lo único que lograría sería que yo saliera de su vida y aunque eso me doliera lo haría, no soportaría más mentiras y secretos.

Poco a poco comienzo a quedar dormida.

-encontré el vestido perfecto- escucho a Anna mientras recojo mi departamento.

Había olvidado la fiesta.

-creo que no iré- respondo y ella me mira indignada para después hablar.

Tentación ItalianaWhere stories live. Discover now