Capítulo 39.2

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Erick se puso tenso nada más escuchar la pregunta. Desde que Maek formó el grupo de jóvenes todos ellos tenían prohibido hablar sobre su vida personal más allá de las personas con las que se acostaban. Los hombros de Erick dibujaban una línea recta con sus hombros. Tanto que por un momento David pensó que no iba a responderle. Ambos se mantuvieron en silencio hasta que David habló:

—Maek mató a mis padres biológicos y luego asesinó a todos los padres adoptivos que mi hermano y yo tuvimos. Después captó a mi hermano e hizo lo mismo conmigo a través de él. A partir de ahí tan sólo recuerdo haberlo obedecido. Mi nombre es David, por cierto.

Erick abrió los ojos e incluso la boca con sorpresa. Jamás se había podido imaginar que Cobra iba a contarle su historia. Tragó saliva sintiéndose ilusionado por primera vez desde hacía mucho tiempo y le dio a David la misma confianza que el chico le había dado a él mismo. Sin lugar a dudas, Erick le debía mucho a David. Ya no sólo porque hubiese salvado su vida y su espalda de Sean, sino porque había fallado a su favor en múltiples ocasiones incluso recibiendo él un castigo por algo que no era ni tan siquiera su culpa, sino la de Erick. David había sido un buen líder para él y siempre había tratado de protegerlo, pero también había marcado las distancias y había establecido una fina pero fuerte línea de distancia que nadie debía de traspasar con él.

—Me crie en Valencia. Mi padre pasó de mi desde pequeño y mi madre era alcohólica. Uno de sus novios recibió mi custodia después de que mi madre la perdiese y fuese ingresada en una clínica de desintoxicación. Su novio me maltrataba desde pequeño, incluso antes de que el problema de mi madre con la bebida aumentase. Lo hacía delante de ella y ella nunca decía nada — Erick bufó—. Ni qué decir tiene que después de eso las palizas aumentaron. Estaba yo sólo con él. Maek me recogió de la calle un día que hui porque pensé que iba a matarme.

Un silencio se interpuso entre ambos, pero Erick prosiguió hablando al cabo de unos segundos, casi liberándose con todo lo que decía.

—No me gusta lo que hacemos, pero no se hacer otra cosa.

David desvió la mirada al frente y elevó un poco la cabeza. La vida de Erick tampoco había sido fácil y estaba convencido de que la de la mayoría de los chicos que estaban allí con él tenían una historia parecida.

—Nadie te ha dado la oportunidad de hacer otra cosa. Y tú no puedes dártela cuando ya estás dentro de la mafia y con barro hasta el cuello. Si te despistas un momento o si tratas de salir hacia la superficie el barro te acaba matando.

Maek se había aprovechado de eso, de niños fácilmente manipulables y que no eran capaces de encontrar un lugar en el mundo. Les había dado un sentimiento de permanencia y un sitio al que volver por la noche, y junto a todo eso, les había dado cosas que hacer y dinero a cambio de su lealtad absoluta. Una lealtad que hacía que todos esos jóvenes dejasen de lado su verdadera identidad para tratar de contentar a Maek y a su mundo de drogas, sexo, mujeres y peligro.

—¿Hace cuánto que trabajas para Maek? Ya estabas a su servicio cuando yo llegué.

—Unos dos años más que tú —le respondió Erick—. Aunque tampoco confiaba en mi como para dejarme llevar a cabo las misiones que te pedía a ti.

David se sorprendió de cómo había dado la vuelta la conversación, pero le sobrecogió aún más el hecho de sentir una necesidad grandísima por hacerle a Erick una pregunta.

—¿Conociste a Martín?

Erick lo observó con detenimiento y David lo miró de reojo, tratando de hacerle ver que no le importaba ni la mitad de lo que en realidad lo hacía esa pregunta.

—Sí. Era un buen chaval, pero pasó por muchas cosas malas.

David volvió a desviar la mirada, en esa ocasión hacia el suelo. Aquel tema le podía demasiado, pero necesitaba saber más.

—¿Sabes algo de él?

