Capítulo 19.2

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—El Zorro no sabe que es David quien lo ha traicionado. —sentenció Verónica, aterrada e increíblemente seria.

Paloma negó con la cabeza.

—Si lo supiese, David ya estaría muerto. –respondió su amiga.

Verónica sintió un escalofrío. El Zorro no sabía que era David, pero ella estaba segura de que ese hombre, fuese quien fuese, estaba buscando un culpable de la muerte de Maek y del intercambio fallido. Al pensar eso, una idea logró hacerla temblar.

—¿Y si El Zorro ha hecho que Baref desaparezca para que David baje la guardia y vaya a Maison la Noir por Rose? Rose es el vínculo entre el que ellos consideran un traidor y Baref... ¿Y si quieren tenderle una trampa allí?

Paloma abrió los ojos de par en par, ella no había pensado en eso, pero por lo que sabía de Baref, jamás huiría de una pelea de bandas, y sus hombres de confianza eran mucho mas letales que los de Maek. Desde luego que no era propio de Baref desaparecer así como así. ¿Y si era cierto lo que Verónica acababa de pensar? ¿Y si era una trampa y Baref obedecía a El Zorro para averiguar quién era el traidor cuando fuese a por Rose a ese lugar y poder matarlo allí? Paloma siguió pensando, todas esas preguntas tendrían sentido si El Zorro tuviese alguna forma de acusar a Rose de algo, y la chica borró el mensaje y las llamadas perdidas del móvil de Baref antes de devolvérselo.

—Oh mierda. Ahora me cuadra todo. —dijo Paloma poniéndose pálida y conteniendo la respiración.

Verónica la observó sintiendo como su corazón comenzaba a latir con fuerza. Paloma se pasó una mano por el rostro y se la dejó ahí con los ojos cerrados durante unos segundos.

—¿Qué? ¿Qué te cuadra? ¿Qué sabes Paloma?

La chica de ojos azules estaba tan nerviosa que le costaba respirar.

—Por lo que me contó una prostituta que trabajaba en ese sitio, en algunas habitaciones había cámaras porque a los clientes les gustaba grabarse, y además de eso, los trabajadores de ese lugar usaban esas cámaras para controlar a las chicas.

Verónica se llevó una mano a la boca.

—¿Crees que alguna de las personas que controlaban las cámaras vio cómo David hablaba con Rose y cómo le decía que quería matar a Maek?

Paloma negó con la cabeza.

—David es demasiado inteligente para eso. Estoy convencida de que se lo dijo en una sala en la que se aseguró de que no hubiese cámaras. Casi ninguna chica sabe que está siendo grabada, pero los chicos que lo controlan todo como David, saben en qué habitación hay cámaras y en cuáles no.

Verónica se relajó al pensar en que David estaba a salvo si nadie salvo Rose había oído su conversación. No obstante, su corazón se agitó y tembló como una hoja cuando una pregunta cruzó su mente.

—¿Y si vieron a Rose coger al móvil de Baref?

Los ojos de Paloma estaban más inquietos que de costumbre.

—Eso es exactamente lo que he pensado. Tiene que ser eso. Por eso creo que Rose sigue viva, porque esperan que el traidor vaya a por ella y ponerle cara de esa forma. Lo están esperando Verónica.

La chica se llevó una mano al flequillo y apretó la tela del uniforme al tiempo que sentía que se mareaba. Paloma la agarró cuando Verónica estaba a punto de caerse al suelo.

—¿Estás bien? —le preguntó con cara de espanto.

Verónica asintió con la cabeza aunque había comenzado a sentir que todo daba vueltas.

—Sí, sólo me he mareado y me han fallado las piernas. —dijo en ese momento, tratando de recomponerse—. David va a ir a por Rose a Maison La Noir, y ellos van a ir a por David allí.

Verónica habló más para ella misma que para Paloma, pero la frase también tuvo un fuerte impacto en la otra chica de ojos oscuros.

—Tenemos que hacer que David se olvide de Rose.

Verónica movió la cabeza negativamente con rotundidad. Conocía lo suficiente a David para saber que eso no iba a pasar. Su sentido de la lealtad era demasiado grande respecto a sus promesas. Si prometía algo, lo cumplía.

—No va a hacerlo. Su consciencia no lo dejará y será peor si se entera de que Rose puede estar en peligro. En un peligro mayor del que ya acostumbra a estar en un sitio como Maison la Noir.

Paloma tomó un trago de aire y Verónica suspiró apesadumbrada. Las cosas pintaban muy mal.

—En ese caso, tenemos que decirle a David lo que pensamos ambas. El Zorro quiere que el responsable de la muerte de Maek, que sabe que de alguna forma está ligado a Rose por el mensaje de Baref, vaya a Maison La Noir a por ella para tenderle una trampa y deshacerse de él. Además, sabe que el hombre que mató a Maek, si es de sus hombres, irá solo a ese lugar. No irá con ninguno de sus subordinados o algún compañero porque eso sería involucrarlos en salvar a una prostituta y le haría perder poder ante sus subordinados.

Ambas chicas intercambiaron una mirada y el timbre sonó justo en ese momento. Verónica se irguió y trato de no marearse al hacerlo. Por muy mal que se encontrase anímicamente, su mirada era decidida.

—Voy a entrar en Maison la Noir haciéndome pasar por la prostituta de algún jeque importante que esté pasando unas vacaciones en el norte de España. Voy a entrar, Eva va a acompañarme, y voy a necesitar ayuda para saber cómo he de actuar.

La mirada que Verónica le dirigió fue más que suficiente para que Paloma dejase de dudar de ella y se pusiese a pensar en todo lo que necesitarían hacer para preparar su entrada. Ya no le importaba lo que le hubiese prometido esa misma noche a David cuando la llamó por teléfono desde una cabina. Ahora tan sólo le importaba el hecho de que si David entraba en ese lugar, probablemente fuese hombre muerto, y de que si eso ocurría, Verónica jamás se lo perdonaría. Paloma le debía demasiado a David. Él fue quien le consiguió el trato con Maek para que no la captase. Él fue quien acabó su sufrimiento mandando a alguien a encargarse de su padre. Y no tenían otra opción mejor que hacer que Verónica entrase en aquel lugar para evitar que David lo hiciese. Las dos sabían lo cuadriculado que podía ser David con sus promesas.

Paloma resopló exasperada. Aquello era una locura incluso para ella, pero... ¿Qué otra opción tenía? ¿Hablar con la policía? Quiso reírse nada más pensar en esa idea. La policía no podía ayudarlos. No contra hombres como Baref, ni mucho menos contra el mismísimo Zorro. Paloma escrutó con detenimiento a Verónica, y vio como su mirada se volvió aún más determinada cuando asintió con la cabeza diciéndole que podía contar con ella.

—Si Rose sigue allí, la sacaremos.

Os sigo subiendo. Gracias por leer <3

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