32. El ataúd de Edrilia

1.2K 157 19
                                    

Estábamos exactamente en el centro de la ciudad de aquel lugar, el cual era como una versión distorsionada de Alana con algunos elementos de Atalana. La vez anterior no lo había notado del todo o tal vez eran detalles nuevos que fueron añadidos hace poco tiempo.

El cielo seguía siendo de un color rojizo y algunas criaturas volaban en la altura, lo cual me recordó a la dimensión que visité. Un escalofrío repentino me recorrió el cuerpo y pensé en lo que podría encontrarme aquí si me quedara más tiempo. ¿Serán los demonios tan solo criaturas como nosotros?

Al menos, los que están más humanizados por tomar claramente cuerpos humanos o por ser mitad de otras criaturas no se veían tan terroríficos como, por ejemplo, la chica de aquel bar en donde Will hacía sus misteriosas investigaciones.

Mi atención se centró inmediatamente en Jasmine porque comenzó a estornudar y su nariz se puso algo roja. Al parecer, el polvo que había en el aire no le hacía bien y la verdad es que podía entenderla porque era algo desagradable.

—Ya odio este lugar —mencionó ella. Se subió el cierre de la chaqueta hasta el cuello e intentó esconder su nariz allí.

—¿A dónde tenemos que ir? —preguntó Adam dando un vistazo a su alrededor.

—A la casa de Arturo —mencionó Eric—. Allí debe estar Makarius.

—¿Estamos seguros que queremos ir directamente a la cueva del lobo? —preguntó Blas—. Deberíamos tener un plan primero porque los mellizos ya no tienen su poder de absorber.

—Blas tiene razón —concordó Tristán—. Debemos tener algo en mente antes de aparecernos por allá. No sabemos si tiene guardias o algo así.

—¿Guardias? ¿No serán demonios? —preguntó Mia.

—Hay demonios que son otras criaturas también —dije—, así que pueden parecer muy humanos. Además, aquí no hay solo demonios.

—¿Vampiros? —preguntó Blas.

—Solo sé que este lugar es como cualquier otra ciudad, pero con la diferencia que es del dominio de los demonios.

—Nunca imaginé que el infierno luciría así —dijo Adam—. Okay, chicos, deberíamos buscar refugio o algo para poder idear el plan con tranquilidad.

—¿Dónde encontraremos refugio en un lugar como este? —preguntó Jasmine—. Nos echaran apenas noten que somos nefilim y que estamos muy vivos como para estar aquí.

—Yo no lo estoy técnicamente —mencionó Mia y se encogió de hombros.

Ese era un muy buen punto porque tal vez las criaturas de aquí tendrían consideración con nosotros al ver que Mia es vampira. Los vampiros, como sabemos, llevan consigo algo de demonio debido a su feo creador, Arturo.

Nos paseamos por la ciudad con mucho cuidado e intentamos no separarnos por nada del mundo. En el trayecto recibimos muchas miradas curiosas, hostiles y furiosas, pero no las tomé en cuenta porque así evitaríamos problemas. Cuando nos topamos con un bar que no parecía tan tenebroso, mandamos a que Mia preguntara si había algún lugar en donde pudiéramos quedarnos por un rato. Antes de poder entrar, nos dio una mirada asesina y nos mostró ligeramente los colmillos.

Al cabo de unos minutos, volvió muy contenta para mi gusto al estar en un lugar así. No sé qué la habrá puesto así o lo que haya encontrado allí dentro, pero definitivamente le encantó. Nos entregó un papel negro con una dirección en él escrita con tinta blanca.

—El único hotel que hay aquí —mencionó ella.

—¿Qué viste allí dentro? —pregunté curiosa.

Los Caídos #4 - HechicerosWhere stories live. Discover now