A pesar de estar nervioso, Erick bostezó en ese momento por la fuerte medicación que tenía en el cuerpo, y una parte de él admiró aún más que David no se hubiese tomado nada, tan sólo se había puesto antibióticos vía tópica porque quería estar totalmente despierto y consciente en todo momento.

—He oído algo de que tendrá la condicional en poco tiempo.

A David casi le dio un infarto al escuchar aquello. El chico se pasó una mano por el pelo y trató de disimular su estado anímico. Jamás algo le había hecho tan feliz antes de conocer a Verónica.

—¿De verdad?

¿Desde cuándo él preguntaba algo así? Llevaba años sin pronunciar esas dos palabras. A él nadie se atrevía a mentirle. Él era Cobra. Nadie ni tan siquiera le tosía, y sin embargo, estaba ahí delante de Erick tratando de ralentizar los latidos de su corazón que amenazaba con provocarle un infarto.

Ni tan siquiera fue capaz de camuflar su alegría. Si Martín tenía la condicional, eso sólo podía significar que...¡Martin iba a buscarlo! ¡Iba a volver a ver a su hermano! ¡Joder! ¡Cuánto echaba de menos sus ojos grises y el verse a través de él! De más pequeño se había quedado muchas veces mirando su reflejo en los ojos de Martin. Además, su hermano siempre lograba reconfortarlo y hacerle ver las cosas de otra forma. Incluso le hizo mejorar su propia imagen de si mismo cuando era un crío sin autoestima. Le debía tantísimo a Martín que apenas podía controlar el júbilo que sintió en el pecho al saber que iba a tener la condicional. Ojalá que fuese cierto. ¿Cómo reaccionaría al saber que el responsable de todo su dolor estaba muerto? ¿Cómo se pondría de orgulloso cuando supiese que había sido él quien lo había matado? La imagen de Verónica pasó por su mente en ese instante. Ella era demasiado importante para él como para que le hablase a Martín de ella de primeras sin ver antes el estado anímico en el que se encontraba su hermano, pero estaba convencido de que tarde o temprano iba a hablarle de ella y que ambos iban a acabar llevándose bien. ¿Lo habría cambiado mucho la cárcel? ¿Seguiría siendo él? Martín siempre había mirado por él. Siempre había sido su hermano al que adoraba y que lo adoraba a él. David no cabía en sí de la alegría. Tenía al amor de su vida sano y salvo en su casa y tendría a su hermano libre de cualquier pena de cárcel en poco tiempo. ¡Qué felicidad! Eso era al fin y al cabo lo que se merecía desde hacía mucho y que siempre le habían negado. Su mente incluso empezó a fantasear con el momento en el que ambos se reencontrasen.

—Sí. —respondió Erick, dándose cuenta de la forma en la que se le habían iluminado los ojos a David y de lo difícil que había tenido que resultarle el hecho de saber que su hermano estaba en la cárcel y no saber en cual ni poder ir a investigarla sin ser condenado a muerte por Maek y sus hombres—. Eso he oído.

Erick añadió lo siguiente casi rezando por no haber oído algo falso, ya que ninguno de ellos, los subordinados, sabían tampoco dónde estaba exactamente Martin y también habían tenido prohibido tratar de localizarlo.

Y hasta aquí la actualización. ¿Cómo estáis? Espero que bien!!! A mi la cuarentena me lleva un poco de cabeza, sobre todo porque a pesar de que ya podamos salir algo más a la calle(en españa estamos en fase uno) le tengo un poco de respeto a salir  y solo salgo si tengo obligatoriamente que hacerlo. ¿Cómo lo lleváis vosotras? 

Y como siempre, contadme que tal el maratón y si os ha gustado. ¿Os esperábais esa historia del pasado del padre de Verónica? ¿Creéis que es cierta? ¿Pensáis que Verónica conseguirá sacar a Rose de Maison la Noir? ¿Qué pensáis que pasará? Os leo por los comentarios y gracias por leerme, por la paciencia y por estar ahí. SOIS MARAVILLOSAS!!!!!! <3<3<3

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