Capítulo 5.2

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David la fulminó con la mirada y cogió aire tratando de calmarse. Aquella situación le podía. Era como dejar que el amor de su vida caminase hacia una bomba y la agarrase justo en el momento en el que iba a explotar voluntariamente. Verónica fue consciente de que era la primera vez que ambos se insultaban y de que su insulto había sido mayor que el del joven, pero ambos estaban con los nervios a flor de piel.

Cuando David estaba a punto de volver a gritar, Jorge lo agarró y se lo llevó a otra habitación.

—¡Cálmate David!

David se liberó de su agarre con facilidad. Sin embargo luego crispó su rostro en una mueca. El enfado le hacía olvidarse de que aún estaba malherido.

—¡¿Cómo demonios quieres que me calme?!

Verónica era capaz de escucharlos a través del pasillo, pero se quedó quieta, sin saber realmente cuanto de importante era ese lugar para David. Ni tan siquiera sabía que en esa misma habitación donde se encontraba era donde Jorge había logrado desengancharlo de las drogas cuando aún era un niño. Ajena a aquello, no tardó en escuchar la voz de su padre y eso la puso histérica.

David vio acercarse a Pedro con cara de preocupación por los gritos que había escuchado desde fuera de la vivienda. Jorge había dejado la puerta entreabierta porque iba a ir a sacar la basura y por eso entró sin dificultad. David se cruzó en el camino de Pedro e intercambiaron una mirada. Pedro estaba furioso. Ese chico había ido a por Verónica y él estaba seguro de ello. Se había llevado a su hija a casa de Jorge sin decir nada y encima ella no había respondido a sus llamadas. Enfadado, entró con intención de tener un cruce de palabras con David pero había algo en el rostro del chico cuando lo vio que le hizo quedarse quieto en el sitio. Pedro le dirigió una mirada a Jorge por haber entrado así sin más en su casa y David dejó de gritar encontrando en Pedro alguien que podía ser su aliado en aquel preciso momento.

El chico dudó durante unos instantes, pero sabiendo lo que se jugaba, hizo algo que jamás había hecho antes y que jamás volvería a hacer. Comenzó a explicarle lo que Verónica quería hacer y lo que para él era una locura, buscando el apoyo de Pedro, quien se lo dio sin lugar a dudas debido a que su prioridad en la vida era proteger a sus hijos. Él y David aún se llevaban mal, pero había un respeto entre ellos que antes no estaba, y el hecho de que le hubiese salvado la vida y que viese la paliza que le dieron, lo había hecho bajar un poco el nivel de ataque con respecto al chico. Al menos hasta que se recuperase. No le daba ni una sola oportunidad con respecto a su hija, ya que no lo quería para ella, pero ya no le aterraba tanto la idea de que se viese con él.

—¡¿Qué mi hija quiere hacer qué?! ¡¿Dónde está esa niña del demonio?!

Verónica puso los ojos en blanco, pero a una parte de ella, esa que le recordaba que solo tenía diecisiete años y que lo que pensase su padre, le asustó que Pedro perdiese los papeles. Trató de calmarse y esperó a que fuese él quien se acercase a la habitación. David lo seguía a poca distancia pensando lo mismo que Verónica, pero con la diferencia de que él bajo ningún concepto iba a dejar que le pusiese una mano encima a la chica. No delante de él y por algo que ella aún no había hecho. Le daba igual quien fuese con respecto a ella. No dejaría que nadie le hiciese daño. Aún recordaba la cachetada que Violeta le pegó aquella noche.

Jorge entró en la habitación una milésima de segundo después, tratando de controlar a Pedro. Verónica le aguantó la mirada a su padre mientras le gritaba que estaba loca y que iría a ese lugar por encima de su cadáver, pero a ella le dio todo igual. La decisión ya estaba tomada.

Hasta aquí el maratón. Muchísimas gracias por leer! Contadme si os ha gustado por favor!!!!! Un abrazo enooooorme! Sois maravillosas!

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Fb: sarah mey libros

Este maratón se lo dedico a mi chilena favorita <3 Ella sabe quien es! :P  

CIUDAD DE FUEGO© (3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora