72. Tranquila, solo fueron dos besos

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Mientras guardaba mis cosas en diversas cajas, sentí una nostalgia tremenda porque la habitación de la academia había sido mi escondite por un largo tiempo y viví muchas cosas importantes allí.

Julietta, Cristal, Mia y Jas me estaban ayudando a empacar para así terminar más rápido. Habíamos estado gran parte de la mañana en eso y ya casi terminábamos. Por supuesto, recibí preguntas, respuestas y consejos de diversa índole respecto a lo que sería vivir con un hombre.

Mamá nos comentó a todas que ir a vivir con la persona que amas es dar un enorme paso y que ahí comienza la verdadera prueba porque se conoce a la otra persona profundamente con todos sus defectos.

—Estoy ansiosa —confesé—. ¿Ustedes creen que Daniel siga igual que siempre? Me refiero a que si creen que me siga amando de la misma forma ahora que me tendrá cada día con él. A veces pienso que se aburrirá de mí.

—El amor que siente por ti, cualquiera puede notarlo —dijo Tal—. Te mira como si no hubiera otra persona más importante en el mundo para él y la forma en que habla de ti es... intensa. No me refiero a las palabras que usa, sino al sentimiento con el que habla.

—Tu padre no estaba muy contento de tu relación con Daniel al principio, pero se dio cuenta de que él realmente se preocupa por ti y de que te ama —dijo Julietta—. No debes preocuparte por eso, Camille. Solo disfruta el presente.

—Concuerdo totalmente con lo que han dicho. Cualquier chica desearía tener un amor como el que tienes, Cam. —Jas suspiró encantada y sonrió tiernamente.

—Christopher opinaba lo mismo que Clemente, ya saben como es —dijo Mia—. Pero ahora le agrada Daniel. Creo que todo se debía a lo que pasó al principio con él, pero todos hemos sido víctimas y teníamos que aprender a entender y perdonar.

—Gracias por todas sus palabras y su compañía, chicas. Significa mucho para mí que estén conmigo en este día tan importante.

Después de acomodar las últimas cosas, comenzamos a bajar las cajas por el ascensor. Daniel y Clemente nos ayudaron con ellas porque de verdad era increíble todas las pertenencias que acumulé durante mi estadía en la academia. Ni siquiera me había dado cuenta cuándo pasó eso; peor aún, de mi casa con los James no traje todas mis cosas, solo algunas.

—¿Cómo alguien tan joven puede acumular tantas cosas? —preguntó Clemente mientras trasladaba las cajas—. Dios nos salve a todos porque de seguro acumularás miles a través de los años.

—Muy gracioso, Goku —dije para molestarlo.

Me miró entrecerrando los ojos, pero rio inmediatamente y se llevó las cajas al patio. Yo, por otro lado, fui a revisar mi habitación una última vez para asegurarme que no se me olvidaba nada.

Cuando estuve de vuelta con los demás, abrí un portal hasta la casa y Will del otro lado recibió las cajas que Daniel le pasaba una por una. En ese momento, Clemente se acercó a mí y me dio un abrazo que me impresionó.

—Lo único que quiero en la vida es que tú y tu hermano sean felices. Si Daniel es quien le da sentido a tu vida, entonces lo aceptaré siempre. Aunque te estés convirtiendo en una mujer hecha y derecha, siempre serás mi pequeña hija.

—Gracias —dije sonriendo—. ¿Por qué parece esto una despedida? Nos veremos probablemente mañana.

—No sé, pero quería que lo supieras.

Me puse de puntas y le di un beso en la mejilla a lo cual sonrió feliz. Finalmente, me despedí de las chicas y le dije que nos veríamos pronto porque así sería. Mi vida como nefilim no terminaría por no vivir en la academia. Tenía responsabilidades que cumplir y sabía que seguiría pasando mucho tiempo aquí.

Los Caídos #4 - HechicerosWhere stories live. Discover now