Tosí ahogándome con mi propia saliva y cubrí mi boca retrocediendo. Él volteó con brusquedad, pero sin poder enfrentarlo seguí mi camino corriendo en las escaleras con prisa. Me encerré en mi habitación y solté una gran bocanada de aire.

Desconcertada abrumada y aturdida miré el vacío.

No lo entendía. Sin ni siquiera saber que rayos había oído, o que rayos significaba, es decir. ¿Le dijo que la ama? ¿Después de discutir?

Miré el espejo con mi reflejo. Me dolía sin siquiera saber que sucedía. Algo no estaba bien.

Intenté convencerme a mí misma que solo era un malentendido, que quizás ni siquiera se lo había dicho a ella, pero eso me confundía aún más, me hacía sentir peor.

Salí rápidamente del baño en cuando terminé, regresando a la sala antes de comenzar a pensar tanto que terminara haciéndome mal y de alguna forma me cegara y no me dejara continuar.

—¿Qué me perdí? —Pregunté refiriéndome a la película como si nada pasara mientras acomodaba mi cabello hacia atrás. Una impaciencia extraña encogió mi estómago. No había oído bien, no podía dar por hecho algo que no había oído bien. Todo se podía malinterpretar oyendo solo un lado de la versión. Aunque sonara suficiente... estaba fuera de contexto.

Mordí mi labio, insegura, con un gran malestar.

—La casa se incendió. —Respondió Ethan mientras yo me sentaba en un sillón individual. Fruncí el ceño mirándolo. —Literal. —Añadió. Asentí soltando una pequeña risa. Cuando me fui la pareja estaban en una situación comprometedora, talvez había usado una metáfora o algo así.

Miré de reojo a Harry y caí en cuenta que su mirada ya estaba en mí. Palmeó su lado, en donde yo antes estaba, el lugar que consciente había esquivado. No soportaba la distancia, no era el hecho de los metros que nos separaban sino la sensación que sentía a causa de mi inseguridad. No debatí mucho con mi mente ni mi orgullo, escuchara lo que escuchara si no tenía pruebas de que estaba engañándome no me alejaría de él. Incluso podía averiguar por mis propios medios, pero le dije que confiaría en él, se lo prometí.

Finalmente me senté a su lado y él me volvió a abrazar atrayéndome hacia él.

—¿Qué oíste? —Me murmuró a los minutos. Respiré profundo.

—¿Acaso importa? —Murmuré en un tono tranquilo sin quitar la mirada de la televisión. —Lo suficiente. —Añadí. —Sabes que algún día lo sabré si tú no me dices ¿no? —Le di una miradita, tan solo eso, aquello que no necesitaba respuestas.

En su mirada pasaron mil cosas a la vez.

Corrieron diez o talvez quince minutos cuando el timbre sonó. El moreno apagó el Tv y arrojó el control al sofá, indignado, haciéndome reír, aunque protestamos con Harry a la vez.

—¡Claramente no es nuestro día de películas! —Exclamó. Él se puso de pie con las claras intenciones de ir a abrir.

—¿No tienes otra cosa más emocionante que hacer que grabarme? —Le pregunté a Josh arrojándole una fritura al lente de la cámara. Él solo negó. —Pues consíguete otro trabajo, este apesta. —

Harry sonrió mirándome.

—Hay una mujer afuera que quiere hablar contigo, Jessi. No sé quién es, pero dice que te conoce. No quiso decirme su nombre. —Ethan me quitó una fritura para luego comerla. —Atiéndela, yo iré a cocinar. —

Me puse de pie saludando la cámara, con la clara intención de que no me siguiera.

Me dirigí hacia la puerta y la abrí. Me encontré con una mujer preciosa a metros míos. Sus ojos estaban maquillados de negro y sus labios delineados de rojo. Su cabello rubio ondeó con la brisa del clima. Una camisa beige por debajo de Jeans blancos y tacones aguja color negro. Aquella imagen me hizo reaccionar. Entonces sonreí, para borrar aquello completamente inapropiado de observarla tanto antes de saludarla.

ARDER EN LIBERTADWhere stories live. Discover now