Capítulo 30.1

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David dio puño a su moto y se despidió de Darren. La conversación había sido tensa por parte de ambos durante la mayoría del tiempo. No es fácil limar asperezas con personas que hasta el momento han sido tus enemigos. David seguía sin fiarse del todo de él, pero ahora sabía que el chico también tenía mucho que perder si lo traicionaba. No sólo porque su arma siguiese debajo de esa tabla en el cuartucho donde dormía con Cat, sino porque Darren le había contado cosas sobre Baref. Se había convertido en un chivato, y todos sabían lo que les hacían a ese tipo de personas en el mundo de barro. Algunas de esas cosas eran detalles insignificantes, como que todos los días trataba de beber casi dos litros de agua y que estaba obsesionado con eso y con llevar una alimentación equilibrada. Además de que le encantaba probar diferentes zumos naturales y era adicto a los cócteles sin alcohol. También le gustaba el deporte y era una persona atlética, pero nada de eso era nuevo para David. El chico desde que lo conoció lo ubicó como un hombre al que le gustaba cuidarse, aunque de vez en cuando también se emborrachaba. También le gustaba tener una buena apariencia y aparentar ser una persona con mucho dinero.

Lo único que Darren le había dicho que David no supiese era que se trataba de una persona maniática y que solía hacer las cosas más o menos a la misma hora. Todas las tardes, sobre las siete debía de estar entrenando y obligaba a sus hombres de confianza a entrenar con él. Eso le daba a David un tramo horario en el que Baref no era tan peligroso como de costumbre.

Darren también le había dicho que estaba apalabrando una captación con un hombre importante hasta que Maek murió, y que probablemente de eso ahora se encargará Don Giovín, quien por lo que Darren le dijo, ha aceptado estar bajo el mando de El Zorro. David apretó los labios. Ya debía El Zorro de ser peligroso para que Don Giovín quisiese rendirle cuentas.

Sumido en sus pensamientos se llevó una mano al bolsillo al tiempo que sentía el viento en la cara. Demasiado frío. Dio puño a la moto mientras aceleraba. Había conseguido el número de Paulo. Darren se lo había dado e incluso sin darse cuenta le había dicho cuando podía entablar contacto con él. A partir de las siete de la tarde.

David movió la cabeza tratando de resistir el aire frío que le entraba por el cuello a través del casco. Hacía demasiado frío para la poca ropa que llevaba. Por unos instantes, recordó a Jota. Le encantaría que Jota estuviese allí con él. Si estuviese allí, él sería la persona ideal para controlar y vigilar a Darren. Ahora, iba a tener que apañárselas para ir un paso por delante de él si el chico lo traicionaba.

Debía de buscarse un aliado entre los suyos, y para su mala suerte, no veía a ninguno de sus subordinados de esa forma. El chico de ojos grises siguió avanzando por las calles, callejeando hasta que al cabo de unos cuarenta minutos volvió a llegar a la nave abandonada donde los hombres de Maek habían establecido su cuartel.

El silencio invadía el lugar y de nuevo tan sólo escuchaba sus pasos sobre la arena y el polvo. Saludó con un leve movimiento de cabeza a los hombres que vigilaban la entrada y a algún que otro chico que ocupaba un puesto de vigilancia fuera de ese sitio. David los compadeció. Aquella noche era demasiado fría para pasarla a la intemperie. El chico entrecerró los ojos cuando sintió como una mota de polvo se le metió en los ojos. A pesar de eso, siguió sin inmutarse hasta llegar al interior de la nave, donde el ambiente seguía igual de calmado que en el exterior. Demasiado para tratarse de un lugar como aquel. El silencio en ese lugar nunca era una buena señal. Siempre había ruido. Siempre se oía algo. En ese momento, tan sólo se escuchaba el viento de fondo chocando contra algún objeto metálico y provocando un sonido chirriante que se repetía cada pocos segundos.

David se percató de que había un coro de personas alrededor de alguien, y notó como su sistema sanguíneo se calentaba con rapidez a medida que avanzaba con velocidad, como si se deslizase.

