DOCE.

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Dentro de todo lo ocurrido había despertado temprano, llamé a Tati, ella se disculpó por no haber estado conmigo completamente, pero era absurdo, me sentía bien porque ella estaba feliz con mi hermano, sin embargo, le comenté todo lo sucedido con William, no obstante, todo lo que debía decirle con respecto a él ella ya lo sabía porque ya había hablado con Pierce, entonces le conté todo lo que sucedió con Pierce, y por primera vez al escuchar atenta, luego, se quedó sin palabras. Al final, cuando le conté sobre mi hazaña la hice reír, ella me aseguró que soy increíble, que luego hablaríamos mejor en persona, porque por teléfono podría malinterpretar todo lo que tenía para decirme.

—Buen día. —Saludé a Bruno al entrar a la cocina en busca de mi desayuno.

—Hola. —Respondió cortante. Solté un suspiro de cansancio.

—No te hice nada para que te comportes así conmigo, tú, en cambio te adueñaste de mi mejor amiga y sin embargo no estoy siendo una perra contigo. —Escupí molesta. Me parecía increíble que con tan solo un día de su llegada estuviera enfadado conmigo.

Mis padres entraron platicando entre ellos, callándome.

Mi hermano se limitó a mirarme.

—Hablaremos luego Jessica. —Y sin más se retiró de la cocina.

—Buen Día. —Actué de lo más normal posible. Mis padres vestían listos para ir a trabajar.

—¿Cómo te sientes? —Me preguntó mamá. Papá, que extraía agua de la nevera me miró.

—Mejor, gracias.

—¿Te agradó Melodi, cielo? —Preguntó papá. Él sabía que no era así, sin embargo, lo hacía a propósito por haber sido tan maleducada con ella. Esbocé una mueca, pero no respondí. —Pensamos que en la próxima cena podríamos invitarla. —

—Uhm, sería genial. —Asentí mirando mi manzana. Él suspiró, como si todo mi comportamiento lo hubiera cansado.

—No fue adecuado el comportamiento que usaste con ella durante la noche. —Me dijo de repente, mirándome mal. —Ella intentó ser agradable contigo y tú no se lo permitiste, además hubieron podido ser amigas, si es la novia de Harry debe agradarte tanto como él. —

—No estoy de acuerdo contigo, pero tampoco quiero discutir. Si quieres invitarla bien, pero no me esperes en la mesa cuando lo hagas. —Escupí con fastidio. Ambos se fueron dejándome sola.

¿Acaso era yo la del problema?

—¡Cuida a tus hermanas, Bruno! —Oí gritar a mamá, luego al cerrar la puerta el ruido invadió la casa completa.

Eso sí era graciosísimo.

—¿Cómico no crees? Tantos años cuidando de Lou y de mí sin ayuda y aun así creen que no podemos hacerlo solo porque ahora estas tú. —Al encontrar a mi hermano en la sala, no pude guardarme lo que tenía para decir.

—¿Qué se te pasó por la mente al besar a Martin? —Escupió con molestia. Miré mi alrededor ¿Qué besa increíble tanto para hacerme olvidar a Harry? —Disculpa, ¿Qué se te pasó por la mente al querer besar a Martín? —Corrigió.

—Uhm... —Rasqué mi cuello abrumada.

—No respondas. —Me dijo. —No debiste hacerlo, y lo sabías. —Asentí de acuerdo.

—Es cierto, lo siento. —Asentí.

—¿Por qué lo hiciste entonces? —

—No lo sé, porque no me sentía bien. —Respondí mirando mis manos. Él me mantuvo la mirada con calma. Entonces se arrastró en el sofá hasta llegar más a mi lado.

ARDER EN LIBERTADOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz