CUARENTA Y OCHO.

2.1K 98 0
                                    

¡Hoy es víspera de navidad!

Estaba feliz, habían pasado unos días y mi estabilidad psicológica se había vuelto mucho más estable con el paso del tiempo, estaba llena de calma. La presencia de Ethan y Harry con nosotras suavizaron completamente el viaje de mis padres, la pasábamos muy bien juntos. Por supuesto algunas veces la convivencia no era perfecta, pero eso lo hacía real. Había disculpas reales y mucho mucho amor.

Esta navidad Lou y yo iríamos a cenar a la casa de Tati con su familia. Mientras que Harry y Ethan, irían por sus lados.

Y esta víspera de navidad era diferente, me traía completamente nerviosa desde hace días. Y todo por algo que tenía el completo control de mis pensamientos y emociones.

—¿Lista? —Harry abrió la puerta de mi habitación con cuidado y me dedicó una pequeña y hermosa sonrisa al verme. Negué abrazándome con un acto de reflejo nervioso. Se veía increíblemente apuesto. Deslumbrante, seductor, precioso. Pierce entró y cerró la puerta tras él.

Se aproximó a mí con seguridad y elegancia.

Acunó mi rostro con sus manos.

—Todo va a estar bien. —Me aseguró, confiando en mí. Me hizo sentir más tranquila. Podía hacerlo, por supuesto podía.

Sonreí llena de una corriente que recorrió mi cuerpo entero. Nerviosa busqué sus labios para besarlo mientras reía de los puros nervios. Él comenzó a reír. Me alejé para abrazarlo.

Nada malo podía pasar, estaba lista, yo era muy capaz.

—¿No te pondrás eso? —Preguntó señalando lo que yacía sobre mi cama cuando tomé mi bolso para ponerlo sobre mi hombro.

—No, tengo otro vestuario para hoy. —Sonreí.

—Pero eso te queda jodidamente sexi... —Se quejó, como si realmente le afectara. Solté una risa.

Él no había visto lo que me pondría en la presentación.

Alcancé mi celular y finalmente tomé una gran inhalación.

—Creo que ya estoy lista. —Rasqué mi cuello. —Bueno, psicológicamente aún no, pero se me hace tarde. —

—Bueno, podemos sentarnos aquí a esperar. —Se sentó en la cama y negué, presa del pánico para que no llegáramos tarde.

—No, no podemos sentarnos a esperar. —Tomé su brazo y lo obligué a ponerse de pie. Reí nerviosa, pero instantáneamente me entraron unas ganas de llorisquear, mi estómago se sentía tan raro. Hace mucho no tenía esta sensación de nervios y ansias a la vez.

—Tranquila... —Soltó una risita realmente divertido a medida que tomaba mi cintura para acercarme a su cuerpo. Me llenó de besos, embelesándome. —Lo harás asombroso, ninguno duda de ello. Saldrá todo increíble. —Sus labios acariciaron los míos de una manera fascinante, y al instante mis piernas temblaron.

Me sentí completamente agradecida por tenerlo junto a mí.

Acarició con sus pulgares mis mejillas y me besó con dulzura, llenándome de su amor tan arrasador y eléctrico, tan fascinante y abrumador. No pude evitar sonreír complacida mientras continuaba besándome.

—¡Jessica! ¡Vamos! —Oímos la voz de Lou tras la puerta, pero no alcanzamos a separarnos lo suficiente, la puerta ya estaba abierta de par en par con una pequeña mirándonos temerosa.

Por supuesto ya no era fiable el argumento de Harry que solo eran besos sin significado y casuales. Esto que había visto era más íntimo y secreto.

—Lou... —Jadeé con el corazón en a boca, me acerqué cuidadosa hasta llegar hasta ella.

ARDER EN LIBERTADWhere stories live. Discover now