Otro sonido duro le hizo darse cuenta de que el viento no era lo único que se escuchaba en aquel lugar. Estaban castigando a alguien y esa persona había comenzado a sollozar. David se abrió paso sin necesidad de tocar a nadie. Todos sus subordinados, los dos grupos de chicos que habían pasado a ser uno solo bajo el mando de David, abrieron paso y posaron su mirada en él. El chico los ignoró a todos con gesto serio, pero por puro instinto se centró en sentir el frío metal de su pistola en la parte baja de su estómago. Eso bastó para relajarlo y para que no perdiese los nervios cuando llegó al centro del grupo.

Sean estaba castigando a Eric públicamente y su espalda estaba sangrando. David apretó los puños y se interpuso entre ambos, con una mirada desafiante hacia Sean.

—¿Qué ha hecho? —le preguntó con una voz tan calmada que la mayoría de los presentes se pusieron aún más nerviosos.

Sean lo perforó con la mirada. Nadie podía inmiscuirse en mitad de un castigo. Nadie debía de preguntar nada ni de pararlo. David lo sabía, y por eso lo había hecho. Si quería lograr nuevas reacciones en sus subordinados, debía de hacer cosas a las que no estaban acostumbrados.

—Vete a la mierda, Cobra. —le respondió Sean, elevando de nuevo el cinturón con intención de seguir pegando a Eric, quien estaba de espaldas a David y tenía ambas manos en el suelo.

El chico de ojos grises no se lo pensó dos veces y agarró el cinturón de Sean antes de que impactase de nuevo contra la espalda de Eric. La mano le dolió tanto al recibir el golpe que tuvo que hacer uso de toda su fuerza interior para no hacer ninguna mueca y de todo su autocontrol para no lanzarse a por Sean y comenzar una pelea con él.

—Te he hecho una pregunta. —prosiguió David lentamente y contemplando la ira en Sean.

Si antes había silencio en la nave, en ese momento no se oía ni tan siquiera una sola respiración. Todas las miradas estaban puestas en David. Todos se habían dado cuenta de la compleja relación entre David y Sean después de presenciar el intercambio de balas que tuvo lugar en esa misma nave.

—¿Quieres que te mate? —siseó Sean, dando un paso hacia David y tratando de que el chico soltase el cinturón que tenía agarrado con fuerza.

David dio un paso hacia él y por unos instantes pensó en qué decirle. Supo lo que tenía que decir tan sólo unos dos segundos después de coger aire y elevar la cabeza.

—Te mataré yo mismo si sigues torturando a mis hombres sin decirme el porqué.

Sean vio como había un brillo de peligro en la mirada de David, y también escuchó las exclamaciones ahogadas de muchos de los jóvenes que estaban en aquel lugar. David los había impresionado con sus palabras. Había aprovechado aquel momento para que sus subordinados comenzasen a respetarlo, y ya no porque le temiesen, sino porque acababan de empezar a verlo como alguien a quien seguir. Como el líder innato que siempre había sido.

—Le he ordenado hacer algo, y ha fallado como la buena mierda que es.

David elevó una ceja.

—La culpa es tuya. —le respondió causando en Sean una sensación de aturdimiento.

David le dedicó una sonrisa y dio unos pasos hacia Eric, aún con el extremo del cinturón de Sean en la mano. Dio un empujón fuerte para que Sean lo soltase y se quedó él con el cinturón, el cual tiró al suelo con desprecio. Luego le colocó una mano a Eric en el hombro, indicándole que todo iba bien y haciendo que el chico se volviese y pusiese sus ojos azules sobre David.

—Le has mandado que sea mi águila y me ha perdido de vista. ¿Por eso lo castigas?

Hola personitas preciosas!!!!! En el maratón de hoy tenemos a David siendo David <3 Disfrutadlo mucho!!!!!! :) Nos vemos en la última actualización de este super maratón!!! <3 CATORCE PÁGINAS EN 3, 2, 1...

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PD: ESPERO QUE TODAS ESTÉIS BIEN!!!!!

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