20. Vivir el momento

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—¿Qué diablos está pasando? —grité en medio de todo el ruido.

Las alarmas sonaban estruendosamente y muchas personas iban de un lado a otro, mientras que otros gritaban y lloraban. Era una imagen sacada de una película de terror y era mucho peor verla en vivo y en directo.

—Ocho nefilim aparecieron muertos frente al recinto, pero en las cámaras de seguridad no se ve absolutamente nada —explicó Julietta quien estaba de turno vigilando.

—Esas estúpidas cámaras jamás funcionan como deberían —dije—. ¿Saben cómo murieron?

—No tienen ninguno daño físico. Es como si hubiesen muerto de la nada —mencionó—, pero lo impactante es que no tienen las marcas de familia.

—Entonces eran nefilim no clasificados.

—No, Camille. Eran miembros de la raza.

—¿Cómo es eso posible?

—No lo sabemos aún. Es bastante extraño —dijo—. Lo único que sé es que están mandando a misiones especiales, así que ve a ver si te escogieron a ti.

Lo último que quería hacer era ir a una misión suicida porque ya había pasado por mucho los últimos meses. Sin embargo, era mi deber, así que debía cumplir me gustase o no. Para mi mala suerte, sí me tocó ir a misión y esta vez sola. Jamás me había tocado sola y es muy raro que ocurra porque usualmente es en grupo, pero creo que ahora querían evitar la mayor cantidad de muertes posibles.

Después de cambiarme de ropa rápidamente, bajé al primer piso y saqué algunas armas de las cuales la principal para mí era el arco. Salí al patio de enfrente e hice un portal para dirigirme al área que me asignaron. Usualmente es al centro de la ciudad, pero esta vez me mandaron a un lugar que era un tanto más tranquilo porque parecía ser un barrio de personas adineradas.

Una vez del otro lado, me quedé totalmente quieta porque sentí la presencia de alguien tras de mí; de hecho, sentí la energía de otra persona además de mí cuando crucé el portal y era una energía algo más potente de lo normal.

—Sé que estás ahí, April —dije—. No te escondas.

Salió detrás de un árbol y me miró culpable, pero ¿cómo podría culparla si se veía tan adorable? Se había hecho una coleta alta y usaba una versión más pequeña de la chaqueta de su familia, excepto que esta tenía escrito en la parte de abajo ''York'' con letras blancas. En la mano, llevaba una espada del tamaño perfecto para ella y en la otra una pequeña daga.

—Perdón por seguirte —dijo—. Solo quería diversión.

—Debo mandarte a casa o tus padres me mataran. Está estrictamente prohibido que los niños participen en las misiones.

—No soy una niña —dijo—. Sé cuidarme muy bien y me entrenaron bien.

—De eso estoy segura, pero aún así va contra las reglas.

—Por favor, Cami. Prometo portarme bien y ser un angelito caído del cielo.

—Prefiero que solo seas un angelito y no caído del cielo —dije riendo.

—Tienes razón. Los pecadores cayeron —dijo riendo—. Entonces seré un angelito.

Era algo cruel, pero en cierto punto tenía razón y no pude contradecirla, así que suspiré rendida y asentí lentamente.

—Te mantendrás a mi lado sin importar qué y si ves algo raro, me avisas inmediatamente. Si te duele algo, grita, patalea o lo que sea, ¿entendido? —dije.

—Sí, capitana James.

—Bien —dije.

Mientras dábamos vueltas por aquel lindo y elegante vecindario, April y yo hablamos de lo que significaba para ella ser la única hija y la menor entre tantos hombres. Para mí sería terrible porque serían muchos varones intentando protegerme, pero a ella le encantaba. Amaba a sus hermanos y pensaba que de alguna manera le ayuda a ser más fuerte y madura.

Los Caídos #4 - HechicerosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora