56. El mítico árbol

1K 162 55
                                    

Todo había empeorado para los chicos. Sus heridas eran cada vez peores y ya nadie sabía qué hacer. Los de la Guardia ya habían desistido porque no sanaban y me temía que todos esperaban lo peor.

Todo fue más terrible cuando de la nada hubo un temblor muy fuerte en la ciudad. Sé que es normal que tiemble, pero este remezón dejó a más de alguno inconsciente y con alguno me refiero a criaturas sobrenaturales no pertenecientes a la comunidad angelical.

—¿Sabes algo de lo que pasó, Jas? ¿Los directores dijeron algo? —pregunté ansiosa.

—Hay rumores de que el árbol de la comunidad sobrenatural está reclamando los tres sacrificios que le pertenecen —mencionó.

Mi atención fue hasta Daniel, luego a Adam y finalmente a Tristán. Los cinco nos habíamos topado en la academia de los Evans cuando fui a buscar a Jasmine para saber si había averiguado algo de lo que pasaba.

—¿Crees que por eso los chicos empeoraron?

—Probablemente —dijo Adam—. Debemos hallar una manera de ayudarlos.

—Pero ni ellos, ni Clemente, ni yo somos los que debían sacrificar. No sabemos donde están los tres originales.

—Los Green sabían, los abuelos de Eric y Kenneth también —mencionó Tristán—. Iré a averiguar si alguno de ellos sabe algo. Ustedes deberían quedarse aquí y estar atentos a lo que pase.

—Yo iré a ver si los directores saben algo más —dijo Jas.

—Te acompañaré. —Adam tomó del brazo a su hermana delicadamente y ambos se fueron a la oficina de Sofia.

Tristán, por otro lado, nos pidió que les avisáramos si algo más pasaba aquí y también se fue en busca de información. Daniel a mi lado me miró alzando una ceja y yo me encogí de hombros.

—¿Qué? —pregunté.

—No te quedarás aquí parada, ¿verdad?

—Me conoces bien —dije—. No puedo quedarme sin hacer nada cuando mis amigos están muriendo, Daniel.

—Iré contigo a donde sea que se te ocurra.

***

Allí, frente al mítico árbol, me sentí como una pequeña hormiga a la que pocos les importa si muere o vive. Aquel árbol tiene carácter propio e infunde un poder que solo he visto contadas veces como, por ejemplo, cuando visité a la famosa piedra que me estafó.

—¿Qué haremos aquí? —preguntó Daniel—. ¿Algún ritual poderoso?

Lo miré entrecerrando los ojos y luego le hice un desprecio porque no era momento para bromas pesadas. Se acercó a mí y me dio un beso en la mejilla como forma de disculpa, lo cual me pareció adorable, pero no se lo dije.

—Debe haber alguna manera de detener los sacrificios y si todo empezó con este árbol, tendrá que acabar aquí —comenté esperanzada.

—Sí, pero no es como si pudieras preguntar algo y el árbol te respondiera.

—Lo sé, pero debo intentar lo que sea.

—En teoría, el árbol requiere esos sacrificios porque necesita energía para seguir funcionando.

—Tal vez, podemos darle alguna fuente lo suficientemente infinita como para que pueda alimentarse por miles de años.

—¿A qué te refieres?

—La alianza es más fuerte ahora y si atamos al árbol a ella, puede que se alimente de nosotros sin que nos haga daño.

—¿Crees que todos los sobrenaturales acepten eso? —preguntó—. Creo que es algo peligroso.

Los Caídos #4 - HechicerosWhere stories live. Discover now