39. La guerra Parte 1

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Miré concentrada cada detalle de lo que las cámaras de seguridad de la ciudad me mostraba porque no quería que nada se me escapara de la vista. Hoy me tocaba vigilar, así que quería hacer bien mi trabajo porque un solo error arruinaría todo.

Pude ver a Adam junto con Tristán en misión y reí por lo mucho que se molestaban entre ellos. Al parecer, todo estaba tranquilo y ningún demonio había dado mayor problema.

—Llegó el correo —dijo una voz. Pegué un gran salto y casi le pegué a la pantalla frente a mí.

—Dios mío, April. No vuelvas a asustarme así. —Puse una mano en mi pecho y respiré agitada.

—Te enviaron esto. —Me entregó un paquete cuadrado envuelto en papel café y rodeado con una cinta amarilla. Bajo ella tenía un trozo de papel con un mensaje.

—¿Qué es? ¿Quién lo envió?

—Tu admirador secreto —dijo sonriendo.

''Para ti, amor mío. Con cada frase escrita aquí, sabrás lo importante que eres para mí'' decía aquella nota y el corazón me latió rápido de la emoción. Sonreí inmediatamente y con delicadeza rompí el papel para sacar lo que había dentro. Era una libreta café que tenía estampado en la portada la frase ''Amor mío''. Miré algunas páginas al azar porque estaban todas marcadas con papeles de colores y sonreí feliz.

Creo que era el mejor regalo que me harían en la vida y estaba muy agradecida por eso. Me sentía afortunada de tener a Daniel en mi vida y de que me amara solo como él sabía.

—Si te escribió un libro lleno de frases, significa porque realmente te ama, ¿no es así? —dijo April.

Asentí emocionada y me mordí el labio para aguantar las ganas que me dieron de llorar. April se lanzó a mis brazos y me acarició el cabello como una amiga lo haría, lo cual me pareció lo más tierno del mundo.

—Espero que algún día encuentres a alguien que te ame mucho y que seas la mujer más feliz de este planeta aunque me digas ahora que odias los novios —dije riendo.

—La verdad es que....—Se quedó en completo silencio al ver la pantalla de las cámaras de seguridad. Un escalofrío me recorrió el cuerpo y me imaginé lo peor para que no fuera tan terrible al ver lo que realmente sucedía. Pero era incluso peor.

—¡Cinco minutos! —exclamé fastidiada—. Me desconcentré por cinco minutos y ¿una horda de demonios ataca la maldita ciudad? ¿Puedes verlos? No quiero pasar vergüenzas otra vez con eso de la visión.

—Claro que puedo verlos, Camille. Mira, casi matan a uno de nosotros —dijo haciendo una mueca de horror.

Marqué instantáneamente a Tristán y contestó de inmediato su celular.

—¿Cuántos? —pregunté.

—Miles, necesitamos refuerzos —respondió.

Colgó inmediatamente, así que me paré en un dos por tres y apreté la alarma de emergencias. Me importaba un carajo si los directores me regañaban porque esto sí era una emergencia.

—Ve a decirles a tus hermanos, April.

Ella asintió y se fue corriendo, mientras que yo tomé la libreta y lo demás para ir a dejarla a mi habitación. Saqué la chaqueta lo más rápido que pude y tomé el arco que estaba sobre mi cama de manera inconsciente. Me puse la chaqueta mientras bajaba al primer piso y fui por un par de flechas y una espada a la habitación de armas que era un caos total.

No sé a cuántos nefilim asignarían para una emergencia como esta, pero yo iría les gustara o no porque mis amigos estaban allá. Salí al patio delantero y ver la cantidad de nefilim que había allí me sorprendió. Creo que no veía a tantos ir a luchar desde que Daniel atacó, lo cual fue hace mucho tiempo.

Los Caídos #4 - HechicerosWhere stories live. Discover now