Capítulo 29.1

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La noche no tardó en llegar. Una chica con ojos azules oscuros se tumbó en la cama al tiempo que fingía que leía un libro. Sí, fingía porque era incapaz de centrarse en ninguna palabra escrita teniendo todo ese tumulto de pensamientos en su mente.

Aún sentía calor y vergüenza de cuando su padre le había dado la charla al irse David. Por mucha confianza que tuviese con él, preferiría tratar el tema sexual con su madre y no con su padre. O mejor aún, con ninguno de los dos. Lógicamente, no se le había pasado por la cabeza decirle que ya no era virgen, ni mucho menos que no había perdido su virginidad con David. Eso era algo que jamás compartiría con sus padres. El recordar la escena de cómo su padre trataba de ponerse serio para hablarle del uso del preservativo hizo que se le pusiesen coloradas las mejillas. Había hecho varios intentos de salir de su habitación, pero su padre no se lo había permitido hasta que no se había asegurado de que su hija no iba a quedarse embarazada, al menos por el momento.

—Espero que ese chico no se atreva a tocarte y mucho menos bajo mi techo. —le había dicho su padre.

Verónica negó con la cabeza en ese momento. Si su padre supiese lo que había ocurrido debajo de esa misma cama hacía unas horas. La chica suspiró mientras miraba hacia debajo del colchón. Era increíble que David y ella hubiesen cabido ahí. Ambos. Juntos. La chica se acercó a la zona donde había estado David durmiendo y se quedó mirando el suelo rememorando el momento. Esa imagen de él dormido era la que quería ver cada mañana al despertarse. Y esa paz es la que quería que David siguiese teniendo en su rostro. La que se merecía tener.

Verónica volvió a tumbarse en la cama en el momento en el que su madre entró en la habitación sin ni tan siquiera llamar.

—Ya es tarde y mañana tienes clase. Apaga la luz y a dormir. —le dijo Violeta.

Verónica obedeció sin ni tan siquiera inmutarse y se giró en la cama.

—Buenas noches mamá. —se despidió.

Su madre no tardó en arroparla y en darle un beso en la frente. Pedro ya estaba acostado desde hacía una media hora y por los ronquidos que salían de su habitación estaba profundamente dormido.

—Buenas noches, Verónica. —le respondió su madre saliendo de su cuarto y cerrando la puerta tras ella.

La chica volvió a escuchar sus pasos dirigirse al cuarto de baño, luego a la habitación de Víctor para comprobar que todo estaba bien, y luego oyó como su cuerpo se tumbaba en la cama junto a su padre. Ser madre era agotador, pero Violeta lo hacía parecer fácil. Durante esa misma tarde, Verónica había admirado a su madre en silencio. Era una mujer fuerte que siempre había mirado por los suyos. Y también era la primera en levantarse y la última en acostarse. Incluso había veces cuando ella o Víctor estaban enfermos que sacrificaba horas de sueños para estar a su lado. Durante un instante, pensó en todo el daño que aquello iba a hacerle a su madre si salía mal. Supuso que todas las personas deberían de mirar más por sus seres queridos antes de tomar decisiones que ponían en peligro sus vidas, pero en ese momento, ella tenía que hacer algo por David, y por mucho que adorase a su madre y a su familia, tenía que ser egoísta para poder ayudar y poner su granito de arena en todo el barro que envolvía a su pareja. Con remordimientos, el cariño que sentía hacia su madre se mezcló con el miedo y la expectación de lo que iba a hacer. Los minutos a Verónica se le pasaban lentos, pero en poco tiempo los ronquidos de Violeta se unieron a los de su padre, como si fuesen una sinfonía, y fue como si reloj se acelerase. También lo hizo su corazón. Era como si alguien le apretase el pecho con fuerza y no la dejase respirar. ¿Estaba segura de aquello? Sí. Plenamente. Pero no lo estaba de que fuese a salir bien. Las cosas que se hacen por amor no encuentran sentido en la razón.

Verónica no perdió ni un segundo. Sabía que sus dos amigas ya deberían de estar esperándola en la entrada del piso. La chica se puso unos calcetines más gordos y fue de puntillas hacia la puerta de entrada, abriéndola con cuidado y sin hacer ruido para luego cerrarla e iluminar el pasillo con la luz de su móvil.

Sigo subiendo <3 Gracias por leerme! 

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