Capítulo 41.1

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Las doce de la noche no tardaron en llegar y Verónica sentía como su respiración se alteraba a cada segundo que pasaba. En nada saldría de aquella casa que tanto le ahogaba y se sentiría libre. Eso era lo que necesitaba. Hacer una locura en su vida como la que estaba a punto de hacer. Hacía ya al menos una hora que sus padres se habían acostado, y ella había vuelto a vestirse con ropa de deporte y había introducido dos cojines debajo de la colcha de su cama, haciéndolos pasar por ella misma hecha un ovillo y durmiendo. Incluso se había grabado respirando entrecortadamente con su móvil sin wifi ni tarjeta de memoria. Cada vez tenía más claro que un móvil podía servir para muchísimas cosas, pero jamás pensó que iba a utilizar alguno para grabar su respiración y meterlo debajo de las sábanas para ocultar que se escapaba de casa. Una chispa de emoción y miedo la recorrió de pies a cabeza cuando contenía el aliento y salía de su cuarto. No quería pensar en que todo podía salir mal. No quería pensar en nada malo. Se lo había prohibido a si misma. En ese momento debía de estar totalmente centrada. Nada más importaba que lo que estaba haciendo. Una parte de ella, la más íntima, deseo que David estuviese con ella y que le quitase todas esas locuras de la mente. Verónica movió la cabeza, negándose a si misma ese tipo de pensamientos en un momento como aquel. Por mucho que sintiese que necesitaba a David más que nunca. Esto es por él. Eso se recordaba una y otra vez para centrarse aún más.

Se agachó en la puerta y la abrió sin ninguna dificultad hasta que escuchó a alguien detrás de ella. Temblando, se quedó muy quieta mientras veía como su padre entraba en el cuarto de baño. Verónica sintió como el corazón se le aceleraba y como sentía los latidos en la garganta y retumbaban en su cabeza. Su padre entró en el baño y ella aprovechó para acabar de abrir la puerta y salir casi corriendo al pasillo, cerrando luego con cuidado la puerta tras ella.

Pasase lo que pasase a partir de ese momento, su padre ya no podía hacer nada. La chica vio a su vecino Felix, y le hizo una señal para que se callase y no dijese ni una sola palabra. Ambos salieron a toda prisa del edificio y casi corrieron hacia la esquina. Para sorpresa de Verónica, Felix estaba casi tan nervioso como ella. Quizás aún más. La chica trató de mantenerse en calma y elevó la cabeza, como si quisiese mostrar seguridad. Todo eso lo había aprendido de David, y era algo por lo que le estaba totalmente agradecida. Aún no podía creerse lo que estaba haciendo, pero cuando vio a Eva y a Paloma, también le costó trabajo creer que tenía amigas tan locas o que la querían tanto como para hacer eso por ella. Eva abrazó a Verónica y Paloma puso los ojos en blanco. Jamás se llevarían bien y Verónica lo sabía, pero habían pasado a un estado de aceptación mutua. Verónica se percató de que Eva estaba temblando y le dio la mano.

—Todo va a ir bien —le susurró con afecto.

Eva le sonrió y asintió con la cabeza. Tras eso, todos se metieron en el coche que Felix había alquilado bajo un nombre falso para esa noche.

El sonido del motor no tardó en escucharse y se dirigieron hacia Neone. Era como si a medida que se acercasen a Maison la Noir todo comenzase a dar más vueltas y a girar más deprisa.

—¿Estáis seguras de esto? —preguntó Felix.

Holaaa de nuevo, sigo actualizando <3

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