Capítulo 76

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Dalila

No quiero soltar a Raffael, quería continuar entre sus brazos, quería que no me soltara y permanecer así para siempre.

-todos comenzarán a preocuparse si no regresas- habla él mientras siento como peina mi cabello, llevaba algunas horas en este lugar.

-no quiero dejarte- respondo aferrandome más a él.

Unos toques en la puerta me hacen recomponer lentamente mientras Raffael se acomoda mejor, voy hasta la puerta y la abro encontrando al hombre y su hijo aquí, aquel hombre traía una bandeja de comida mientras que el pequeño quien ahora estaba vestido del hombre araña trae un pequeño cesto con pan.

-él no ha comido desde que lo encontramos- habla aquel hombre- creo que debe de estar hambriento.

Asiento con una pequeña sonrisa y pasan.

Mi celular suena y miro el número de mi padre en la pantalla, respondo.

-¿pasa algo?- pregunto en cuanto acepto la llamada.

-¿dónde estás?

-voy para la casa- miento.

-Dalila...

-papá, no debes de preocuparte- respondo mientras salgo un poco de la habitación- puedo cuidarme sola.

-no- interrumpe- no puedes cuidarte sola.

Sus palabras son duras y me mantengo en silencio.

-¿qué tratas de decir?- pregunto.

Suspira pesadamente.

-trato de decir que estás en la mira de más de una persona y estás saliendo sola como si eso no fuera tan importante- responde.

-estoy bien- respondo de nuevo- llegaré en un rato más.

-Dalil...

Termino la llamada y voy de nuevo a la habitación.

-¿cree que podrían seguir ocultandolo aquí?- pregunto al hombre sin rodeos, mira a Raffael y después a mi.

Raffael me mira con una ceja elevada.

-¿no estaremos en problemas por eso?- pregunta y niego.

-no mientras no lo dejen salir- bromeo- es inofensivo, solo tiene la pinta de hombre rudo- el niño ríe.

-¿puedo pegarle con mi bate si se porta mal?- el niño pregunta sacándome una sonrisa.

-por supuesto, tienes mi completa aprobación- él sonríe con orgullo- solo será mientras se recupera- hablo de nuevo al hombre.

-su recuperación puede ser de tres a cuatro meses- responde él.

-me haré cargo de los gastos que haga- interrumpo- traeré despensa, ropa, solo estoy pidiendo que lo mantenga aquí- insisto- prometo que en cuanto él se recupere me lo llevaré de aquí- miro a Raffael quien sólo se mantiene en silencio- supongo que hay algo que necesita- hablo de nuevo- puede pedirlo y nosotros se lo daremos.

-papi ellos te pueden dar un trabajo- el niño habla.

-Alonzo- su padre advierte.

-puedo darle empleo si es lo que necesita- hablo.

Nos mira a ambos de nuevo.

-está bien- habla- aceptamos.

Sonrío y después de unas palabras más ellos salen de aquí dejándome a solas con el italiano.

-no tenías que hacer nada de eso- habla Raffael.

-lo he hecho- respondo tomando mi abrigo para ponermelo- ya has hecho suficiente, es mi turno.

-no quiero que hagas nada hasta que yo esté bien- comienza de nuevo.

-no voy a obedecer nada de eso- respondo firme- ya he dejado en claro cuáles son mis planes y no planeo cambiar eso.

-estás cegada- habla de nuevo- el odio te está consumiendo.

-¿hay algo de malo con eso?- pregunto mirándolo- ¿hay algo de malo en que trate de hacer las cosas a mi manera?

-esta no es tu manera de hacer las cosas- aclara.

-claro- suelto irónica- entonces debería de ir a la policía y decir todo, ¿no?- pregunto- esa tal vez sí sería mi manera de hacer las cosas.

-Dalila- comienza- no me refiero a eso- interrumpe.

-todos me ven como una débil y están en su derecho de hacerlo- continúo- no pertenezco a este mundo pero eso no evitará que pueda adaptarme a él- tomo mi pequeño bolso- he tomado una decisión y no planeo cambiarla.

-estás siendo algo egoísta- habla de nuevo.

-¿egoísta?

-sí, estás siendo egoísta al no pensar en mi ni en nuestro bebé- su voz suena molesta pero a la vez decepcionada- para ti es fácil hablar y decir que harás las cosas a tu manera pero tú lo has dicho no tienes ni la mínima idea de cómo funciona esto, no vas por ahí simplemente disparando a lo tonto o amenazando a alguien que te ha herido- me mira fijamente- en eso no consiste nuestro mundo- niega- ¿tienes idea de lo mucho que odio escucharte hablando así?- pregunta- sabiendo que el odio te está consumiendo, sabiendo que puedo perderlos a ambos.

Trago saliva.

-no- responde- no tienes ni la mínima idea de en lo que te estás metiendo.

Asiento.

-tienes razón- respondo- no sé en lo que me estoy metiendo- prosigo- pero sí sé de lo que soy capaz y de lo mucho que puedo llegar a hacer- sus ojos azules me inspeccionan a profundidad- y de la manera en la que lo veo tienes dos opciones: uno, preocuparte solamente en tu recuperación y dejarme hacer mi trabajo o dos: olvidarte de nuestra relación y así lo único que nos uniría sería este bebé.

-¿estás diciendo que puedes terminar conmigo solo por qué no estoy de acuerdo en que te conviertas en una asesina?

-no quiero un hombre a mi lado que sólo va a amar mi faceta dulce y amable- respondo- el hombre que esté a mi lado tiene que amarme por completo y en cada una de mis facetas no sólo en la faceta que más le conviene.

-Dalil...

-elige- lo interrumpo- ¿me amas realmente a mí o sólo amas a la mujer que estaba detrás de ti como una estúpida?- pregunto en su dirección- Porque si es así querido debo de decirte que esa mujer ya no existe más.

Nos leemos pronto.

-Neftali.

Tentación ItalianaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora